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Nueva variante: por qué el miedo cabalga de nuevo en los mercados
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Nueva variante: por qué el miedo cabalga de nuevo en los mercados

El ascenso de la inflación, la posibilidad de que no sea transitoria sino estructural, venía traduciéndose en una creciente presión para que el BCE y la Fed echasen el freno en 2022

Foto: Interior de la bolsa de Madrid. (Foto: EFE)
Interior de la bolsa de Madrid. (Foto: EFE)
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A lo largo de los próximos días veremos si el temor se instala en todas las capas de la sociedad, falta información todavía. De momento el pánico ya ha asaltado los mercados. El vértigo al impacto potencial de la variante B.1.1.529 se ha desatado a la velocidad del rayo. ¿Por qué el miedo cabalga de nuevo en los mercados? Diez motivos.

1-. Porque los inversores, como los gobernantes, como todo el mundo desarrollado en realidad, llevan meses con los dedos cruzados sabiendo que los científicos tendrían razón.

La enfermedad es global, pero la vacunación no es mundial y esa diferencia contiene una amenaza que los expertos han venido advirtiendo desde hace meses. La opción de que el virus mute es mayor donde las dosis no han llegado. Cuando eso pasa ya solo le queda aprovechar que vivimos en un mundo conectado. No tardaremos en saber si ya ha ocurrido. Si la OMS bautiza a esta variante lo tendremos confirmado.

Foto: Foto: EC.

2-. Porque los primeros indicios de esta cepa no son precisamente esperanzadores. Falta investigación, pero los primeros datos apuntan a un gran número de mutaciones y a mayor capacidad de expansión.

Bajo esta niebla de guerra vírica uno tiene la sensación de que la pregunta central no es si es más transmisible, sino si es más capaz que la variante Delta para evadir las vacunas. Esa parece la gran incógnita.

3-. Porque son muchas las naciones que siguen careciendo de la tecnología y la ciencia necesaria para identificar con precisión la ubicación, el volumen y la evolución del enemigo. Ya se sabe que esta variante ha llegado a Israel y Bélgica. Pero… ¿España?

Nuestro país no ha invertido lo suficiente en secuenciación genómica, no ha aprendido la lección. Estamos desprovistos del material y del personal necesario para poder localizar la nueva cepa y para poder anticipar cómo puede extenderse. Niebla de guerra vírica es pobreza en la información científica y en eso estamos desarmados. Por eso lo de llegar tarde una vez tras otra.

Foto: Un trabajador sanitario en Sudáfrica. (Siphiwe Sibeko/Reuters)

4-. Porque el operativo importa. Pongamos que efectivamente nos encontramos ante el salto evolutivo tan temido. Afortunadamente, las vacunas de ARNm pueden reconfigurarse, actualizarse en unas semanas para plantar cara al nuevo enemigo. ¿De cuánto tiempo estamos hablando? Hagamos una previsión optimista, digamos que la ciencia logra el nuevo hito en solo seis semanas.

A continuación, habría que producirla a gran escala, hacen falta cientos de millones de dosis en la menor cantidad de tiempo posible. Imaginemos un escenario muy positivo: en solo ocho semanas ya podemos estar vacunando a los sectores más vulnerables de la población española, ya empezaríamos a recuperar terreno perdido. Seis más ocho son catorce. Catorce semanas, más de un trimestre de exposición potencial al virus. Catorce travesías del desierto.

5-. Porque el crecimiento económico ya venía con menos brío de lo que se había pronosticado y volver a unas casillas atrás tendría un impacto inmediato sobre las economías nacionales y familiares. Claramente en España, que es de las más rezagadas de Europa en la recuperación.

Por supuesto en los sectores más vulnerables, como el turismo o la restauración —que suman aproximadamente el 20% de nuestro PIB—. Y, desde luego, en el sector energético, ya tensionado. Menos movilidad implica caída del petróleo. Y más teletrabajo conlleva tirar más de calefacción en casa, más demanda de gas que está en precios históricos. Riesgo de mayores tensiones con Rusia.

Si el virus resurge, se redoblará la necesidad de ayudas públicas, se relajará el déficit, aumentará la deuda

6-. Porque en los mercados viene apostándose con fuerza —y desde hace semanas— por un repliegue del intervencionismo estatal. El ascenso de la inflación, la posibilidad de que no sea transitoria, sino estructural, venía traduciéndose en una creciente presión para que el Banco Central Europeo y la Reserva Federal norteamericana echasen el freno en 2022.

Si el virus resurge, se redoblará la necesidad de ayudas públicas, se relajará el déficit, aumentará la deuda. En definitiva, se retrasará el regreso a cualquier cosa que suene a austeridad.

7-. Porque la crisis de suministros que se está viviendo en todo el planeta necesita como el comer que el virus no recupere terreno. Hace diez días comenzaron a verse los primeros datos que apuntaban a la lenta canalización del problema, al menos en Estados Unidos. Algunos hasta consideraban que habíamos llegado al pico de esa crisis. Ahora son menores los motivos para el optimismo.

China está en la estrategia covid cero. Y en ese cero caben sus puertos. A menor escala pero más cercana, podría ocurrir lo mismo en los puertos europeos si la situación obliga a tener que activar restricciones severas.

Foto: España quiere que la población más vulnerable reciba la dosis de refuerzo antes de Navidad. (Reuters/Sergio Pérez)

7-. Porque la información ha saltado en los albores de la campaña navideña. Y estas semanas son decisivas para el consumo interno que, siendo de las cosas que mejor van tirando, ya estaba amenazado por la inflación.

Ahora es cuando se juega la posibilidad de que el ahorro almacenado por las familias que han podido ahorrar llegue a los mostradores de los comercios. ¿Cuántas reservas de vuelos y habitaciones de hotel para estas Navidades pueden ser anuladas durante la próxima semana? La blanca Navidad puede volver a oscurecerse.

8-. Porque vivimos en una sociedad infantilizada que niega la muerte e invisibiliza la enfermedad. Una sociedad occidental cansada que puede no tolerar bien las restricciones que el contragolpe mutado del virus podría requerir.

Antes de la variante, la sexta ola ya venía provocando medidas restrictivas en países de nuestro entorno. Las contestaciones violentas que hemos visto en Austria, Holanda y Bélgica no parecen un cheque en blanco a ningún gobierno europeo ante una situación peor. En cada sitio, el poder político tendrá miedo y el miedo siempre es el peor consejero para hacer lo que debe hacerse.

Sencillamente, no nos sentimos preparados para que esta película de terror venga con otra entrega

9-. El miedo de los gobiernos y las incertidumbres que provocan las crisis son trampolines para la inestabilidad política, plataformas que disparan las expectativas de los extremos.

Los mercados no son partidarios de la estabilidad por una cuestión de principios. Sucede, simplemente, que la democracia liberal es la única arquitectura que garantiza de facto la seguridad jurídica. Si se confirman los peores presagios esta variante vendrá con un clavo en cada mano, uno para el ataúd de la socialdemocracia y otro para el de la democracia cristiana.

10-. Porque somos humanos. Y los seres vivos somos tan frágiles como lo son todas nuestras creaciones, todas nuestras posesiones. El miedo en los mercados es espejo del miedo que siente cualquiera.

Sencillamente, no nos sentimos preparados para que esta película de terror venga con otra entrega. No nos sentimos con fuerzas. Y, sin embargo, las tenemos si hace falta. Nos adaptaremos. Sobreviviremos.

A lo largo de los próximos días veremos si el temor se instala en todas las capas de la sociedad, falta información todavía. De momento el pánico ya ha asaltado los mercados. El vértigo al impacto potencial de la variante B.1.1.529 se ha desatado a la velocidad del rayo. ¿Por qué el miedo cabalga de nuevo en los mercados? Diez motivos.

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