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8-M: manual de supervivencia para hombres de verdad
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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8-M: manual de supervivencia para hombres de verdad

No te arrugues. Devalúa, distorsiona, trata de disuadir y dividir. Es importante visibilizar que los hombres también sufrimos por ser hombres

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Hoy se hablará mucho de las mujeres. Si piensas que demasiado, bienvenido a tu artículo. Para ti, por ser de los que van a la librería y no encuentran libros firmados por hombres. Para ti, que te acercas a la radio o la tele y solo ves lo que opinan ellas. Agárrate al texto, querido amigo. Agárralo si piensas que 24 horas son muchas después de tantos siglos marcados por la dominación de las mujeres. Abraza el androcentrismo como el náufrago la tabla y quizás así, solo quizá, puedas sortear tanta injusticia y hasta sobrevivir.

No te arrugues. Devalúa, distorsiona, trata de disuadir y dividir. Es importante visibilizar que los hombres también sufrimos por ser hombres. Nos ha tocado una época difícil y no podemos afrontarlo todo. Maldita sea, no fuimos hechos para recordar cómo demonios funciona una lavadora. Pero dame una videoconsola y moveré el mundo.

Reparte y comparte las etiquetas. Subraya que el feminismo es político. Aplica la plantilla de siempre pero al revés, ya sabes. Recortar prestaciones sociales no es hacer política, es gestionar con mimo la belleza de las matemáticas. Y lo mismo con el nacionalismo de cualquier bandera, no es poder sino amor a la tierra que nos vio nacer. Sin embargo, reivindicar que mejore la vida de nuestras madres, hermanas e hijas sí es político y no termina de estar bien. Ojo con la igualdad, ojito con el riesgo de poner en peligro la esencia misma de la democracia.

Maldita sea, no fuimos hechos para recordar cómo demonios funciona una lavadora. Pero dame una videoconsola y moveré el mundo.

No desfallezcas. Aconseja a las mujeres un lenguaje más conciliador, que sigan nuestro ejemplo de moderación. Los hombres españoles somos los más cuidadosos y respetuosos del mundo. Escuchamos mucho. Jamás empleamos palabras malsonantes, retóricas frentistas, ni expresiones sexuales. Desconocemos la violencia verbal. Por eso tenemos autoridad moral y debemos indicarles cómo tienen que hablar. Es bueno que nos escandalice el concepto de 'patriarcado' —que tanto hemos estudiado— y que gocemos silenciosamente con el homenaje del gobernador del Banco de España a los jubilados. Palabras templadas y sensatas. Modélicas.

Sé valiente y habla claro. Ármate con la fuerza de los hechos. Invita a las feministas a visitar las repúblicas islamistas. Da igual que allí y ahora ellas sean las únicas en movilizarse contra el fundamentalismo. Ve a la mayor y exige gratitud. Si las españolas no llevan burka es porque solo nosotros levantamos la democracia, si pueden ir a la universidad es porque solo nosotros pagamos impuestos. No es justo que encima pidan más, cuando solo nosotros cuidamos de críos y familiares enfermos a coste cero, mientras ellas están en el sofá. Quizá tenga razón el obispo de San Sebastián, puede que las feministas tengan el diablo dentro del cuerpo. Si fuese así, cabría preguntarse. ¿Cómo sacarlo? ¿Cuál es el tratamiento más eficaz para sanar a las embrujadas?

Después del integrismo, recurre al realismo. Conjuga el negacionismo. Es indiscutible que la igualdad ya existe. Ya hay un montón de leyes, cualquiera sabe que igualdad formal implica automáticamente igualdad real. Por eso no hay corrupción en España, porque está prohibida. Por eso ellas no pasan miedo cuando vuelven a casa, porque los violadores pueden ir a la cárcel. Y por eso no conviene perder el tiempo con la matraca de la brecha salarial.

Foto: Iñaki Lajud Alastrué, Miguel Lázaro y Pablo Llama, miembros de Ahige. (B. Rodrigo)

Hizo bien el secretario de Estado de Igualdad en zanjarlo el otro día. Actuó con ternura al afirmar que la brecha salarial del 30% señalada por los enloquecidos técnicos de Hacienda es “posverdad”. Leyendas urbanas. Claro que después vino Rajoy y superó el listón, nunca antes corrigió en público a dirigentes del PP, pero esta vez no había más remedio. Tocaba poner las cosas claras. Dijo no reconocerse en la movilización a la japonesa que apuntaron sus compañeras de filas. Hay que entenderlo. Para Rajoy, la idea de trabajar como un japonés en huelga resulta todavía más contraria al orden de las cosas que el feminismo.

Lo que de verdad pasa es que esto del 8-M no sucede porque sí. Huele a artimaña de los partidos de izquierdas para hacerle una zancadilla al Gobierno. ¿Cómo van a ser ellas capaces de montar un jaleo así de grande sin la ayuda de ningún hombre? ¿Nos hemos vuelto ciegos? Detrás de las movilizaciones que las mujeres están desplegando en los cinco continentes tienen que estar los chicos del PSOE, de Podemos, y el rojerío entero. Basta con ver el Foro Económico Mundial, ese nido de blanditos y feminazis señalando en su informe que a este ritmo la igualdad global se alcanzará en 2188. Eso se celebra en Davos, ¿verdad? Y Davos está en Suiza, ¿verdad? ¿Dónde se ha ido Anna Gabriel? A Suiza, ¿verdad? No hay más preguntas, señoría.

El mérito, compañero, el mérito. Quien llega arriba es porque lo vale. Las cuotas solo sirven para alterar una competición que los resultados demuestran limpia. Un 24% de mujeres entre los consejeros del Ibex. El 22% de catedráticas. Un 19% de alcaldesas. Prueba de que no hay trampa ni cartón. Para techo de cristal el que sufrimos nosotros en el empleo doméstico, solo el 2% de varones. Nuestros héroes, que limpiarán el inodoro, degradados en su hombría, mientras ellas se dan un capricho elitista injustificable.

¿Cómo van a ser ellas capaces de montar un jaleo así de grande sin la ayuda de ningún hombre? ¿Nos hemos vuelto ciegos?

Desengáñate, hermano. Antes, la mano se te podía ir al culo de la chica en la oficina, o a cruzarle la cara a la parienta. Ahora, algunas van y lo cuentan. Hay mucha denuncia y muchas falsas: hasta un 0,01% según la Fiscalía. Alarmismo exagerado. Tenemos el carácter en los genes. La prueba está en nuestros chavales, mira cómo el mío reafirma su masculinidad vigilando el móvil de tu hija. El ciclo de la vida continúa y es precioso.

Repite conmigo. La huelga de las mujeres va a fracasar. No servirá para aumentar la conciencia porque no tienen razón. Repítelo. Respira hondo. Despacio, resetea tu cerebro entero. Después, abre los ojos. Apóyalas y sitúate por una vez en segundo plano. Desea un feliz 8 de marzo. Y mañana, más. Compórtate como un hombre de verdad.

Hoy se hablará mucho de las mujeres. Si piensas que demasiado, bienvenido a tu artículo. Para ti, por ser de los que van a la librería y no encuentran libros firmados por hombres. Para ti, que te acercas a la radio o la tele y solo ves lo que opinan ellas. Agárrate al texto, querido amigo. Agárralo si piensas que 24 horas son muchas después de tantos siglos marcados por la dominación de las mujeres. Abraza el androcentrismo como el náufrago la tabla y quizás así, solo quizá, puedas sortear tanta injusticia y hasta sobrevivir.

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