Es noticia
Las togas ya están en el punto de mira
  1. España
  2. Crónicas desde el frente viral
Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

Por

Las togas ya están en el punto de mira

Lentamente, los servidores públicos que cumplen con su deber vuelven a ser colocados en la diana de las élites corruptas del nacionalismo catalán. Permitir que se ponga en duda la independencia del poder judicial mina la confianza en el sistema

Foto: Teresa Ribera y Pedro Sánchez. (Europa Press/Eduardo Parra)
Teresa Ribera y Pedro Sánchez. (Europa Press/Eduardo Parra)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Mola irse a Davos para fardar de liderazgo en la izquierda del sistema solar, aunque sea viniendo del país de Europa con peor nota en pobreza infantil, según los malditos fascistas de UNICEF.

Mola impostarse de superhéroe intergaláctico en la lucha contra la ola reaccionaria universal, aunque tengas metido al supremacista en casa dispuesto a deshumanizar a los extranjeros como antes deshumanizó al resto de españoles.

Y mola recitar eslóganes como si fueran haikus, aunque "la verdad" sea que el Gobierno está de prestado, y "la realidad" consista en verle lavando al prestamista los trapos sucios del delito. Es lo que hay.

Hay una España que avanza. Y va a toda máquina. Tanto que el progreso viaja más rápido que la luz. En menos de lo que dura un parpadeo histórico, hemos pasado de ver pintadas de los CDR en las casas de los jueces, a que sea el poder ejecutivo quien ponga a las togas en su punto de mira.

Foto: La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)

España avanza que es una barbaridad. Tanto que el Partido Socialista, antes basal, se comió entera la fórmula del populismo morado y, sin darse tiempo para un provechito, anda ya chupándose los dedos con la receta del separatismo.

Es lógico. No se puede regalar la impunidad a los golpistas sin golpear las bases mismas del sistema. Y no hay herramienta más a mano para martillear la relojería democrática que el martillo práctico y retórico de los indepes.

Todo está inventado

Todo está inventado. Lo hemos visto antes en Cataluña y está pasándonos de nuevo ahora, pero a escala mayor. Vemos cómo a Francina Armengol se le está empezando a poner cara de Carme Forcadell. Vemos que el oficio de letrado del Parlamento comienza a ser una profesión de alto riesgo, como pasó antes en el Parlament. Sabemos lo que viene después, no hay motivo para fingir sorpresa. Así que llevémoslo con dignidad, sin dejar de contar serenamente lo que vemos.

Lentamente, los servidores públicos que cumplen con su deber vuelven a ser colocados en la diana de las élites corruptas del nacionalismo catalán. No saben gobernar sin robar, por eso su amnistía tiene que remontarse al pleistoceno. Pero sí saben amedrentar a los que protegen los nervios de la democracia, en eso son unos maestros. Y tienen buenos alumnos en el Gobierno porque a la fuerza ahorcan.

Tras el fracaso estrepitoso del golpe, acobardados, los separatistas dejaron de pensar en la república y se centraron en salvar su culo.

"No saben gobernar sin robar. Pero sí saben amedrentar a los que protegen los nervios de la democracia, en eso son unos maestros"

Crearon el clima mediático que invierte la carga de la culpa, de manera que el gran problema de Cataluña no es que haya delincuentes, sino tribunales abiertos.

Redactaron la coartada intelectual del lawfare. Una teoría de la conspiración, según la cual su procesamiento no se debe al procés, sino al uso del sistema legal con fines políticos. De forma que nada importan los delitos que los golpistas planearon, anunciaron públicamente y ejecutaron ante los ojos del mundo entero.

Y aumentaron su martirologio denunciando como inconcebible algo tan básico como que el Estado quiera vigilar y defenderse de quienes dijeron y siguen diciendo que su voluntad es, precisamente, acabar con el Estado.

Foto: El extesorero del PP Luis Bárcenas. (EFE/Archivo/Chema Moya)

Todo lo están haciendo para salir impunes y para volver a intentarlo en cuanto se den las condiciones de posibilidad, esto es, en cuanto nuestra democracia haya llegado a un punto de debilidad tal que no pueda defenderse ni defendernos. Hay que reconocerles que avanzan a buen paso. Acaban de apuntarse otro éxito.

La agresión de Teresa Ribera a la integridad del poder judicial no es una degradación más, no es otro reflejo de la falta de autonomía del Gobierno, supone un hecho de máxima gravedad porque ratifica la adopción por parte del Gobierno de la lógica de los delincuentes. Sus palabras son un ejercicio de completo entreguismo.

En cualquier país de nuestro entorno, un ataque de una vicepresidenta a los jueces solo podría resolverse con una dimisión o con un cese inmediato. En el nuestro conllevará el aplauso cerrado de la militancia socialista. El sueño de la polarización produce monstruos.

¿Argumentos éticamente sostenibles?

Quizá no esté de más darle la vuelta al tablero por un minuto, nada más que para ver si los argumentos de la mayoría que sostiene al sanchismo son éticamente muy sostenibles...

¿Debería ser investigado un grupo de extrema derecha que planease y anunciase dar un golpe de Estado para someter a Cataluña y romper el marco de convivencia constitucional?

¿Deberían ser procesados quienes intentasen dar ese golpe?

¿Deberían reformarse los delitos de malversación y sedición para beneficiar a esos golpistas de extrema derecha?

"Demos la vuelta al tablero: ¿deberían ser amnistiados unos fascistas condenados por darle un golpe a nuestra Constitución?"

¿Deberían ser amnistiados unos fascistas condenados por darle un golpe a nuestra Constitución?

¿Debería exigirse la salida fulminante de un vicepresidente conservador que señalase públicamente a un juez encargado de investigar los vínculos del fascismo golpista con el terrorismo?

Los delitos no tienen color político, son simplemente delitos. Una de las grandes ventajas que ofrece la democracia radica en que no existe un código penal para los que piensen de una manera y otro para los que piensen de otra.

Foto: La vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, en un acto en Madrid. (Europa Press/Carlos Luján)

Y una de las cosas que los demócratas tendremos siempre que recordar es que la justicia fue vital para frenar el golpe de los separatistas.

Permitir que se ponga en duda la independencia del poder judicial mina la confianza en el sistema, deslegitima las decisiones de los tribunales, es un acto de intimidación inaceptable, deteriora la rendición de cuentas y dificulta el control al resto de poderes.

Rechazar firme y frontalmente que las togas se pongan en el disparadero desde el poder ejecutivo es más que una cuestión política, es, ante todo, una obligación cívica. Todo lo demás es un acto de cinismo democráticamente repulsivo.

El respeto a la separación de poderes, a la imparcialidad de los tribunales y a la garantía de nuestra igualdad ante la ley son tres de los principios más fundamentales que debemos proteger. Al hacerlo, fortalecemos lo que es de todos y damos fuerza a los que son más débiles. Sin eso no hay progreso, ni izquierda que valga. Sin eso, España no pudo, no puede y no podrá nunca avanzar.

Mola irse a Davos para fardar de liderazgo en la izquierda del sistema solar, aunque sea viniendo del país de Europa con peor nota en pobreza infantil, según los malditos fascistas de UNICEF.

Jueces Política
El redactor recomienda