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La investidura de Feijóo: "Solo ante el peligro"
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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La investidura de Feijóo: "Solo ante el peligro"

Puede que no esté de más recordar que el Congreso existe para que hablen quienes piensan distinto y se busquen los acuerdos

Foto: El líder popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El líder popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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¿Qué debe hacer un hombre cuando el peligro se acerca? ¿Salvar su vida y su amor o cumplir con el deber, aunque sea imposible sobrevivir, aunque nadie le ayude, aunque nadie siquiera se lo agradezca porque el pueblo está sumido en una profunda crisis moral? Las buenas películas, como las novelas, como los momentos decisivos que la vida plantea, siempre nos ponen frente a los grandes signos de interrogación. Por eso pueden establecerse relaciones entre ese clásico del cine y lo que ocurrirá pronto en el Parlamento.

Solo ante el peligro no es un western canónico (y lo mismo puede decirse sobre la investidura). Tras su estreno en 1952, los popes del género arremetieron contra un guion demasiado psicológico que rompía con el arquetipo del héroe propio de las películas clásicas del oeste. Howard Hawks fue especialmente incisivo. Tanto que, a modo de respuesta, rodó después Río Bravo. Incluso llegó a afirmar: "Nunca pensé que un buen sheriff iría corriendo como un pollo sin cabeza pidiendo ayuda por las calles y que, al final, fuese su esposa cuáquera quien tuviese que salvarlo".

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Esa crítica se parece a la formulada por quienes creen que el presidente del PP no debería haber hablado con el resto de fuerzas políticas. Es decir, no intentarlo, no asumir el desgaste, como hizo Rajoy en su momento declinando el encargo de Zarzuela.

Puede que no esté de más recordar que el Congreso existe para que hablen quienes piensan distinto y se busquen los acuerdos, siempre sin romper el perímetro de la letra y del espíritu constitucional. Lo contrario, claro, evita el riesgo de deterioro en la imagen personal, pero conlleva asumir la idea de las dos Españas irreconciliables. Yo no sé si nuestro país tiene o no tiene arreglo, pero sí considero que el día en que los diferentes dejen de dialogar no tendremos motivo para la esperanza.

John Wayne (que protagonizaría Río Bravo) también reprobó Solo ante el peligro, más por motivos políticos que artísticos. Él, como todo Hollywood, vio que el guion denunciaba por debajo el silencio de la comunidad del cine ante la "caza de brujas" que se estaba llevando a cabo. De hecho, Gary Cooper fue elegido como protagonista porque Henry Fonda ya estaba marcado como sospechoso.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Ese clima sectario y paranoico también es muy propio de nuestro tiempo. Borja Sémper, que empleó el euskera precisamente para plantar cara a quienes utilizan la lengua como herramienta del integrismo divisivo, que tiene una trayectoria vital y política marcada por la coherencia y la nobleza, se ha convertido en un tipo que puede ser señalado por quienes se dicen cercanos, sin ser suficientemente defendido por quienes tiene al lado. El silencio, como en la película que venimos comentando, le pone sonido al miedo.

Hay en Solo ante el peligro una tensa relación entre el silencio, el miedo y el paso del tiempo. Todos los personajes saben que el tren se acerca, la hora en que llegará y que entre los pasajeros está un grupo de pistoleros dispuesto a cobrarse la vida del sheriff.

La magia narrativa de la película reside en la lentitud irreversible con la que ocurre todo. Está prácticamente contada en tiempo real (se eliminaron algunas escenas en edición y por eso no encaja del todo). Esa implacable cadencia de las manecillas no está demasiado lejos de la que venimos viviendo desde la noche electoral. Está pasando de todo, pero el tiempo político nos parece casi suspendido. Sin embargo, la hora del tiroteo está marcada en el calendario público. Una vez que la victoria está prácticamente descartada, lo que se juega es la supervivencia de Feijóo.

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El presidente del PP debe saber que solo caben seis balas en el tambor de su revólver, pero que vienen siete pistoleros. Por lo tanto, no le bastará con hacer un primer gran discurso, necesitará siete más.

En su primera intervención, sin límite de tiempo, podrá exponer al país su programa de gobierno. Es su oportunidad de ofrecer la contra imagen del sanchismo. Será eficaz si ha trabajado bien durante las últimas semanas en la elaboración del diagnóstico y la receta para España. Solo podrá pasar la primera prueba si el relato tiene anchura para recoger a la centralidad de la sociedad y altura de Estado.

A continuación, empezará a desenfundar el resto de actores. Cada grupo parlamentario dispondrá de 30 minutos con réplicas de diez. Y todos irán a por él. El intercambio de disparos con Sánchez será el clímax, no será físicamente agotador porque su rival no podrá esta vez abusar del tiempo como acostumbra, pero la exigencia mental será extrema.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i), junto al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d). (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El peligro radica en que habrá más, en que el resto también querrá que su bala sea la de plata. Nadie aflojará. Probablemente, solo Yolanda vuelva a decepcionar y Feijóo pueda recargar frente a ella tanto el ánimo como la adrenalina que hará falta para llegar hasta el final. Pero todos los demás, con toda seguridad y sin guardarse nada, tirarán a matar.

Seis balas y siete pistoleros. Falta una. En Solo ante el peligro es ella quien dispara. Grace Kelly (con la que Cooper mantuvo un romance durante el rodaje a pesar de los 30 años de diferencia que se llevaban) es quien salva al protagonista. Pero a mí, llámenme loco, me cuesta imaginarme a Santiago Abascal en el papel de esposa cuáquera. Sabemos que el de Vox agarrará el rifle, pero no a quién apuntará. Hasta el momento no ha emitido ninguna prueba de lealtad, más bien lo contrario, ha socorrido al pistolero cada vez que ha tenido que hacerlo. Ojo a esa séptima bala, porque ahí es donde se decide no la victoria pero sí la supervivencia.

Antes del desenlace, la maravillosa Katy Jurado, que interpreta brillantemente al personaje de mayor densidad, demuestra que sigue enamorada del Sheriff advirtiendo a su amante pistolero: "Eres guapo, eres ancho de espaldas. Pero él es un hombre. Hace falta mucho más que unas espaldas anchas para hacer a un hombre. Y… ¿Sabes qué? No creo que nunca vayas a conseguir eso".

¿Qué debe hacer un hombre cuando el peligro se acerca? ¿Salvar su vida y su amor o cumplir con el deber, aunque sea imposible sobrevivir, aunque nadie le ayude, aunque nadie siquiera se lo agradezca porque el pueblo está sumido en una profunda crisis moral? Las buenas películas, como las novelas, como los momentos decisivos que la vida plantea, siempre nos ponen frente a los grandes signos de interrogación. Por eso pueden establecerse relaciones entre ese clásico del cine y lo que ocurrirá pronto en el Parlamento.

Alberto Núñez Feijóo
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