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¿Por qué España puede volver a fracasar en la tercera ola del covid-19?
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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¿Por qué España puede volver a fracasar en la tercera ola del covid-19?

España ha sufrido dos veces las consecuencias de negar la evidencia científica, de la lentitud, de la improvisación, de la ausencia de humildad... ¿Puede no haber dos sin tres?

Foto: El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. (EFE)
El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. (EFE)
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Desde hace semanas, la comunidad científica viene avisando del riesgo que contienen las fechas a las que nos acercamos. Advierten con un tono más cercano a la desesperación que a la preocupación. Afirman que los encuentros navideños pueden cebar la emergencia de la tercera ola.

Sin embargo, en nuestro país ya se ha convertido en una especie de costumbre trágica esto de contarnos el cuento de Pedro y el lobo al revés. Aquí, cuando aúlla el virus, las autoridades no tañen a tiempo las campanas de la urgencia.

Pasó en febrero, pasó desde julio y puede estar ocurriendo de nuevo precisamente ahora, justo antes de las Navidades. Mientras, a modo de anticipo, de advertencia, salen a flote las consecuencias de los movimientos que hubo durante el puente de la Constitución.

Foto: Un transeúnte se fotografía con las luces de Navidad del centro de Barcelona. (EFE)

La constancia española en el error está siendo el secreto en la manera patria de afrontar esta pandemia. Por eso son como son los resultados. Destacamos tanto entre los más rebanados por la muerte como entre los dañados por el azote económico. Hay tesón, hay una obstinación casi bíblica en las equivocaciones que viene infringiendo el gobierno desde que llegó el primer caso de covid.

Desconocemos mucho del coronavirus, como es normal. Pero no estamos desarmados. Sabemos que la anticipación es decisiva, que las restricciones funcionan y que la relajación en la lucha contra el virus nos debilita a todos porque hace fuerte el motor de la enfermedad. ¿Está el Gobierno de España anticipándose a la tercera ola? No. Nos está dejando llevar por el curso que quiera elegir el enemigo.

Sabemos que la coordinación es decisiva, que tener 17 estrategias frente al virus es mucho menos eficiente que tener una estrategia nacional. Siempre, pero todavía más en una situación crítica como esta, hace falta una política sanitaria, por muy descentralizada que sea su gestión. ¿Ofrece el Gobierno de España una estrategia de país frente al covid? No, no existe. Moncloa tiene un plan de comunicación, pero los españoles seguimos todavía sin un plan que llevarnos a la boca.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE) Opinión

Sabemos, después de dos olas malditas, lo sabemos porque los números son rotundos, que es falso el dilema entre salvar la salud y salvar la economía. Se habló de salvar el verano y lo enterramos. Y a pesar de todo se ha hablado después de salvar la Navidad. Una lógica desquiciada que puede seguir por salvar los carnavales y después la Semana Santa y luego vuelta a empezar. ¿Hay algo más importante que salvar vidas? Yo creo que no. Considero que es sensato llevar a cabo el esfuerzo necesario mientras las vacunaciones puedan llevarnos hacia la inmunidad colectiva.

Por eso no soy capaz de entender por qué los gobiernos de nuestro entorno aplican medidas más estrictas que las que aplicamos aquí. Alemania, Italia o Francia están empleándose con más celo. No creo que en esas naciones tenga más valor la vida humana que en la nuestra.

Doy por hecho que hay partidismo en las democracias de nuestro entorno. Sin embargo, me resisto a aceptar como algo inevitable que la miopía partidista siga nublando la razón sanitaria en España. No es tolerable que el Gobierno escurra el bulto. Y tampoco lo es que las decisiones de gobiernos autonómicos en plena pandemia se diseñen como se diseñan las maniobras de oposición política.

Foto: Un homenaje a los fallecidos por coronavirus en Alemania. (Reuters)

Me hierve la sangre de envidia cuando veo que en Alemania el gobierno federal se reúne con los gobiernos de todos los estados y tardan 45 minutos en ponerse de acuerdo para actualizar la manera de combatir la enfermedad con base en evidencias científicas que son enteramente públicas.

Sueño con el día en el que la ciudadanía pueda disponer de información precisa y no tratada por las autoridades políticas. Transparente. Pongo velas para que el discurso político deje de jugar con las emociones del personal, para que podamos vivir libres de tanta manipulación.

Es democráticamente insoportable este discurso del gobierno que consiste en elegir la inyección de miedo o de euforia en función de cómo pinte la situación. Lo práctico, lo responsable es orientar todo el mensaje de todos hacia la concienciación y la sensibilización. En definitiva, la necesidad de no bajar la guardia frente al virus.

Diez meses después, nada se ha hecho en España por reparar ninguno de los errores

España ha sufrido dos veces las consecuencias de negar la evidencia científica, de la lentitud, de la improvisación, de la ausencia de humildad, de la falta de coordinación, del exceso de partidismo, de pensar en la economía antes de haber vencido a la enfermedad, de no haber puesto a la tecnología en la primera línea del combate, de no haber dado al personal sanitario el respaldo que merece, de habernos sometido a una ensalada de normas cambiantes, de no informar adecuadamente a la población permitiendo que la gente le pierda el respeto al covid. ¿Puede no haber dos sin tres?

Diez meses después del inicio de la pandemia, nada se ha hecho en España por reparar ninguno de los errores mencionados. Y nosotros estamos peor porque nos sentimos hartos, cansados y con el sentimiento de comunidad demacrado. Las razones que tenemos para mirar el año que viene con esperanza nos las traen los científicos, los avances tecnológicos y la compra de vacunas que la Unión Europea ha sabido llevar a cabo.

Foto: Vacuna de Pfizer. (Reuters)

Cuesta encontrar aquí motivos para el optimismo, aunque existen. Tenemos el ejemplo del personal sanitario al que ya no aplaudimos. Tenemos expresiones de bondad humana que nos reconfortan con la pequeña escala. Pero quienes están al frente de los distintos gobiernos parecen empeñados en dejarnos antes de que termine 2020 con una sospecha entre las manos. ¿Puede volver a ocurrir?

La primera vez, siendo generosos, hasta puede entenderse con mucho esfuerzo. Hubo una sorpresa. Llegó una fatalidad frente a la que no estábamos preparados. La segunda ya es más difícil de digerir porque hubo tanta torpeza que hasta da pudor recordarlo. Pero… ¿Puede perdonarse un tercer fracaso frente a una tercera ola? ¿Puede perdonarse la falta de decisión y de coraje político de quien tiene toda la información y es plenamente consciente de las consecuencias?

Desde hace semanas, la comunidad científica viene avisando del riesgo que contienen las fechas a las que nos acercamos. Advierten con un tono más cercano a la desesperación que a la preocupación. Afirman que los encuentros navideños pueden cebar la emergencia de la tercera ola.

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