Crónicas desde el frente viral
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Koldo sale en 'El padrino 2'
Desde el Congreso y desde el Senado se nos va a intentar enfrentar más porque hay elecciones en mayo y en junio. Esa es la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad
La escena es de sobra conocida por cualquier amante del cine. Estamos en la segunda parte del 'El padrino', dentro de una sala atestada del Senado norteamericano. Asistimos a una comisión de investigación sobre las actividades criminales de la familia.
Todos los focos están puestos sobre un testigo clave, Frank Pentangeli. Él es un tipo corpulento, robusto, no demasiado inteligente, pero sí taimado. Sus expresiones son severas, impone porque emana un aura de violencia.
El personaje es astuto, sin ser inteligente. Entra con seguridad en el Parlamento, está acostumbrado a manejarse en situaciones de alta presión. Se le ve determinado antes de una comparecencia que todo el mundo sabe crucial.
No ocupa un puesto demasiado elevado en el organigrama de los Corleone, pero sí es una pieza táctica con mucho tiempo dentro de la organización. Tiene, por lo tanto, información de sobra para provocar el derrumbe del clan. Sin embargo, justo cuando está a punto de proporcionar los detalles incriminatorios, se retracta. “No recuerdo nada”.
El asombro estalla para todos menos para Michael quien, en una situación de máximo peligro, hizo lo necesario para impedir que la verdad saliese a flote. Los interrogadores persisten entre el ruido desatado por la recogida de cable del testigo, tratan de aumentar la presión. Pentangeli se burla de todos, no revela nada, y la comisión del Senado colapsa.
Koldo y Pentangeli son parecidos. Las comparecencias de ambos resultan semejantes. La diferencia está en los tiempos de sus decisiones. El silencio, la 'omertà, del navarro, no se obtuvo a última hora como ocurrió con el siciliano, sino hace mucho. Y exactamente lo mismo puede decirse respecto a Ábalos. Aquí el riesgo se gestionó con más cuidado. Estaba descartado, por lo menos a corto plazo.
Como sucede en la película, terminaremos viendo en nuestra realidad que ninguna de las dos comisiones de investigación sobre la trama terminará esclareciendo los hechos, ni teniendo repercusiones legales. Resulta demasiado obvio que el propósito de lo que veremos en el Senado y en el Congreso de los Diputados es otro.
Estamos ante el mayor escándalo que ha vivido nuestra democracia y el poder legislativo parece menos interesado en desvelar los hechos que en convertirse en altavoz electoral. Las inminentes urnas catalanas y europeas, así como la creciente polarización, harán que el partidismo cercene el derecho de la ciudadanía a saber lo que ocurrió.
El PP tratará de aprovechar su mayoría en el Senado para desplegar un acto de campaña queriendo dañar a los socialistas. Y el PSOE intentará mantener unida su mayoría en el Congreso buscando la agresión a los populares.
Ambos comparten estrategias, con distintos grados de profesionalidad, eso sí, en sus respectivos desempeños. El estreno del senador de los azules ha dejado claro ya que es un aficionado. No creo que sus adversarios vayan a estar así de blandos y desganados cuando llamen a comparecer a los del PP en el Congreso.
Se ve a la legua que el Partido Popular y el Partido Socialista han adaptado el calendario de las dos cámaras parlamentarias a las dos elecciones que vienen. Así que podemos tratar de anticiparnos a las dos historias que nos serán contadas.
Da la impresión de que los de Feijóo, pueden estar contemplando dos etapas en el Senado. La primera, con el objetivo mayor de abrasar a Illa de cara a la cita catalana, y con el objetivo menor de destruir la figura de Armengol. Y una segunda fase, ya hacia las europeas, orientada al entorno inmediato del presidente. Tiene sentido, las urnas de junio son de magnitud nacional y pueden abrir una brecha irreparable con los socialistas.
A su vez, da la sensación de que los de Sánchez pueden estar contemplando dos jugadas. Por un lado, la campaña contra Ayuso que permite dirigir la frustración y el odio de los votantes socialistas hacia quienes más temen. Y, por el otro, la campaña contra el presidente de los populares para expandir la mancha del “todos son iguales” y evitar el trasvase de votos.
Habrá quien piense que la diferencia entre el arsenal de unos y otros es incomparable, que unos tienen mucho y los otros apenas nada, yo creo que hay una lectura más prudente. Si algo han demostrado los socialistas desde que la información de su escándalo comenzó a publicarse, es que tienen una potencia de fuego inigualable.
Gustará más o gustará menos, pero lo cierto es que, al menos hasta ahora, Moncloa ha sido capaz de defenderse con un grado de éxito no desdeñable. Cualquier otro Gobierno del hemisferio norte sería hoy insostenible con la mitad de la información que ya ha sido publicada.
Infravalorar la capacidad que tiene hoy el sanchismo de amasar a la opinión pública por medio de sus terminales mediáticas, al tiempo en que se burla de los límites en sus movimientos tras bastidores, implica convertir el análisis en un ejercicio de voluntarismo que puede terminar siendo melancólico.
Claro que las comisiones parlamentarias pueden terminar como termina la de 'El padrino 2', con la familia exigiendo a los senadores que se disculpen. Eso está cantado. Los socialistas tienen recursos para eso y para más.
Pero también sucede que menospreciar a nuestra democracia puede generar el efecto contrario. Lo que se sabe es grave, lo que todavía no se sabe podría serlo más. Y en España quedan jueces y quedan periodistas. El escenario de que la verdad acabe abriéndose camino no puede descartarse.
Menospreciar a nuestra democracia puede generar el efecto contrario. Lo que se sabe es grave, lo que todavía no se sabe podría serlo más
Si pasa, pasará por fuera del Parlamento. Ya se verá, o quizás no. Lo seguro es que ninguna de las dos comisiones de investigación ha sido diseñada para investigar hasta qué punto se nos estafó durante un episodio de trauma nacional.
Desde el Congreso y desde el Senado se nos va a intentar enfrentar más porque hay elecciones en mayo y en junio. Esa es la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad.
La escena es de sobra conocida por cualquier amante del cine. Estamos en la segunda parte del 'El padrino', dentro de una sala atestada del Senado norteamericano. Asistimos a una comisión de investigación sobre las actividades criminales de la familia.