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Antes de que el general Invierno entre en el tablero
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Antes de que el general Invierno entre en el tablero

La mayor baza de Putin no está en que los ucranianos se congelen de frío, sino en que nosotros toleremos mal la bajada de nuestra calefacción y el aumento de la factura

Foto: Tropas ucranianas buscan a supervivientes de un bombardeo. (EFE)
Tropas ucranianas buscan a supervivientes de un bombardeo. (EFE)
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El tiempo nos contará si los responsables de la invasión de Ucrania serán llevados ante los tribunales. Si esto ocurre, si de verdad termina habiendo justicia, los dirigentes del aparato de propaganda del Kremlin tendrían que estar también en el banquillo de los acusados. Porque si algo define a este conflicto, más que a ningún otro anterior, es su desarrollo en dos frentes: el militar y el de la opinión pública.

Nada de lo que ha ocurrido esta semana puede comprenderse sin tener en cuenta que los bombardeos indiscriminados a la población ucraniana están en buena medida diseñados para ser emitidos en los televisores rusos. La sangre de los inocentes está siendo empleada para legitimar una autocracia cleptómana y brutal.

Foto: Kiev bajo los misiles rusos. (Reuters/Oleksandr Klymenko)

Los expertos en el arte de la guerra sostienen que estos bombardeos indiscriminados tienen un propósito militar: saturar las defensas aéreas ucranianas para que no detecten los misiles más precisos destinados a golpear las infraestructuras más sensibles (hospitalarias y energéticas), de manera que el invierno se le haga todavía más duro a la población del país invadido.

Sin embargo, cuesta argumentar que esta ofensiva pueda servir para debilitar el ánimo de los ucranianos. Después de ocho largos meses de guerra, ha quedado patente que su voluntad de plantar cara a los agresores permanecerá intacta. Ya es bastante obvio que el destino de aquel país no depende tanto de sus mujeres y hombres como de la ayuda occidental. Si les respaldamos, lo lograrán.

Foto: Comparecencia de Putin a través de una pantalla en Enerhodar, Zaporiyia. (Reuters/Alexander Ermochenko)

Lo cierto es que toda esta ofensiva ha sido activada después de la explosión del puente de Crimea. Para nosotros es un puente más, para el Kremlin es un símbolo que estalló en el día del cumpleaños del máximo dirigente. Dos pequeños 'flashbacks' para demostrarlo.

Primero. 15 de mayo de 2018, cuatro años después de la anexión ilegal. Inauguración espectacular: Vladímir Putin, en vaqueros y cortavientos azul marino, se sube en un enorme camión Kamaz, hace sonar la bocina, arranca y cruza el puente con varios vehículos pesados siguiéndole. Las imágenes son tan perfectas como un spot publicitario. El ejercicio de propaganda es perfecto.

"Para nosotros es un puente más, para el Kremlin es un símbolo que estalló en el día del cumpleaños del máximo dirigente"

Segundo. 1 de noviembre de 2018. Se estrena en los cines rusos: "El puente de Crimea: ¡Hecho con amor!". Una película con aire de comedia romántica que llegó a ser sexta en la taquilla, regada con dinero público y, por lo tanto, una ocasión adicional para la corrupción que incluso llegó a denunciar Alex Navalny.

La explosión de aquel puente tiene sentido militarmente —porque dificulta el desempeño logístico ruso—, pero sobre todo ha tenido un impacto notable en el campo de la propaganda —donde los invadidos también están demostrando bastantes habilidades—. Elevó el ánimo de su población y golpeó en el estómago de la opinión pública rusa.

Tanto que precipitó los acontecimientos. El Kremlin activó un cambio muy importante en la jefatura del ejército —el ascenso de Surovikin, criminal de Alepo— y posteriormente inició la campaña de bombardeos indiscriminados sobre la población Ucraniana.

Foto: Imagen satelital del tramo dañado del puente de Kerch. (Reuters/Maxar Technologies)

Desde entonces, la televisión rusa y los propagandistas no hacen sino emitir las imágenes de las viviendas y los edificios públicos arrasados. La muerte de quienes iban a ser liberados está siendo utilizada en una campaña de propaganda. Los expertos en comunicación llaman a esto "cortina de humo", cualquier persona con un poco de corazón solo puede calificar esto como "una cortina de sangre" destinada a distraer a los rusos del fracaso militar de Putin.

A mediados de noviembre, dentro de nada, entrará en el tablero de la guerra el general Invierno. Queda, sin embargo, tiempo para que las fuerzas ucranianas amplíen una contraofensiva y retomen Jersón —hasta se baraja que en los próximos diez días—. Después, el conflicto entrará en una fase diferente, probablemente más estática, más de trincheras, según apuntan los especialistas.

Estos ocho meses de guerra parecen haber dejado demostrado que el ejército ruso ha mordido más de lo que puede masticar. Primero porque infravaloraron al adversario y sobrestimaron sus propias fuerzas. Planificaron un conflicto corto, con poca resistencia y bajo impacto en las tropas. Ese es el coste de tener una inteligencia insuficiente y de tomar decisiones basadas en presunciones y asunciones propias.

"Planificaron un conflicto corto, con poca resistencia y bajo impacto. Ese es el coste de tomar decisiones basadas en presunciones"

Segundo, porque su desempeño está claramente por debajo de las expectativas. Sobre el terreno puede verse que el entrenamiento de las tropas fue insuficiente, que los mandos toman con frecuencia decisiones tácticas erróneas y que la falta de los recursos adecuados es evidente.

Tercero, porque sus fuerzas áreas han sido incapaces en todo momento de alcanzar su primera prioridad, esto es, suprimir las defensas ucranianas y establecer superioridad en el aire para reforzar al ejército de tierra.

Y cuarto porque están teniendo problemas para adaptarse a una guerra distinta a la prevista, problemas de aprendizaje que los ucranianos no parecen sufrir. Se han empleado pocos recursos al golpear la central de Belgorod, la ciudad rusa que está a 40 kilómetros de Ucrania y que han dejado sin luz, con ese único impacto le han abierto una brecha táctica a Moscú.

¿Qué puede ocurrir en el futuro?

No parece muy plausible que estos cuatro grandes errores, esas cuatro grandes debilidades del ejército ruso, puedan solventarse desde Moscú a corto o a medio plazo. Hay motivos suficientes para sostener que su derrota militar es inviable mientras Occidente siga unido y enviando todo lo necesario.

No debe infravalorarse el riesgo de escalada nuclear —por ninguna de las dos partes—. Pero sí que está fuera de discusión que la respuesta occidental será proporcional sin recurrir al armamento nuclear.

Es prácticamente seguro que la propaganda del Kremlin seguirá condicionando las decisiones de la cúpula militar moscovita porque para Putin, por encima de la guerra, el objetivo número 1 es sobrevivir al frente del poder.

Foto:  IRIS-T. (Dihel Defence)

Esa propaganda continuará funcionando con mucha más eficacia fuera de la UE que dentro de ella. La demonización de Occidente que está emitiendo el Kremlin en su zona de influencia, países más o menos amigos y naciones africanas está teniendo éxito.

Y puede darse por hecho que la gran apuesta de Putin está en el general Invierno, convertirá el frío en su arma, como siempre ha ocurrido históricamente, como de hecho lleva haciéndolo desde que inició la crisis energética hace meses.

Su mayor baza no está en que los ucranianos se congelen de frío, sino en que nosotros toleremos mal la bajada de nuestra calefacción y el aumento de la factura. Enfrentar a los electores de nuestras naciones con los gobernantes es su mayor oportunidad para dividir y debilitar el apoyo a Ucrania.

"Su mayor baza no está en que los ucranianos se congelen de frío, sino en que nosotros toleremos mal la bajada de nuestra calefacción"

Falta poco para que todo eso llegue de verdad a nuestro país mediterráneo, cuestión de semanas. Cuando el frío llegue, cuando tengamos menos calor en casa, se librará otra batalla decisiva en cada hogar europeo.

El general Invierno llamará a nuestras casas. Y en nuestra manera de afrontar esa adversidad, que no es una amenaza existencial, se definirá nuestra fibra moral, la fortaleza de nuestras democracias y la supervivencia de un país que merece nuestra admiración y nuestro respaldo. Nuestro pequeño esfuerzo al lado de su sacrificio.

El tiempo nos contará si los responsables de la invasión de Ucrania serán llevados ante los tribunales. Si esto ocurre, si de verdad termina habiendo justicia, los dirigentes del aparato de propaganda del Kremlin tendrían que estar también en el banquillo de los acusados. Porque si algo define a este conflicto, más que a ningún otro anterior, es su desarrollo en dos frentes: el militar y el de la opinión pública.

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