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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Vox ha cumplido sus objetivos

Es ingenuo pensar que el movimiento del PP haya sido una sorpresa para los de Abascal. Los dirigentes vóxicos podrán gustar más o gustar menos. Pero no son aficionados, son profesionales

Foto: El líder de Vox, Santiago abascal. (Reuters)
El líder de Vox, Santiago abascal. (Reuters)
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Cuando la reunión es importante, siempre entra en la sala de mandos del partido un tipo con ojeras y un portátil bajo el brazo. Su trabajo consiste en ordenar las ideas para ayudar en la toma de decisiones políticas. Señala los objetivos y los riesgos, expone las debilidades y las amenazas, las fortalezas y las oportunidades, perfila las etapas y siempre se detiene en el análisis de todos los escenarios posibles...

Es lo que ocurrió en la sede de Vox hace unos meses, poco antes de anunciar la moción de censura que ya ha terminado. Después de ese encuentro se activó la cadena de producción: discurso, comunicación, redes. Y pronto, muy pronto, empiezan a surgir los imprevistos. Es parte de la belleza del juego. El paisaje cambia y los demás actores no se están quietos. Natural.

Pero no trascendente cuando el planteamiento estratégico es correcto. Puede pasar, por ejemplo, que las elecciones catalanas no se celebren en otoño como se preveía en verano. Una alteración como esa conlleva normalmente la pérdida de un beneficio adicional. En este caso, de carácter electoral: la intervención del candidato verde en Cataluña como telonero de Abascal no traerá el aumento de conocimiento que se buscaba. Una cuestión lateral. Una lástima para el que tuvo la idea, pero asumible. Suele pasar.

Cuando concluyeron que las tres opciones que tenía Casado sobre la mesa eran provechosas para Vox, dieron luz verde a la moción

En cualquier caso, lo estratégicamente central ha permanecido inalterable desde el mes de julio. No ha variado el objetivo primordial —ganar en anchura convirtiéndose en el principal recipiente del malestar—. Y no ha cambiado tampoco la variable principal, siempre ha estado la decisión de voto del PP.

En aquella reunión en la sede de VOX, nadie perdió un solo minuto en valorar la viabilidad parlamentaria de la censura. Pero si analizaron cuidadosamente las tres opciones que tendría sobre la mesa Pablo Casado. Sí. No. Abstención. Ese era el árbol de escenarios. Y cuando lo llevaron hasta el final de la pizarra, y llegaron a la conclusión de que los tres caminos resultaban provechosos, dieron luz verde a la moción.

Ahora que el decadente Madrid tertuliano considera que Vox sale maltrecho de la moción de censura, que todo son parabienes hacia Casado, fascinaciones tan fugaces como las bocas abiertas con los fuegos artificiales, quizá merezca la pena recordar algo tan básico que hasta da un poco de pudor. Es ingenuo pensar que el movimiento del PP haya sido una sorpresa para los de Abascal. Los dirigentes vóxicos podrán gustar más o gustar menos. Pero no son aficionados, son profesionales. Ese "No" no debió clasificarse hace meses como el segundo escenario más probable y también como el segundo más deseable.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, durante su intervención en la segunda sesión del debate de moción de censura presentada por Vox. (EFE)

Y tuvo además que ser visto como una oportunidad para acelerar en la lógica de la 'lepenización' mediante la autovictimización, que es muy del gusto de todo agresor. Están en eso, en utilizar la derrota como un puente para empatizar con un electorado más amplio que el de antes de la pandemia. Nada que la extrema derecha de nuevo cuño no haya hecho antes en otros países. Tienen ese libro de instrucciones. Y les suele funcionar.

El juicio del 'establishment' a la moción de VOX está siendo precipitado y perezoso. No es preciso ni sostenible porque carece de rigor. Cualquier evaluación seria debe llevarse a cabo teniendo en cuenta el planteamiento estratégico y también la ejecución.

Si estudiamos la intervención de Abascal siguiendo los indicadores clásicos, erraremos en la conclusión. Efectivamente, la justificación de la moción es pobre y el proyecto de gobierno planteado cabe en un sobre de azúcar. No buscaban eso. Su terreno de juego es distinto.

El discurso de Abascal está trabajado para ser loncheado en pequeñas piezas para nichos de mercado específicos por redes sociales

La intención de las decenas de horas empleadas en la redacción es otra, consiste en la instalación de una cosmovisión que anule la racionalidad política y potencie el miedo y el odio como resortes políticos en las capas sociales que tienen identificados como públicos objetivos.

El odio y el miedo circulan a mayor velocidad en los sistemas intelectuales cerrados, los que contienen respuesta para cualquier pregunta. El jugueteo constante con las leyendas urbanas puede parecerle un disparate a quien se sienta más o menos seguro en la crisis actual. Pero ofrece maneras sencillas de interpretarlo todo a quienes están pasándolo mal. Por eso tanto hablar de China, tanto Soros y tanta chorrada. Porque esos pequeños relatos generan sentido entre quienes viven aturdidos por lo absurdo. Construyen una realidad paralela pero habitable para los pobladores del malestar.

La falta de hilo en el discurso de Abascal no es el resultado de la improvisación, es una muestra de la preparación. El texto no está trabajado para ser leído de principio a fin, sino para ser loncheado en pequeñas piezas que se destinan a nichos de mercado específicos por el canal de las redes sociales. Toda la intervención está plagada de ellos: conductores de diésel, agricultores, currantes, autónomos, parados, mayores… El secreto de ese mosaico no está en la imagen final, está en el destinatario de cada tesela.

Foto: Abascal y Espinosa de los Monteros, saliendo del hemiciclo. (EFE) Opinión
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Destacaré una, una para los biempensantes que dicen que el discurso de Vox es trasnochado. Se equivocan. Su relato es más que contemporáneo, es radicalmente moderno. Por ejemplo, esto está pensado para el público joven sin formación universitaria:

"Viven ustedes en otro siglo. Viven ustedes en otro milenio. Viven ustedes en otro mundo. Y en el mundo presente y real suceden cosas que afectan a la vida, a la libertad y a los derechos y a los deberes de los españoles. Para sus disparatadas teorías históricas ya tienen ustedes ocupadas las universidades. Aquí toca trabajar por el futuro, por la convivencia".

La primera mitad del párrafo anterior es puro 15-M ¿Verdad? Aprovechando aquel magma de malestar surgió Podemos. Y lo hizo porque instaló la gran categoría de la "casta". Aquel era un marco potentísimo, el mejor de la pasada década. Pero Vox ha sido capaz de superarlo. ¿Cómo? Dopando la idea con odio y miedo de laboratorio.

Ofrecen un culpable. Las élites se han convertido en delincuentes. Y ante los delincuentes, mano dura. Y para mano dura, la de Vox

"La mafia", quédense con ese concepto porque va a tener mucho recorrido. Está muy presente en el discurso de la moción de censura y no es por casualidad. Tendrá recorrido porque ofrece a quien está enfadado o se siente abandonado, a quien está sufriendo o se considera solo, un culpable difuso y líquido pero definido a pesar de todo. Las élites se han convertido en delincuentes. Y ante los delincuentes mano dura. Y para mano dura, la de Vox.

¿Que Abascal es vapuleado por todos? No pasa nada, este es de los que se levantan. Mensajes en redes tras la moción: "Ni un paso atrás", "Deber cumplido. Más vale una cicatriz por valiente, que la piel intacta por cobarde".

Demonización del adversario, igual victimización para el público objetivo y para el líder. Con una diferencia, este se levanta en el nombre de cada uno de nosotros y de todos los buenos españoles que ha conocido nuestra heroica historia.

Foto: Abascal es aplaudido por sus diputados tras su intervención en el Congreso. (Reuters)


VOX no sale debilitado de la moción de censura:

Han aprovechado cada minuto de atención que han tenido.

Han exprimido las redes mejor que todos los demás, con mensajes cuidadosamente diseñados y distribuidos a cada público objetivo.

Ha ganado espacio para pasar de fuerza dominante a fuerza hegemónica en el extremo del espectro ideológico.

Ha tendido conexiones con sectores sociales que antes de la pandemia parecían más difíciles de alcanzar.

Se ha consolidado como principal, quizá único, recipiente del malestar que tenemos y que vendrá.

Y está instalando una cosmovisión ajena a la realidad pero eficaz para polarizar.

Ahora mismo, se dan todas las condiciones objetivas para que la extrema derecha crezca. Creo que no tardaremos en verlo en las encuestas. Entre otros motivos, porque puede darse por descontado que Abascal y Sánchez harán todo lo que esté en su mano para no desaprovechar esta oportunidad.

Cuando la reunión es importante, siempre entra en la sala de mandos del partido un tipo con ojeras y un portátil bajo el brazo. Su trabajo consiste en ordenar las ideas para ayudar en la toma de decisiones políticas. Señala los objetivos y los riesgos, expone las debilidades y las amenazas, las fortalezas y las oportunidades, perfila las etapas y siempre se detiene en el análisis de todos los escenarios posibles...

Es lo que ocurrió en la sede de Vox hace unos meses, poco antes de anunciar la moción de censura que ya ha terminado. Después de ese encuentro se activó la cadena de producción: discurso, comunicación, redes. Y pronto, muy pronto, empiezan a surgir los imprevistos. Es parte de la belleza del juego. El paisaje cambia y los demás actores no se están quietos. Natural.

Pero no trascendente cuando el planteamiento estratégico es correcto. Puede pasar, por ejemplo, que las elecciones catalanas no se celebren en otoño como se preveía en verano. Una alteración como esa conlleva normalmente la pérdida de un beneficio adicional. En este caso, de carácter electoral: la intervención del candidato verde en Cataluña como telonero de Abascal no traerá el aumento de conocimiento que se buscaba. Una cuestión lateral. Una lástima para el que tuvo la idea, pero asumible. Suele pasar.

Vox Santiago Abascal
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