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Convención demócrata. Primer acto en ocho tuits
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Convención demócrata. Primer acto en ocho tuits

La situación llegó a ser tan delicada que el propio Sanders envío este SMS a los partidarios: “Os pido como cortesía hacia mí que no mostréis ninguna señal de protesta”

Foto: Hillary Clinton. (Reuters)
Hillary Clinton. (Reuters)

El rodaje de cada capítulo de 'Juego de tronos' cuesta unos seis millones de dólares. La convención del Partido Demócrata tiene un presupuesto total de 85 millones, toda una superproducción diseñada para contar una historia en cuatro días, con audiencias de hasta 50 millones de espectadores. Esa historia llega enmarcada bajo un título -el lema “Stronger together”- y puede contarse en dos actos.

El primero es la superación de la división interna tras unas primarias en las que Sanders y Clinton han competido duramente. El segundo es la construcción de la unión en torno a la candidata que se enfrentará con Trump en noviembre.

Como la política nunca es estática, el trabajo de un montón de meses siempre puede saltar por los aires en unos minutos. Fue lo que ocurrió pocas horas antes de la Convención.

La súbita aparición en Wikileaks de los 28.000 correos electrónicos pudo llevarse por delante la convención demócrata. El movimiento estaba pensado para eso, para desatar la ira entre los de Sanders -40% de los delegados- y desencadenar un motín en las tropas demócratas.

La situación forzó al Partido Demócrata a hacer un ejercicio de elasticidad. Ya no solo había que ejecutar un guion, también había que gestionar una crisis.

Así que a reaccionar y rápido. Borrar del mapa a la presidenta del partido -salpicada por el escándalo-. Y después ofrecer un sacrificio humano para la muchedumbre, llamar inmediatamente a Bernie que para eso es un hombre de partido.

Rápido, todas las cámaras a un encuentro de Sanders con sus seguidores dos horas antes de la convención. Y que diga que el adversario es Trump y que Hillary tendrá su respaldo. Aquí puede verse la reacción de los suyos. Fue severamente abucheado.

Pocos minutos después, algunos de esos seguidores trataban de bloquear la entrada a la convención. Y una hora más tarde, pasada ya la inauguración, muchos de sus delegados gritaban “Bernie!, Bernie!” para desesperación de todos los oradores y de una organización que veía como el evento se les escapaba de las manos.

El clima del conflicto estaba marcando el inicio de la convención. La situación llegó a ser tan delicada que el propio Sanders envío este SMS a los partidarios: “Os pido como muestra de cortesía hacia mí que no mostréis ninguna señal de protesta en la sala”.

Así reaccionaban los suyos cada vez que se nombraba a Hillary.

Y, sin embargo, el guion aguantó. La parrilla de las intervenciones estaba tan bien diseñada que, además de canalizar el buen desarrollo de la superproducción, permitió absorber el impacto de lo inesperado.

El discurso de Sanders comenzó a serenar las aguas porque ofreció un sedante político -gracias a nuestro trabajo el Partido Demócrata compite hoy con el programa electoral más progresista de su historia- y porque levantó la bandera del patriotismo de partido.

“Hillary Clinton será una gran presidenta y yo me siento orgulloso de apoyarla”.

Todavía quedaba algo de marejada en la sala. Hasta que llegó Michelle Obama. Su sola entrada generó un tremendo silencio, respeto y veneración, el primer momento sin división en toda la convención.

Y también la primera frase memorable. Es verdad que su discurso se sostuvo sobre el terreno de lo emocional. Pero también es cierto que hubo un instante en el que cambió el gesto. Y lanzó una tremenda carga de profundidad a quienes con su actitud estaban dañando al partido.

“Cuando Hillary no ganó la nominación ocho años atrás, ella no se enfadó, ni se desilusionó, ella no hizo el equipaje, ni se fue a casa…”.

Así terminó la primera jornada, con bastante sensación de alivio. El riesgo del motín había sido contenido.

El siguiente día contenía dos hitos: los votos y el discurso de Bill Clinton.

La votación siguió mostrando tensiones, menores pero todavía claras. No será sencillo que todos los seguidores de Sanders se enrolen en la campaña de Hillary. Cien se marcharon de la sala.

Pero Sanders tuvo un gesto más. Podrá volver a casa sintiendo que ha salvado a su partido en un momento decisivo.

En cualquier caso, sí que puede concluirse que el discurso de Bill Clinton cerró brillantemente el primer acto de la convención, la superación de la división. Lo hizo con un discurso escrito como una canción de amor y, al mismo tiempo, como un acto de reivindicación. Redactado para desmontar la imagen que los adversarios han construido de Hillary, tan llena de obstáculos y estereotipos como los que tiene que afrontar cualquier mujer.

Y esa canción contiene un acorde de gran potencia. No está siendo destacado en los titulares pero es el mensaje más valioso de toda la intervención. La frase “Hillary nunca os abandonará” cuando las cosas se ponen mal. Tiene un valor muy especial cuando es dicha por quien la ha dicho.

Esas palabras implican tanto, son tan útiles para reconfigurar el relato de Hillary hacia la Casa Blanca que ya han sido pronunciadas antes en la misma convención, también para pasar por debajo del radar.

No es por azar, es un trabajo de equipo, los mejores guionistas son también los que mejor y más imperceptiblemente se sincronizan.

Quédense con esa idea, es un pequeño hallazgo pero podría ser el principio de algo. Materia prima para el relato de la mujer luchadora. Puede que la campaña de Hillary decline de mil formas y en mil formatos ese concepto.

Y, por favor, quédense también con algo más. Este texto se aproxima a dos escenarios de la convención demócrata. Lo que se ve en el plenario y lo que ocurre en el 'backstage', donde trabajan los guionistas.

Pero hay un tercer lugar en esta historia, un tercer escenario. El ala oeste de la Casa Blanca.

Parece claro que Trump está detrás de la salida a la luz de los 28.000 correos electrónicos. Pero queda por aclarar quién y cómo los obtuvo.

En la Casa Blanca tienen que estar trabajando sobre eso. Si pueden vincular a Trump con Putin, el retorno de la operación de sabotaje a los demócratas puede ser incontrolable para el candidato y para el Partido Republicano, y no solo en esta campaña.

Tengan en cuenta que esta frase no se ha dicho porque sí.

Hasta aquí llega el primer acto, quedan los platos fuertes. Los discursos de Obama y de Hillary. Volvemos pronto.

El rodaje de cada capítulo de 'Juego de tronos' cuesta unos seis millones de dólares. La convención del Partido Demócrata tiene un presupuesto total de 85 millones, toda una superproducción diseñada para contar una historia en cuatro días, con audiencias de hasta 50 millones de espectadores. Esa historia llega enmarcada bajo un título -el lema “Stronger together”- y puede contarse en dos actos.

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