Es noticia
Trump en el pastel de Putin
  1. España
  2. Crónicas desde el frente viral
Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

Por

Trump en el pastel de Putin

EEUU se encuentra en uno de los momentos más delicados de su historia, tanto que de seguir así resultará difícil que las salidas no acaben reducidas a dos: o cae él, o caerá el país

Foto: El presidente electo estadounidense, Donald Trump. (EFE)
El presidente electo estadounidense, Donald Trump. (EFE)

Ayer fue un mal día para los guionistas de series para televisión. Quienes escriben historias tipo “House of cards”, “Homeland”, “Scandal”, “El ala oeste de la Casa Blanca”…; saben que han quedado en evidencia, que todo el público ha visto que estaban vendiendo un “Barrio Sésamo” para adultos. La ficción que se nos ofrecía como turbia es inocencia y simpleza pura al lado de los hechos que se están consumando en Estados Unidos. La rueda de prensa de Trump lo ha dejado demostrado.

Visualicemos el inicio del capítulo. Viernes pasado. Se abre una puerta y entran al mismo tiempo los responsables de las cuatro principales agencias de inteligencia (CIA, NI, FBI, NSA). Se acercan a la mesa del Presidente electo. Uno de ellos saca dos documentos breves del maletín. El primero es un informe sobre el hackeo ruso a las elecciones norteamericanas. El segundo, la demostración en dos folios de que Rusia tiene información que compromete gravemente al hombre que pronto será el más poderoso del mundo.

Pocos días más tarde, justo cuando los miembros del futuro gobierno tienen que pasar el examen del Senado, el medio con más capacidad de influencia (CNN) y el que tiene mayor capacidad de viralización (Buzzfeed) publican lo que parece ser parte de la información que era secreta.

Como consecuencia, Trump se ve forzado a convocar una rueda de prensa, la primera de desde finales de julio. Llega con dos mensajes: un reconocimiento muy medido (“en lo referente al hackeo de las elecciones, creo que ha sido Rusia”), y una negación desmedida sobre todo lo que pueda afectarle a él tanto en el ámbito personal como en el económico (incorporando, de pasada, malsonantes ataques a la prensa y a los servicios secretos).

Ver a Trump indignado por las “fake news” después de haber dicho, por ejemplo, que el padre de un adversario en las primarias republicanas participó en la muerte de Kennedy, tendría su gracia si esto fuera una ficción.

Pero lo cierto es que Estados Unidos se encuentra en uno de los momentos más delicados de su historia, tanto que de seguir así resultará difícil que las salidas no acaben reducidas a dos: o cae él, o caerá el país.

A cortísimo plazo, y al ritmo que van las cosas, no puede descartarse nada respecto a Trump. Podríamos encontrarnos ante los primeros pasos de una enorme operación de estado. Si la información es cierta y salen las pruebas a la luz, las repercusiones serían incalculables e inmediatas. Si son falsas, el daño a su imagen ya está hecho. El día de su “coronación” puede acabar pareciéndose más a un funeral que a una fiesta.

A medio plazo, da la impresión de que el Presidente electo empieza a coleccionar papeletas para ser candidato al “impeachment”.

Repasemos los posibles motivos para el mal trago: la conexión rusa, el escándalo (económico o sexual), el inacabable conflicto de intereses entre sus empresas y el despacho oval, su adicción a la mentira (lo último que se perdona a un representante público en aquel país)…

Para llegar a ese escenario, eso sí, hará falta que su propio partido vuelva a vertebrarse aunque sea mínimamente. Ahora los republicanos, que son los únicos que pueden ejecutar la reprobación y destitución presidencial, están muy lejos de ser lo que fueron. La victoria de Trump ha dejado arrasada y desnaturalizada a toda su formación.

A su vez, cuesta discutir que el Partido Demócrata está en estos momentos prácticamente desmembrado. Entre otros motivos, porque la derrota de Hillary ha provocado la caída de todo el andamiaje orgánico que comenzaron a levantar los Clinton en 1992. Aparato demolido por explosión descontrolada.

Foto: Donald Trump, junto al vicepresidente electo, Mike Pence, durante la conferencia de prensa en la Torre Trump, el 11 de enero de 2017. (Reuters)
TE PUEDE INTERESAR
¿Quién está detrás de los papeles de Trump?
Argemino Barro. Nueva York

Esa doble devastación, esa derrota del establishment político estadounidense supone un avance sin precedentes para Putin, una ventaja enorme pero incompleta.

Falta la guinda en el pastel de Moscú: Trump. Falta la posibilidad, que muchos tememos, de que el fascismo actualizado acabe implantado en Washington.

Falta todo lo que sobró en sus respuestas de ayer a los periodistas: la xenofobia, el matonismo económico, el desprecio a la transparencia, las reglas del juego y la convivencia. La confrontación como forma de hacer política. La involución.

De eso va esto. De generar las condiciones para que se produzca el colapso y que el sistema termine acabando consigo mismo. Esa es la senda que siempre siguió la lógica soviética. Por eso cada fotograma de la rueda de prensa de Trump hasta parece una fotografía previamente soñada por el Kremlin: país dividido y gobierno debilitado desde el minuto cero.

Foto: Donald Trump, durante su primera rueda de prensa como presidente electo, en Nueva York. (Reuters)

No alcanzo a recordar un Presidente de los Estados Unidos iniciando su mandato tan indiscutiblemente marcado por la sospecha de sus propios compatriotas.

Mientras tanto, Obama cerraba su etapa con otro gran discurso. Uno más, nada menos. Una defensa de las raíces democráticas americanas, y del valor de la diversidad, una melodía más cercana al soul que al góspel de las campañas electorales. Virtud cívica. Un epílogo con más brillo del que probablemente acabará teniendo su nombre en libros de historia.

No voy a dejar de admirar su oratoria, creo que seguirá fascinando a quienes la estudiarán dentro de doscientos años. He sido feliz leyendo sus discursos. Lo reconozco.

Tampoco voy a dejar de valorar los logros que ha conquistado, creo que en muy buena medida son el resultado de la audacia. Sinceramente creo que ha mejorado muchas vidas.

Pero debo escribir sin reservas lo que pienso, aunque me cueste. Considero que es el primer responsable de que la democracia estadounidense haya sido hackeada. Ese ataque es una violación de la soberanía nacional comparable al bombardeo del su territorio. Tiempo habrá para medir el perímetro del daño, en su país y en los de todos.

Ayer fue un mal día para los guionistas de series para televisión. Quienes escriben historias tipo “House of cards”, “Homeland”, “Scandal”, “El ala oeste de la Casa Blanca”…; saben que han quedado en evidencia, que todo el público ha visto que estaban vendiendo un “Barrio Sésamo” para adultos. La ficción que se nos ofrecía como turbia es inocencia y simpleza pura al lado de los hechos que se están consumando en Estados Unidos. La rueda de prensa de Trump lo ha dejado demostrado.

Crisis EEUU-Rusia Vladimir Putin Partido Demócrata Partido Republicano