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Prepárate para un invierno duro: energía, inflación y suministros
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Prepárate para un invierno duro: energía, inflación y suministros

Ahora que la emergencia sanitaria parece controlada, haríamos bien en asumir que detrás de la pandemia no regresa lo anterior a ella, viene la pospandemia

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Hace 12 días, la tonelada de carbón rebasó en Europa los 300 dólares por tonelada. Récord histórico.

Hace 11, el precio de los contratos europeos de gas para entrega en noviembre aumentó casi otro 25% adicional, hasta los 146,58 euros el megavatio hora, frente a los 18 de hace solo medio año.

Hace 10, el barril de petróleo superó los ochenta dólares. Cifra psicológica no vista desde 2014. Numerosos expertos anticipan que superará los 90 antes de que termine el año.

Detrás de la pandemia no regresa lo anterior a ella, viene la pospandemia

Ahora que la vacunación se ha extendido en las naciones desarrolladas y que la emergencia sanitaria parece controlada, haríamos bien en asumir que las cosas están siguiendo un orden bastante lógico: detrás de la pandemia no regresa lo anterior a ella, viene la pospandemia.

Cuesta interiorizarlo porque todavía salimos de casa con la impresión de que estrenamos las calles y los bares, pero la pospandemia ya está aquí con su cadena de disrupciones bajo el brazo. Va a quedarse con nosotros durante bastantes años, veremos si la década entera. Lo que está claro es que ha necesitado poco tiempo para instalarse.

En unos pocos meses, hemos pasado de hablar de una recuperación económica potente y de largo recorrido, a la impresión generalizada de que el gran rebote está perdiendo fuerza.

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En pocas semanas hemos pasado de hablar de un problema grave —la factura de la luz— a una cuestión mayor —la crisis energética—, con serias opciones de que el invierno termine desencadenando un "shock energético".

Hemos pasado de ver la inflación como algo lógico y transitorio, a temer que se convierta en estructural y amenace al crecimiento.

Hemos pasado de una crisis de demanda, a una crisis global en la cadena de suministros...

Era voluntarista, casi infantil, esperar un campo floreciente después de todo lo que hemos sufrido y todo lo que se ha alterado. Sin embargo, puede comprenderse: somos humanos. La cuestión hoy, en términos de país, es si ese mecanismo de regresión —el deseo de volver a la vieja normalidad— se convierte directamente en una negación de la realidad que no puede hacer ningún bien ni a la política, ni a la economía, ni a la sociedad del país.

El deseo de volver a la vieja normalidad​ se convierte en una negación de la realidad que no puede hacer ningún bien a la sociedad del país

La realidad es que nuestro punto de partida en la pospandemia está muy lejos de las posiciones de cabeza. España está en el furgón de cola económico. Caímos más porque la gestión de la pandemia fue sencillamente peor que la de los demás. No hemos alcanzado el punto económico anterior al covid que nuestros vecinos sí han superado.

Y la verdad es que esta primera etapa va a ser difícil. Vamos a tener un invierno duro. España es una nación con una dependencia de las importaciones energéticas bastante superior a la mayoría de nuestros socios europeos.

Lo más probable es que este gobierno no pueda proteger a los consumidores del aumento en los precios del gas, del carbón y del petróleo.

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Tiene poco margen político. Cualquier movimiento adicional que apriete de verdad al sector eléctrico puede poner en serio riesgo a la mayoría parlamentaria que sostiene a este gobierno. El PNV ha sacado tarjeta amarilla esta semana en el Congreso, su vínculo con Sánchez es una pompa de jabón al lado del que mantiene con la industria vasca.

El gobierno tampoco tiene mucho margen en el mercado. Habrá reuniones de la UE, seguramente se aliará con Francia porque Macron se la juega pronto. Puede que se exploren las compras conjuntas, se buscarán medidas para rebajar las facturas, se activarán programas de respaldo a los sectores más vulnerables… Pero la cuestión de fondo no va a desaparecer de un día para otro: hay escasez y contra eso nada se puede hacer, es la ley de la oferta y la demanda.

Por otro lado, el vigor de la recuperación española, tímido cuando se compara con los países de nuestro entorno, responde en gran medida al tirón del consumo interno.

Se acumulará más descontento en una sociedad que está emocionalmente fundida, con cada vez más permeabilidad a la retórica populista

Lo más probable es que muchos hogares recorten dos veces el gasto en ocio y textil —por poner un par de ejemplos—. Primero cuando lleguen las facturas de la luz. Y segundo cuando la subida de la energía se traslade a la cadena entera de precios, alimentación incluida.

A su vez, como la inflación subirá más que los salarios, se acumulará más descontento en una sociedad que está emocionalmente fundida, con cada vez más señales de rechazo a lo político y más permeabilidad a la retórica populista.

Las relaciones entre los dos socios de la coalición de gobierno iban a tensarse en cualquier caso. Si estuviésemos entrando en un ciclo verdaderamente expansivo, todo resultaría poco para los artistas que no se llamarán "Podemos". Pero en un escenario como el que parece estar abriéndose, las dificultades serán todavía mayores para el PSOE. Desmovilización.

No tenemos fuentes de energía. No tenemos materias primas. No tenemos una mano de obra muy bien cualificada

Queda la tercera disrupción, la cadena de suministros. España es hoy una familia mal avenida y endeudada hasta las cejas. No tenemos fuentes de energía. No tenemos materias primas. No tenemos una mano de obra muy bien cualificada. Y apenas tenemos industria. Las fábricas que tenemos están sufriendo escasez y la van a sufrir durante bastante tiempo más.

A lo largo del pasado septiembre, en la UE se han vendido un 25% de coches menos —la menor cifra del mes en 26 años—. Muchos de ellos se hacen aquí. Falta de materiales en ese sector estratégico y en los demás.

Ikea calcula que tendrá problemas de abastecimiento hasta mediados de 2022. Esa proyección sirve para trasladar la carestía industrial al sector comercial justo ahora que se acerca la campaña de Navidad.

No es verdad que el dinero vaya a salirnos por las orejas, en eso se equivocó Sánchez. Vienen curvas. Viene la escasez

¿Me puede alguien explicar con qué motor va a seguir volando el avión de la economía española?

Ni siquiera tenemos encendido el del futuro. Está bloqueado por la parálisis política y la polarización. Abandonado como demuestran estos presupuestos miopes, sin visión de país.

Es verdad que la segunda parte de la legislatura vendrá marcada por la economía, en eso tuvo razón Moncloa. No es verdad que el dinero vaya a salirnos por las orejas, en eso se equivocó Sánchez. Vienen curvas. Viene la escasez.

Viene un invierno duro y conviene prepararse.

Hace 12 días, la tonelada de carbón rebasó en Europa los 300 dólares por tonelada. Récord histórico.

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