Es noticia
Hay motivo: las elecciones vascas son las más importantes
  1. España
  2. Crónicas desde el frente viral
Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

Por

Hay motivo: las elecciones vascas son las más importantes

No se dirime tanto la opción de un cambio político como la conclusión de un cambio sociológico y cultural sobre el que debería reflexionar el conjunto de la sociedad

Foto: El candidato del PNV a lehendakari, Imanol Pradales. (EFE/Miguel Toña)
El candidato del PNV a lehendakari, Imanol Pradales. (EFE/Miguel Toña)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La coincidencia de tres citas seguidas con las urnas eclipsa la importancia que tendrán las elecciones vascas. En ellas, no se dirime tanto la opción de un cambio político como la conclusión de un cambio sociológico y cultural sobre el que debería reflexionar el conjunto de la sociedad.

Las catalanas podrán desembocar en una repetición, o en la formación de un gobierno previsiblemente inestable. Está tan encanallada la política allí que ya parece imposible que se agoten las legislaturas. Llevan seis procesos electorales en los últimos 15 años sin que se altere lo esencial. En términos históricos, el declive continúa, permanece la toxicidad en la convivencia, y no van a menos las opciones de una crisis mayor.

Las europeas confirmarán las tendencias de un tiempo marcado por la incertidumbre y la escasez. Mientras nuestro continente se pregunta lo que quiere ser de mayor, todo parece indicar que veremos a la socialdemocracia más debilitada, a los populismos más reforzados, y a la UE más escorada hacia la derecha. Nada que en verdad pueda sorprendernos demasiado.

Sin embargo, será en el País Vasco donde probablemente se reescriba una zona genética primordial de nuestro tejido moral. Quizá sea lo más trascendente que nos ocurra en ese plano a lo largo de toda esta década. El escenario, tan abierto, de que Bildu supere en escaños al PNV dentro de unas pocas semanas resulta cualquier cosa menos improbable y éticamente inocuo.

Foto: Pujol conversa con Suárez. (EFE)

Los vascos, y con ellos todos los españoles, nos jugaremos el 21 de abril bienes tan importantes como la memoria y la dignidad, porque al elegir el futuro estaremos también decidiendo nuestro pasado, y, como consecuencia, la validez de la violencia y de la cultura de la violencia en el paisaje democrático que juntos compartimos.

Bildu podrá rebasar al PNV porque las tres circunscripciones vascas eligen igual número de escaños —25— teniendo volúmenes muy distintos de población —Bikzkaia cuadruplica a Álava y Gipuzkoa la duplica—. En la ley electoral habita una condición necesaria aunque no principal.

La actual generación de dirigentes del PNV ha fracasado con estrépito, y queda por ver si la siguiente podrá remontar el vuelo

Los albaceas del terrorismo pueden alcanzar la cima porque el PNV se ha convertido en un partido menguante, porque el PSOE ha propiciado una operación de blanqueamiento, y porque los cuadros de Bildu han aplicado mucha inteligencia a su desempeño. Sin cualquiera de esos tres factores, no estaríamos ahora al borde de una fecha vierteaguas.

La actual generación de dirigentes del PNV ha fracasado con estrépito, y queda por ver si la siguiente podrá remontar el vuelo, o si la organización quedará irremediablemente desfasada.

El más racional y hábil de los partidos, el más profesional, se encuentra ahora ante una crisis de producto difícil de reparar. Tenían y tienen incontables mecanismos de control social, pero han perdido la hegemonía cultural. Tenían y tienen una capacidad acreditada para gestionar, pero han perdido el monopolio frente a sus competidores nacionalistas. Tenían y tienen una posición privilegiada para negociar en Madrid, pero han perdido su autonomía política y los de Bildu han ganado una silla en la mesa de los repartos.

La actual generación de dirigentes socialistas, tan obsesionada con el poder a cualquier precio y tan poco interesada en el valor de la política, ha ido blanqueando a Bildu para terminar convirtiéndose en una fuerza política sin fuerza moral que terminará siendo inevitablemente subalterna.

Foto: Asistentes a un mitin del PNV ondean ikurriñas. (EFE/Javier Etxezarreta)

El más noble de los partidos vascos, el más coherente, se encuentra ahora frente a una realidad que prefiere no mirar. La conciencia y la coherencia se han convertido en corrupción espiritual. También desde Navarra, que es la estrella de la muerte del nacionalismo vasco.

Mientras tanto, la actual generación de dirigentes de Bildu ha tenido la habilidad de venderse como una organización potable sin haber completado el tránsito del perdón, y sin haber aceptado el marco constitucional.

Hoy pueden mostrarse a los votantes como un partido homologable a los verdes del norte europeo, sin dejar de homenajear a los asesinos. Es un logro del que pueden presumir, por más que a cualquiera demócrata deban revolvérsele las tripas.

El cambio sociológico es tan rotundo que hoy puede sostenerse sin demasiadas dificultades que Bildu es el partido más transversal

Esos tres procesos simultáneos (el fracaso del PNV, la desnaturalización del PSOE, y el acierto de los abertzales) se han ido filtrando a la realidad social que pintan los números.

A día de hoy, según el Deustobarómetro, solo el 27% de los electores vascos tienen una opinión mala o muy mala de la labor de Bildu en la oposición vasca. La derrota cultural es contundente en el electorado del PNV, donde solo son críticos el 29%. Y el destrozo moral es todavía mayor entre los votantes del Partido Socialista, donde la valoración negativa todavía es más baja y desciende al 25%. Nunca creí que solo vería a uno de cada cuatro socialistas manteniendo esa opinión.

El cambio sociológico es tan rotundo que hoy puede sostenerse sin demasiadas dificultades que Bildu es el partido más transversal en Euskadi.

Foto: María Chivite, presidenta de Navarra. (Europa Press/Eduardo Sanz)

Los datos de EITB reflejan la primera posición de los abertzales en todos los grupos de edad del electorado menores de 65 años, en casi todos los grados de formación (salvo en los más inferiores), y en el grueso de los niveles de ingresos (con la misma pegada abajo que arriba).

Un par de datos puede servir para terminar de cerrar la silueta de la transformación que se está produciendo. Según el último sondeo de Sigma2, el candidato de Bildu aprueba en valoración, solo está a dos décimas de su competidor peneuvista y supera en seis a su rival socialista.

Veremos si las capacidades competitivas se igualan, yo no apostaría por ello

Y si miramos la temperatura de los distintos votantes, veremos que la lealtad de voto del PNV está en el 72% mientras que la del Bildu alcanza el 90%. Unos están fríos y los otros andan calientes. El 21 de abril puede darse una desmovilización de los peneuvistas que solo una gran campaña electoral podría solventar.

No será fácil. Unos llevan demasiado tiempo sin salir de los despachos, los otros han trabajado bien los pueblos y los barrios. Veremos si las capacidades competitivas se igualan, yo no apostaría por ello.

La coincidencia de tres citas seguidas con las urnas eclipsa la importancia que tendrán las elecciones vascas. En ellas, no se dirime tanto la opción de un cambio político como la conclusión de un cambio sociológico y cultural sobre el que debería reflexionar el conjunto de la sociedad.

Noticias de País Vasco Noticias de Cataluña
El redactor recomienda