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'Ley Wert', la primera mina que puede pisar el Gobierno
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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'Ley Wert', la primera mina que puede pisar el Gobierno

Previsiblemente, los números contra la 'ley Wert' no serán menores a los que recibió Jorge Fernández Díaz hace unos días. La derrota política parece inevitable. Contundente

Foto: Abrazo entre el exministro Wert y Méndez de Vigo. (EFE)
Abrazo entre el exministro Wert y Méndez de Vigo. (EFE)

Es una verdad universalmente reconocida que con cada nuevo Gobierno comienza entre los ministros la rifa del estigma. Lo saben los veteranos, que procuran pasar desapercibidos durante estas semanas. Saben lo que espera a uno de los suyos. Alguien concentrará la hostilidad de los adversarios, será marcado como carne de 'meme' para las redes sociales, y quedará definitivamente fijado como el 'pim pam pum' del Ejecutivo hasta que llegue la caída. La pregunta es… ¿Quién?

Es pronto para saberlo, la ruleta acaba de empezar a girar. Basta, eso sí, con un ligero soplo, con un leve patinazo, para que la bola cambie de trayectoria y termine incrustada en un casillero insospechado antes de lo que se piensa. A partir de ahí, ya solo le quedan tres opciones al agraciado: camuflarse en el paisaje, convertirse en diana de todas las bromas o transformarse en depositario de todos los odios. No va más.

En la pasada legislatura, el primer premio le tocó a Wert. Llegó brillando como el toque de distinción intelectual en el equipo y salió sonoramente galardonado con la colección completa de tobas y collejas españolas. Sin embargo, dejó algo. Dejó una ley que tiene su nombre y que contiene para el sucesor la amenaza del repudio público.

La semana anterior nos dejó claro que Méndez de Vigo no ha detectado todavía el grave riesgo que la 'ley Wert' supone en términos de supervivencia política personal y de desgaste para el Gobierno. Viene de hacer gestos, es cierto, pero también se le ve decidido a dar una batalla que tiene perdida de antemano.

Recordemos a Gallardón. Entró en el Gobierno a hombros, y salió triturado por la movilización para defender el derecho a elegir sobre la maternidad

Hay pocas cosas que puedan poner de acuerdo a la oposición en este Parlamento. Pero esta es una de ellas, de hecho, quizá sea la primera materia en cortocircuitar la 'geometría variable' que el PP necesitará para negociar en el Congreso un día sí y al otro también.

En el rechazo a la herencia recibida de Wert son muchas las probabilidades de que la suma de escaños entre PSOE, Podemos y Ciudadanos resulte inalterable. Nadie va a querer bajarse de ese barco y, además, tampoco faltarán respaldos entre los nacionalistas. Previsiblemente, los números contra la 'ley Wert' no serán menores a los que recibió Jorge Fernández Díaz hace unos días. La derrota política parece inevitable. Contundente.

Lo mismo puede decirse respecto al conflicto social. Hoy, la comunidad educativa es la más organizada de todo el país y también la más motivada. La complicidad entre alumnos, padres y profesores ha crecido durante estos últimos años, y solo puede crecer ahora que se ve la oportunidad de alcanzar la orilla. Las condiciones para que crezca la contestación social a la política del Gobierno están activadas. Pasará si hay más recortes. Pasará si la 'ley Wert no es retirada. No pararán.

¿Qué puede ocurrir en ese caso? Miremos hacia el pasado. Busquemos otro ejemplo, recordemos a Gallardón. Entró en el Gobierno a hombros, con valoración de primer espada, y salió triturado por la capacidad organizativa que tuvieron las mujeres para defender el derecho a elegir sobre su maternidad. La lección es clara: conviene no infravalorar el impacto que todavía pueden tener algunas movilizaciones sobre el clima de opinión pública.

Pero miremos también hacia el futuro. ¿Puede la contestación a la 'ley Wertl enturbiar la paz social durante esta legislatura? A eso jugará seguramente Podemos, los morados necesitan recorrer una ruta hacia el objetivo de paralizar el país en una huelga general y la primera etapa está en parar los centros educativos. Además, si el PP no sabe retirarse a tiempo, puede darse por hecho que tanto los sindicatos como el PSOE también confrontarán.

Por lo tanto, la derrota parece tan clara en el Congreso como en la calle. Y mientras el Gobierno persevere en ella, demostrará que no ha interiorizado que las cosas han cambiado. Porque es verdad que las urnas le han dado el poder a Rajoy, pero también es cierto que no le han entregado todo el poder y tiempo habrá para comprobarlo.

Lo veremos con algunos de los temas que definen la agenda ideológica del PP. Bastantes de ellos están sencillamente fuera de los límites marcados por la aritmética parlamentaria y, como consecuencia, son material explosivo para un Gobierno en minoría como el actual. Son minas en el paisaje político que pueden pisarse descuidadamente. Al Gobierno no le vendría mal tener marcadas esas minas en un mapa, identificar los puntos en los que convergen (como ocurre con la educación) la sensibilidad social y la posibilidad de acuerdo entre PSOE, Podemos y Ciudadanos.

Foto:  Varios estudiantes realizan uno de los exámenes de la prueba de Selectividad en la Escuela de Ingenieros de Bilbao. (Efe/Javier Zorrilla)

El consenso es el camino. Ya sé que puede parecer contraintuitivo, pero creo que de cara a esta legislatura (tanto para el propio Rajoy como para España) es menos útil la 'ley Wert' que el trabajo llevado a cabo por Gabilondo como ministro de Zapatero. Nunca ha estado nuestro país tan cerca como entonces de alcanzar un Pacto de Estado por la Educación. Y no puede descartarse que sobre esa base pueda levantarse un acuerdo fuertemente respaldado en el Congreso.

No sería fácil, desde luego. Pero más difícil será evitar que Méndez de Vigo quede marcado abanderando una Ley que no termina de creerse y que ya está perdida. Entre otros motivos, porque mientras los demás se esfuerzan por mantener un perfil bajo, él ya está sobreexpuesto en los medios por exigencias del guion. Ya veremos si fue buena idea nombrarle portavoz con lo delicada que está la educación, ya veremos.

De momento, una frase suya del fin de semana se comentaba en la puerta del colegio esta mañana. Una madre contaba lo que pensó tras verle diciendo que derogar la Lomce sería dejar a millones de niños en el limbo. “Puestos a palabras sectarias, prefiero el limbo al infierno de la 'ley Wert”. Son solo unas palabras, un leve soplo. Mientras tanto, la ruleta sigue girando…

Es una verdad universalmente reconocida que con cada nuevo Gobierno comienza entre los ministros la rifa del estigma. Lo saben los veteranos, que procuran pasar desapercibidos durante estas semanas. Saben lo que espera a uno de los suyos. Alguien concentrará la hostilidad de los adversarios, será marcado como carne de 'meme' para las redes sociales, y quedará definitivamente fijado como el 'pim pam pum' del Ejecutivo hasta que llegue la caída. La pregunta es… ¿Quién?

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