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El PP regala a Vox el liderazgo de la derecha
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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El PP regala a Vox el liderazgo de la derecha

Puede que estemos viviendo las fechas más trascendentes de la legislatura, incluso de la década. Si el equilibrio político está mutando tan deprisa como parece, las consecuencias se hacen difíciles de calcular

Foto: Santiago Abascal. (EFE/Iván Tomé)
Santiago Abascal. (EFE/Iván Tomé)
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Hay algo hipnótico en estos días. La sucesión de los hechos es tan cruda, tan descarnada, que la actualidad se nos hace adictiva. Sin embargo, conviene tener en mente que el futuro puede estar cambiando tan rápido como el presente. Es probable que solo durante esta semana el PP haya perdido medio millón de votos hacia Vox. Puede que más.

Puede que estemos viviendo las fechas más trascendentes de la legislatura, incluso de la década entera. Si el equilibrio político está mutando tan deprisa como parece, las consecuencias para nuestra democracia se hacen difíciles de calcular.

Vayamos antes con la causa. Hace solo cuatro años presumíamos de que el hecho diferencial español estaba en que aquí no había extrema derecha. Ahora la hipótesis de que los de Abascal superen a los del PP en el liderazgo de la derecha pasa de plausible a verosímil, incluso a muy cercana en el corto plazo.

Parece claro que la crisis territorial catalana, la masiva corrupción del PP y el engendro de la coalición Frankenstein establecieron las condiciones de necesidad para el surgimiento de Vox. El caldo de cultivo de la reacción política.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Comunidad de Madrid)

Ahora bien, con eso no basta. Puede haber al menos una acción combinada, como mínimo dos factores que han contribuido decisivamente a la aceleración del proceso. El primero es la irresponsabilidad de Sánchez que está haciendo con los verdes lo mismo que su antecesor hizo con los morados. Auparlos. La misma irresponsabilidad que Rajoy.

El segundo es la suicida estulticia de los dirigentes de un Partido Popular que, da hasta vértigo recordarlo, se acercaba al 30% tras la celebración de las elecciones madrileñas.

Desde la racionalidad política no existe ningún motivo que justifique o explique esta inmolación de los populares. Solo la lógica orgánica, la lucha por el poder en el seno de ese partido puede ayudarnos a comprender la sinrazón que está ocurriendo.

Es obvio que, dentro de la clave interna, Ayuso es la principal amenaza para la supervivencia de Casado. Conviene, además, tener en cuenta que en julio ese partido celebrará un congreso nacional. Y que allí se decidirá quién estará al frente de la organización durante los próximos cuatro años —quien mandará en Génova pase lo que pase tras las próximas elecciones generales—. Desde esos dos puntos pueden levantarse un par de signos de interrogación.

Foto: El candidato de Vox a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo. (EFE/Nacho Gallego)

¿Qué pasaría si Ayuso se presentase a unas primarias? En esa lid, la fuerza del aparato no garantizaría el éxito del actual presidente del PP. Una victoria rotunda entre la militancia solo podría refrendarse posteriormente en el congreso del partido.

Vistas así las cosas, desde la perspectiva de la lucha por el poder dentro del PP, lo que está pasando ahora puede ser descifrado como un intento de asesinato político premeditado que seguramente acabe como una matanza general.

Ella, que es el principal activo electoral de las siglas, que es el único antídoto probado frente a Vox que existe en toda la organización, tiene ya la imagen pública ensuciada por una mancha de las que no se van. La sombra de la corrupción. Eso, en el mejor de los casos, porque la picadora de la carne ya está en marcha. Queda por ver si podrá seguir compitiendo, si Génova encontrará la manera de desclasificarla para la carrera.

Él, que es el líder del partido y, sobre todo, de la oposición, tiene ya impuesto un sambenito del que difícilmente se podrá liberar. La asociación con Hernández Mancha clavada ya en el imaginario colectivo conlleva el deshonor, el desprecio y, con no pocas probabilidades, la imposición de su fecha de caducidad.

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE/Zipi)

Dentro todavía de la clave orgánica, la presión para que se ajusticie a Teodoro García Egea —que parece estar llevándose a cabo desde las baronías— no se parece mucho a la petición a Casado de un sacrificio que pueda salvarle. Es una demanda para que se desarme y el martirio definitivo sea menos ruidoso. Menos costoso.

La lista de daños colaterales es enorme. De esta sale tocado el alcalde de Madrid, sale tocado el presidente de Andalucía. Mañueco ya estaba tiritando. El daño en la imagen de marca es incalculable. El destrozo sobre toda una generación de dirigentes del PP es irreparable. ¿Quién se salva de esta quema?

Suena Núñez Feijóo. Suena como suena Michel cada vez que hace falta un relevo en un banquillo. Es lógico en medio de tanta zozobra. Es la respuesta instintiva que necesitaría, eso sí, del concurso de los líderes territoriales. En cualquier caso, en estos momentos, no estoy completamente seguro de que ni siquiera eso sea lo más relevante. Puede que no haya tanto tiempo por delante, porque en política ningún vacío de liderazgo es eterno.

¿Quién es el líder de la oposición hoy? ¿Cómo puede atacar Casado a Sánchez en la próxima sesión de control? ¿Qué pasará cuando las casas de encuestas reflejen que Vox supera en intención de voto al Partido Popular? ¿Cómo se le da marcha atrás a eso?

Suena Núñez Feijóo. Pero ya no suena a disparate que el Gobierno que suceda a Sánchez tenga dentro a la extrema derecha. Ahora, por debajo del escándalo, de los memes y de los mariachis, lo que resuena es otra cosa.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada al pleno en el Senado, este martes en Madrid. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

La incógnita es si Vox tendrá o no tendrá más votos que el PP en las próximas elecciones generales. Nadie puede excluir ese escenario. Por el camino en que vamos, por esta pendiente enloquecida, plagada de torpezas, egos y soberbias, Abascal está convirtiéndose en opción de Gobierno real y no virtual.

Pensar que el sorpaso de Vox al PP supone una bendición para Sánchez es un ejercicio de frivolidad, porque estamos hablando de una condena para la democracia española. Y además es voluntarismo.

Puede que sea más útil y más responsable preguntarse si estamos en medio de un gozne histórico. Lo que ha pasado en estos cuatro años, el surgimiento, la consolidación, la posible transformación de Vox en una fuerza de Gobierno en Castilla y León; puede ser poco comparado a lo que viene. La corriente histórica es la que es. Y al frente del sistema no están los mejores para defenderlo.

¡Qué cosas! El PP se prende fuego a lo bonzo y yo ardo en deseos de equivocarme.

Hay algo hipnótico en estos días. La sucesión de los hechos es tan cruda, tan descarnada, que la actualidad se nos hace adictiva. Sin embargo, conviene tener en mente que el futuro puede estar cambiando tan rápido como el presente. Es probable que solo durante esta semana el PP haya perdido medio millón de votos hacia Vox. Puede que más.

Partido Popular (PP) Teodoro García Egea Extrema derecha