Crónicas desde el frente viral
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Así es cómo la campaña de Vox está pasando bajo el radar
La caricatura de la extrema derecha es fácil. Las señoras del Barrio de Salamanca. El facha gordo del Mercedes. Sin embargo, los números demuestran que los de Abascal tienen tracción de voto en la periferia
Vox afronta las urnas del 4M con la intención de mantener o mejorar ligeramente su resultado madrileño de 2019 y con la meta estratégica de naturalizarse como opción política capaz de gobernar o de condicionar un gobierno. A fecha de hoy, esos dos objetivos entran en el rango de lo más probable. Su posición es sólida, no ha sido debilitada desde la convocatoria electoral. ¿Cómo es posible que esto suceda cuando el cartel de Ayuso parece tener tanto tirón?
Un marxista riguroso señalaría tres tipos de causas. Empezaría por la determinante: el hecho de que ese partido esté ya incrustado de forma transversal en todas las capas sociales bajo un escenario de malestar general. Continuaría por el motivo dominante, la reordenación que se está produciendo en el electorado de centro derecha. Y culminaría con las razones desencadenantes: la tecnología, el discurso y la comunicación en general.
El marxismo, tan útil para analizar y tan dañino para recetar, exige un esfuerzo intelectual mayor a la ristra de estereotipos que cacarean quienes interpretan la realidad desde la estéril comodidad del pensamiento convencional.
El Madrid menos formado e informado, el de menores ingresos, ha perdido el color rojo que los progresistas de salón imaginan románticamente cuando se bajan del Volvo. Y Vox lo sabe. Lo sabe como lo supo antes Le Pen. Este tipo de populismo lleva mucho tiempo minando los territorios que antes eran tan de izquierdas, ahora los está trabajando con bastante más método que los demás.
La caricatura de la extrema derecha es fácil. Las señoras del Barrio de Salamanca. El facha gordo del Mercedes. Sin embargo, los números demuestran que los de Abascal tienen tracción de voto en la periferia. Y eso da la clave del diseño de su agenda de campaña y la llave de su estrategia electoral general.
Para Vox esta semana venía marcada con algunos actos en el Madrid de las mascarillas FFP2: Moncloa y Aravaca, Pozuelo, Boadilla y Retiro. Y con mucha más presencia –el doble– en el Madrid de las mascarillas quirúrgicas o de tela que se utilizan una y otra vez. La siguiente tabla contiene esos actos de campaña de Vox y compara los resultados de ese partido y de Podemos en las últimas elecciones autonómicas madrileñas.
En siete de esos diez territorios Vox ya obtuvo mayor porcentaje de voto en 2019. Dentro de unas semanas veremos los frutos de su siembra en este campo. Comprobaremos si los verdes mejoran y si pueden hacer pleno sobre los morados. Yo apuesto a que sí.
Tienen cartas para hacerlo. Iglesias ha tocado poder, el malestar ha crecido, el peso de los nacionalistas no ha ido precisamente a menos y el discurso de la izquierda se ha desclasado todavía más. Está pensado y redactado desde el centro. Olvida la periferia que es donde los de Vox están desembarcando coralmente. Aplicando la división del trabajo. El Parlamento para Espinosa. Y todos los demás a pisar asfalto de barrio humilde. Abascal, Monasterio, Ortega Smith y Macarena Olona. Todos.
El sentido estratégico es ese: en Vox pueden salir airosos de la reordenación de voto que se está dando en el centro derecha si consolidan o amplían la fortaleza que silenciosamente siguen levantando sobre las abandonadas ruinas del voto obrero.
La impresión de olvido es tan grande en las calles más humildes que basta con tener presencia y sobra con ofrecer compresión
Dentro de esa lógica, no necesitan desplegar una campaña especialmente mediática. Su público objetivo no consume información política. Tampoco les hace falta una lista de la compra llena de promesas y medidas electorales. La impresión de olvido es tan grande en las calles más humildes que basta con tener presencia y sobra con ofrecer compresión.
Los de Vox están activando la conexión emocional con su nicho electoral estratégico desarrollando un marco discursivo que George Lakoff resaltó hace años: la protección. De hecho, su lema electoral es 'Proteger Madrid'.
El concepto de protección tiene capacidad de arrastre. Puede ser tan eficaz ante quienes han votado derecha como ante quienes han votado izquierda.
Para los primeros porque como evoca la figura del 'padre estricto', capaz de 'proteger a la familia en un mundo peligroso, sostenerla en un mundo difícil y enseñar a los niños la diferencia entre el bien y el mal'.
Y para los segundos –siguiendo a Lakoff– porque evoca el modelo familiar protector que se sostiene sobre los principios de empatía y responsabilidad, de los que se derivan a su vez la libertad, la honestidad y las oportunidades. La confianza. Confianza rota por la izquierda cínica, tal y como afirman en sus mítines.
En negativo el discurso de Vox se conjuga como este tuit, aplicando más contundencia que el PP. “¿De qué me sirve la libertad sin seguridad? ¿De qué me sirve la libertad si mi hija se encuentra con una manada de menas?”
"No hay libertad sin seguridad"
— VOX Madrid (@madrid_vox) April 16, 2021
🗣@monasterioR en Alcorcón. pic.twitter.com/T0n9NpFVO2
En positivo el aterrizaje narrativo se ejecuta señalando a los agresores, mostrando entereza y contragolpeando desde la desacomplejada superioridad moral –puede que la mayor apropiación cultural de Vox–. Tal y como se ve aquí.
🗣 @monasterioR en Carabanchel "Nosotros sonreímos, no tiramos piedras" pic.twitter.com/PIjwFixeKX
— VOX Madrid (@madrid_vox) April 14, 2021
El resto, eso que para el viejo marxista era causa desencadenante, es casi operativo en cualquier cuartel de campaña electoral. Cuestión de profesionales, de gastar bien los cuartos.
Por ejemplo, un buen localizador de exteriores. Alguien que te diseñe actos en espacios abiertos pero no demasiado grandes para generar la impresión de desbordamiento. Tiro de cámara perfecto.
Ciudad Lineal. Todo lleno de bots! 😉 https://t.co/iae19ZbY2T pic.twitter.com/hhesHZm6wu
— Iván Espinosa de los Monteros (@ivanedlm) April 11, 2021
Tan importante como lo anterior es el lanzamiento de productos publicitarios que parecen elaborados sin filtros, como vividos en tiempo real. Para eso están los chicos de contenidos.
Hoy he tenido una agradable conversación con Manuel, vecino de Torrejón y socialista de toda la vida.
— Rocio Monasterio (@monasterioR) April 9, 2021
No sé si al final le habré convencido para que se venga a VOX, pero seguro que lo valorará 🤔
En cualquier caso, ¡gracias por invitarme al café! pic.twitter.com/doTxcuMger
Hay que sufrir mucha pereza mental para no darse cuenta de que caricaturizar a Vox no va a servir para entender a sus votantes. Ese partido ha echado raíces en todas las capas de nuestra sociedad, tiene una estrategia y la está aplicando con disciplina, dinero y buenos profesionales.
Quien se fije un poco en lo que están haciendo no se echará las manos a la cabeza en la noche del 4 de mayo. Habrá entendido que un partido puede tener una ideología reaccionaria mientras aplica la comunicación más moderna. No es la primera vez que ha ocurrido. 'Back to basics'. A la calle con el altavoz en la mano. Y los de redes a martillear y martillear. También bajo el radar.
Estamos hartas del feminismo de salón. https://t.co/whVqnyCEXV
— Rocio Monasterio (@monasterioR) April 11, 2021
Vox afronta las urnas del 4M con la intención de mantener o mejorar ligeramente su resultado madrileño de 2019 y con la meta estratégica de naturalizarse como opción política capaz de gobernar o de condicionar un gobierno. A fecha de hoy, esos dos objetivos entran en el rango de lo más probable. Su posición es sólida, no ha sido debilitada desde la convocatoria electoral. ¿Cómo es posible que esto suceda cuando el cartel de Ayuso parece tener tanto tirón?