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¿Hay alguien capaz de poner un poco de orden en este Gobierno?
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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¿Hay alguien capaz de poner un poco de orden en este Gobierno?

Lo inquietante, lo que nadie puede celebrar, está en la evidencia: un gobierno incapaz de controlarse a sí mismo no puede hacerse cargo del complejo tiempo que vive España

Foto: Pedro Sánchez. (EFE/Stephanie Lecocq)
Pedro Sánchez. (EFE/Stephanie Lecocq)
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Frenética semana del gobierno. Conejos que salen muertos de la chistera, como en ristra. Yincana de silencios y mentiras, de desmentidos y anuncios a golpe de tuit, de fuego amigo y de improvisaciones, de cortinas de humo, chapuzas improvisadas y vueltas de la burra al trigo. Un no parar, es verdad. Una aceleración del gobierno, es cierto. Pero de espasmos.

Más de uno se preguntará si son manotazos de ahogado, si Sánchez está en tiempo de descuento porque los relojes en política no funcionan marcha atrás. No faltan motivos para pensarlo, ni ganas para alargar la agonía. Sin embargo, da igual. Lo vital es que la vida aprieta y que este caos no alivia la urgencia.

Lo inquietante, lo que nadie puede celebrar, está en la evidencia: un gobierno incapaz de controlarse a sí mismo no puede hacerse cargo del complejo tiempo que vive España. Y en ese punto estamos.

Este gobierno sabe que no puede contar lo que hace porque pierde votos

Repasemos. Espadas se presentó a las primarias andaluzas por indicación de Sánchez bajo el lema "Cambiar para gobernar" y ha dejado al PSOE sin base territorial con la que articular una mayoría política en España. Eso sí, seguirá.

Fue lo único que se le entendió tras el recuento. Quedarse para que la resaca dure una década en lugar de una noche. Lenguaje inclusivo hecho carne: el lastre y luego Lastra. Arriba los corazones.

El lunes aumentaron las penas de los socialistas. No hubo desde Ferraz ni desde Moncloa nada que pudiera parecerse a un esbozo de autocrítica. Ni falta que hacía, en realidad el diagnóstico está claro desde el principio. Se lo saben. Este gobierno sabe que no puede contar lo que hace, porque pierde votos y que tampoco puede dejar de hacer lo que hace, porque entonces pierde el poder que le administran sus socios parlamentarios.

Machacar al INE o al Banco de España puede censurar los números, pero no hará desaparecer a la verdad

Por eso, según ha terminado la campaña, han vuelto a las andadas: primero el martes con la economía y luego el miércoles con Frankenstein, dos de los principales motivos que está convirtiendo al PSOE en un partido perdedor.

Calviño es plenamente consciente del enorme riesgo que sufren nuestras economías, pero sigue sin reconocer la verdad y mientras no la verbalice no podrá operar sobre la realidad.

Estamos ante el abismo de la estanflación. Así que la ministra dio un paso para afirmar lo que mil veces negó: la subida de los precios ha llegado para quedarse. Breaking news. ¿Cuánto tardará este gobierno en pronunciar la palabra crisis?

Machacar al INE o al Banco de España puede censurar los números, pero no hará desaparecer a la verdad. Y la verdad es que Bruselas le está pidiendo al gobierno un ajuste de 15.000 millones, mientras 7 de cada 10 españoles se ven incapaces de afrontar la subida de precios.

Terminada la competición andaluza, sonó el despertador para descongelar la relación con ERC. La reunión "bilateral" está al caer

Al día siguiente, miércoles tempranito, Bolaños se subió al AVE. Terminada la competición andaluza, sonó el despertador para descongelar la relación con ERC. La imagen de la reunión "bilateral" está al caer. Y con la foto, el cheque sobre la mesa. Mano de santo para las municipales y autonómicas del año que viene.

Simultáneamente —guiño, guiño— Sánchez anunciaba a Rufián la medida que había ocultado a sus ministros: la bajada del IVA de la luz. Había que "dar un golpe de efecto". Había que vender algo, otra vez —como con el tope del gas—, como si fuese el bálsamo de Fierabrás.

Menos mal que los de Podemos fueron tan rápidos como leales. Los socios de la coalición tardaron cinco minutos en salir a decir que la bajada del impuesto "no es suficiente" y que hacen falta "medidas mucho más valientes". Debió motivar a la ministra del ramo que afirmó que "así no se resuelve el problema" de los precios de la luz, una exhibición de disciplina comunicativa.

Tener a un comunista de ministro de consumo tiene estos giros que valen para el club de la comedia o de la tragedia

Al rato, Yolanda Díaz anunciaba sus propuestas por Twitter, como quien se apunta la lista de la compra en el teléfono. Y ahí estaba el bueno de Echenique, remando siempre a favor, enmendando a la lideresa al reclamar un bono de transporte de 10 Euros en lugar de una rebaja del 50%.

Ese gesto de compañerismo animó a Calviño cuando fue preguntada por el impuesto eléctrico de Díaz: "Ignoro esas propuestas", respondió. Dicho en plata: no es que desconozca la propuesta, es que ignora a su colega en el Consejo de Ministros.

Ocupada, ocupadísima, la ministra de transportes no quiso meterse en la pelea de la energía porque está haciendo todo lo posible para no evitar una huelga de transportes a partir del próximo lunes que tiene acongojada a toda la industria de alimentación.

Por eso Garzón, que está al quite, dispuesto siempre a dar espectáculo, sin duda inquieto porque el precio de la cesta de la compra subiese en mayo cinco veces más que el IPC, se armó de valor y salió a denunciar al clima por el incremento del precio de las sandías. Tener a un comunista de ministro de consumo tiene estos giros que valen para el club de la comedia o de la tragedia.

Es trágico que los ministros de este gobierno se hagan zancadillas para llevarse las medallas de chocolate de Tezanos

Woody Allen nos contó que la comedia es tragedia más tiempo. Esta vez, va a ser que no. Esto resulta duraderamente trágico.

Es trágica cada una de las palabras de Irene Montero y de Belarra tras la dimisión de Oltra.

Es trágico que la ministra de defensa esté en el punto de mira de los 'indepes' cuando estamos en tiempo de guerra.

Es trágico que la mitad del gobierno esté en la cumbre de la OTAN y la otra mitad en la calle regalándole a Putin la imagen que más fortalece su posición.

Es trágico que los ministros de este gobierno se hagan zancadillas para llevarse las medallas de chocolate de Tezanos, en lugar de trabajar, negociar y generar acuerdos y reformas que frenen la creciente desigualdad social que está provocando la inflación y que aumentará con la recesión.

¿Hay alguien capaz de poner un poco de orden en este gobierno? Nadie, querido lector, nadie

Es trágica la absoluta descoordinación del gobierno, este clima tóxico que genera Sánchez en todos sus equipos, esta tela de araña de ambiciones personales —también por sucederle—, este jaleo preñado de sectarismo y de odios intestinos, esta pirámide banalidad, de impostura y de falta de profesionalidad.

Es trágico todo esto después de todo lo que llevamos los españoles sobre nuestras espaldas.

¿Hay alguien capaz de poner un poco de orden en este gobierno? Nadie, querido lector, nadie. Al lado de nuestro Consejo de Ministros, el ejército de Pancho Villa es una fábrica de relojes suizos. Mira, otros relojes que tampoco funcionan hacia atrás.

Frenética semana del gobierno. Conejos que salen muertos de la chistera, como en ristra. Yincana de silencios y mentiras, de desmentidos y anuncios a golpe de tuit, de fuego amigo y de improvisaciones, de cortinas de humo, chapuzas improvisadas y vueltas de la burra al trigo. Un no parar, es verdad. Una aceleración del gobierno, es cierto. Pero de espasmos.

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