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Joan Tapia

Confidencias Catalanas

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¿Está equivocada la derecha?

Las encuestas solventes de los dos grandes diarios catalanes dicen que hay más partidarios del diálogo que de la aplicación de otro 155

Foto: Concentración en la plaza Colón de Madrid. (EFE)
Concentración en la plaza Colón de Madrid. (EFE)

Hace unos días, PP, Cs y Vox convocaron una gran manifestación en Madrid para salvar España, protestar indignadamente contra la figura del relator (una especie de mediador entre los partidos independentistas y los españoles que formarían una hipotética comisión de partidos) y exigir unas inmediatas elecciones generales. Luego tumbaron los Presupuestos de Sánchez uniendo su voto a los independentistas.

Y ahora —convocadas ya las tan imprescindibles elecciones— Pablo Casado afirma con autosatisfacción y aires de invencibilidad que el PP ha evitado la venta de España a los independentistas. Y Albert Rivera se compromete a no pactar con Pedro Sánchez, acusado de traición por haber negociado con “golpistas”. Cs promete no pactar con el PSOE (partido constitucionalista) pero se abre a un pacto a la andaluza con Vox, que no esconde su sintonía con Marine Le Pen, la candidata de la extrema derecha francesa contra el partido de Macron (referente de Rivera).

Foto: El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera (c), junto a José Manuel Villegas (i) e Inés Arrimadas (d). (EFE)

Pero cuando el domingo la prensa catalana ('La Vanguardia' y 'El Periódico') publicaron las primeras encuestas sobre el 28-A, tuve la sospecha de que la derecha podía haberse equivocado al forzar las elecciones predicando que estaban en juego la unidad de España y la Constitución del 78. Y asocié el triunfalismo de Casado con el de Artur Mas en 2012, en aquellas elecciones que anticipó y en las que reclamaba una mayoría no absoluta sino excepcional para que Cataluña avanzara hacia la autodeterminación.

Y me vino a la memoria aquel cartel de Mas mirando desde las alturas, cual moderno Moisés, con el lema 'La voluntad de un pueblo'. El resultado fue que Artur Mas no solo no logro la mayoría absoluta, menos todavía la excepcional, sino que bajó de 62 a 50 escaños en un Parlamento de 135 diputados. Mas había confundido sus deseos, y lo que decían sus cortesanos y su aparato de propaganda, con la realidad. ¿Y si a Pablo Casado le estuviera pasando algo similar?

¿Está cometiendo Casado en España el mismo error que Artur Mas en Cataluña en 2012, creerse la propia propaganda y despreciar a los otros?

Y la reflexión no me vino tanto por el voto estimado o la atribución de escaños (en ninguna de las dos encuestas la fórmula andaluza tiene mayoría absoluta) sino por diversas preguntas de los sondeos y por la prepotencia (el ninguneo a los españoles que no sintonizaron con la plaza Colón), que me recordó vivamente el desprecio con el que el 'agit-prop' independentista trató a los catalanes españolistas, constitucionalistas o partidarios de la tercera vía, en las elecciones de 2012. Como si no fueran dignos de ser catalanes si no creían en el futuro predicado por el profeta Mas.

Ahora Pablo Casado, temeroso de que la división de la derecha —Vox le resta votos— haga que el PSOE sea el primer partido en muchas provincias y pudiera tener mayoría absoluta en el Senado (el primer partido gana tres senadores por provincia y el segundo se queda con uno), dice que los candidatos al Senado por el PP serán “los senadores del 155”, como si estuviera fuera de toda discusión que la mayoría de los españoles quieren que se aplique a Cataluña, por tiempo indefinido y con sed de justicia, una medida excepcional (a la que Rajoy solo se decidió en el último minuto). Y que los españoles contrarios —o escépticos— respecto al 155 son sospechosos de alguna cosa.

Foto: Pablo Casado durante la rueda de prensa tras la convocatoria de elecciones. (Reuters)

¿De dónde saca Casado esa seguridad y ese complejo de superioridad ante los que no comparten sus opiniones? Vamos a lo que dicen las encuestas, no ya a las de estimación de voto, que de aquí al 28-A pueden cambiar, sino sobre las cuestiones de fondo que ya dominan la campaña.

Casado y Rivera propugnan la aplicación de un 155 “mas largo” (como mínimo) y la prohibición de negociar con los “golpistas”, los representantes del 47% de los catalanes en las elecciones catalanas del 21-D de 2017, convocadas por Rajoy al amparo del 155. ¿Qué piensan de esto los catalanes y el resto de los españoles?

Según la encuesta de 'El Periódico', realizada por Gesop, el 86% de los catalanes cree que el Gobierno de España debe abordar el conflicto mediante el diálogo contra solo el 7% de partidarios del 155. Y en la totalidad de España, el 52% se inclina por el diálogo frente al 37% que lo hace por el 155. Incluso si excluimos a los catalanes —pese a que son españoles—, se mantiene la mayoría favorable al diálogo y contraria al 155: 46,3% contra 43,9%.

La opinión publica no es uniforme sino plural. El 50% no cree que la apuesta por el diálogo esté poniendo en riesgo la unidad de España

Y los datos de la catalana Gesop coinciden con los de la encuesta de GAD3 que dirige Narciso Michavila. GAD3 es un acreditado instituto que trabaja a menudo para el 'ABC' y que acertó el resultado de las últimas elecciones catalanas, y su director —gran crítico del CIS de Tezanos— no parece proclive al secesionismo. Pues bien, según la encuesta realizada para 'La Vanguardia', los partidarios del diálogo son también el 52% mientras que los del 155 se reducen al 34%. La coincidencia sobre la preferencia del diálogo sobre el 155 es casi total entre las dos encuestas de los dos diarios. Y ambas están hechas tras la manifestación de la plaza Colón. ¿Por qué pues Casado y Rivera ningunean continuamente —y sugieren complicidades sospechosas— a quienes no creen en el 155?

¿Mala información? ¿Confunden sus deseos con la realidad, como Artur Mas en 2012 y 2017? ¿Hacen la arriesgada apuesta de ganar las elecciones crispando contra Sánchez y el independentismo?

Foto: El 'expresident' de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont. (EFE)

La encuesta de GAD3 profundiza más sobre la actitud de los españoles ante la crisis catalana en una serie de preguntas. El 40% cree que la apuesta de Pedro Sánchez por el diálogo pone en riesgo la unidad de España, pero el 50% opina lo contrario. Más interesante (incluso para Alfonso Guerra), el 47% cree conveniente la figura del mediador en un diálogo entre partidos. El 40% cree justificada la acusación de rebelión contra los dirigentes independentistas porque hubo violencia, pero el 45% cree lo contrario. El 44% cree que la prisión provisional de mas de un año aplicada a los dirigentes independentistas es desproporcionada frente al 42%.

Con estos datos —que dicen que España está bastante partida respecto a lo conveniente para afrontar la crisis catalana—, todavía se entiende menos el maniqueísmo de Casado y Rivera. ¿Por qué no lee Casado antes de tirarse a la piscina las encuestas de Michavila, como hacían Aznar y Rajoy con las de Pedro Arriola?

Foto: El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

En todo caso, es legítimo y obligado preguntarse si la derecha no se ha equivocado al lanzarse precipitadamente a una campaña contra Pedro Sánchez. Quizá les hubiera ido mejor dejar que el líder socialista se fuera cociendo poco a poco en las dificultades de su apuesta. Negociar con Puigdemont, que no quiere negociar y que al final es quien manda en el PDeCAT y condiciona a ERC, no es fácil.

Una última pregunta. En las elecciones catalanas de 2017, Cs sacó un 25% de los votos porque canalizó mucho voto útil antiindependentista. Ahora solo un 9,7% de los catalanes dice que Albert Rivera es su presidente de Gobierno preferido. ¿Qué le ha pasado a Rivera entre diciembre de 2017 y febrero de 2019?

Hace unos días, PP, Cs y Vox convocaron una gran manifestación en Madrid para salvar España, protestar indignadamente contra la figura del relator (una especie de mediador entre los partidos independentistas y los españoles que formarían una hipotética comisión de partidos) y exigir unas inmediatas elecciones generales. Luego tumbaron los Presupuestos de Sánchez uniendo su voto a los independentistas.

Pablo Casado Pedro Sánchez Extrema derecha Cataluña
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