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Los nombramientos y la degradación: el 'tezanismo' como método de gobierno
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Los nombramientos y la degradación: el 'tezanismo' como método de gobierno

Tezanos ha dejado de ser un personaje porque todos empiezan a ser Tezanos. Su esqueleto ético es ahora el uniforme moral del Gobierno entero. Es una cultura política

Foto: Coloquio del CIS sobre "las mujeres en la sociología".
Coloquio del CIS sobre "las mujeres en la sociología".
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Tezanos ha traspasado el umbral, ha dejado de ser un personaje para convertirse en una categoría y dar nombre a un método de ejercer el poder que será estudiado en el futuro.

Antes era prácticamente el único, ahora es uno más. Por no ser, ya ni siquiera es el que más escandaliza. La catarata de nombramientos sanchistas está dejando una mancha general de arbitraria inmoralidad. Y conviene acercarse a ese manchurrón; analizar y jerarquizar las distintas designaciones, y diseccionarlo para comprender la lógica y para medir el grado de envilecimiento que está sufriendo nuestra vida pública.

En cualquier democracia, los dos principios básicos que requiere cualquier tipo de nombramiento son la capacidad y la confianza. Se exige a quien va a ejercer una responsabilidad política el dominio de la materia y la lealtad personal. Hay, por lo tanto, un factor objetivo y otro subjetivo.

En la nuestra, el presidente del Gobierno está iniciando esta legislatura apartando lo objetivo (la capacidad) y primando lo subjetivo (la sumisión) para elegir a quienes quiere al frente de las distintas administraciones de nuestro país.

Foto: El presidente del CIS, José Félix Tezanos, en una imagen de archivo. (EFE/Kiko Huesca)

De vez en cuando, el dedo señala a alguien que sabe algo de lo que tendrá que hacer. Pero el conocimiento y la experiencia han dejado de ser la norma y se han convertido en la excepción. Manda más el capricho y además debe verlo todo el mundo.

Muchos han puesto el grito en el cielo por el nombramiento del presidente de la Agencia EFE. Y puede entenderse. Pero creo aconsejable recordar que Miguel Ángel Oliver es tan periodista como Tezanos es sociólogo. Los dos juegan en la misma liga. No tienen la mejor hoja de servicios a la democracia. No son los profesionales más prestigiosos y tampoco los menos sesgados, pero, al menos, algo de lo suyo sí que saben. Un mínimo de capacidad sí que tienen.

Foto: Fotografía de archivo de Miguel Ángel Oliver. (EFE / Chema Moya)

Cuestión distinta es cómo empleará cada uno de ellos su conocimiento y su experiencia. No parece descabellado apostar a que ambos se dedicarán disciplinadamente a retorcer la realidad: uno por el lado de los números, y el otro por el de la actualidad.

En el segundo escalón de la arbitrariedad está el nombramiento de altos cargos que no saben absolutamente nada del organismo o empresa pública donde han sido destinados. Puede que aquí esté siendo injusto con el antiguo jefe de gabinete de Sánchez en Ferraz, que ahora preside Correos. Es probable que este, al menos, pegase algún sello alguna vez en su vida.

Estos enchufados, fuertemente remunerados, carecen de responsabilidad política y se encuadran en la categoría del nepotismo. Es decir, amiguetes a los que el presidente del Gobierno hace un favor tirando del dinero de todos.

Foto: Maritcha Ruiz Mateos, exjefa de prensa de Sánchez. (PSOE)

En el tercer peldaño nos encontramos a quienes tampoco cumplen ningún requerimiento objetivo para el correcto desempeño de una responsabilidad que sí es estrictamente política. Aquí, el grupo es numeroso y quizá baste con dar el ejemplo de Óscar Puente para que todos sepamos de lo que estamos hablando.

Elegir al arquetipo de la grosería sanchista como ministro de Transportes y Movilidad Sostenible es un acto impúdico premeditado. Tiene la misión, que a buen seguro disfrutará, de confrontar al Gobierno con los distintos territorios (ahora que casi todas las regiones están gobernadas por el Partido Popular). Pero también, y esto es igual de importante, cumple la función de perpetrar, precisamente, la falta constante de pudor.

Lo impúdico es un rasgo muy distintivo del sanchismo. Lo que a cualquier otro gobierno le resultaría sonrojante, es vivido por este como una ocasión para el exhibicionismo. El escándalo aviva la hoguera del odio. Pero, sobre todo, refleja también la voluntad de ejercer el poder por encima de los límites formales, políticos y éticos.

Foto: Óscar Puente en el Congreso tras la investidura de Pedro Sánchez. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Y queda el último nivel de la arbitrariedad, la innovación de esta legislatura: la esfera internacional. Iceta en la UNESCO y Héctor Gómez en la ONU. Puestazos que exigen un nivel élite porque se desarrollan en espacios muy competitivos, donde España se juega muchísimo y se dirime además el prestigio de nuestra nación. A estos se les ha mandado fuera porque, directamente, ya no quedan despachos libres en los organismos y empresas públicas por colonizar.

Una vez que están expuestas, jerarquizadas, las distintas categorías de nombramientos, ya se puede arrojar luz sobre la lógica cesarista de los nombramientos del Gobierno. Sánchez ve la Administración española como el terreno sobre el que puede verter premios y castigos en función de su termómetro personal de fidelidad.

En realidad, ese termómetro no se distingue demasiado del principio de “adhesión inquebrantable” que recordarán las generaciones mayores. El de ahora está pintado básicamente así...

Sánchez ve la Administración como el terreno sobre el que puede verter premios y castigos en función de su termómetro de fidelidad

Si no hay adhesión, vas al gulag (todos los socialistas no sanchistas).

Si hay adhesión, pero no es inquebrantable, vas a la nevera y esperas pacientemente a ver si se te recupera tras el proceso de reeducación a base de inducciones sumisas (Patxi López, Antonio Hernando y Óscar López).

Y si hay adhesión inquebrantable, si eres un Tezanos dispuesto a lo que sea, entonces te pasa lo que le está pasando a Bolaños. Pasas a la primera línea de ataque.

La "cultura tezánica" es una forma de ejercer el poder, marcada por un tipo de arbitrariedad, mitad cesarista y mitad narcisista

Tezanos ha dejado de ser un personaje porque todos empiezan a ser Tezanos. Su esqueleto ético es ahora el uniforme moral del Gobierno entero. Es una cultura política. En ese nivel de degradación está hoy nuestra vida pública. Veremos si mejora después de empeorar, lo seguro es que empeorará.

La "cultura tezánica" es una forma de ejercer el poder, marcada por un tipo de arbitrariedad, mitad cesarista y mitad narcisista, en la que los criterios objetivos y racionales son sustituidos por un caprichoso sistema de premios y castigos.

Es un método de gobierno diseñado con el objetivo de convertir las instituciones y organismos de todos en mecanismos polarizadores de control social. Después está la meta: desactivar la posibilidad de alternancia democrática en España.

Tezanos ha traspasado el umbral, ha dejado de ser un personaje para convertirse en una categoría y dar nombre a un método de ejercer el poder que será estudiado en el futuro.

Política Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) José Félix Tezanos Pedro Sánchez
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