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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Fuego en el PSOE

Ninguna de las marionetas territoriales de Sánchez levanta la mano convencida a favor del líder. Y por eso está hoy el PSOE ardiendo

Foto: Sánchez comparece para hacer balance del curso. (Europa Press/Eduardo Parra)
Sánchez comparece para hacer balance del curso. (Europa Press/Eduardo Parra)
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Ocurrió un 27 de julio, pero nadie ha querido celebrarlo. Hasta su propia camarilla lo ha olvidado. Han pasado 10 años desde que Pedro Sánchez fue designado Secretario General tras unas primarias en las que se enfrentó a la "dirigencia" socialista y se comprometió a dar más poder a las bases.

Una década después, en lo que solo puede ser visto como sarcasmo del destino, son las bases de ERC quienes deciden el provenir de 45 millones de españoles por 500 votos de diferencia. Y ninguno de los dirigentes que él mismo colocó a dedo, vulnerando la democracia del partido, ha salido en la defensa de un pacto letal para el principio de igualdad entre todos los compatriotas. Los militantes de un partido antisistémico, plagado de delincuentes, con su propio líder que está inhabilitado por malversación, recién derrotado en las urnas catalanas con estrépito, acaban de ejercer, divididos en dos mitades, un derecho a decidir que no llegaron a contemplar ni en el más húmedo de sus sueños.

Diez años después del nombramiento del actual secretario general, los militantes socialistas han podido constatar que la mejor manera de marcar la política del Gobierno de Sánchez consiste en afiliarse a ERC. Previsiblemente, no habrá consulta para que la militancia del PSOE pueda pronunciarse. Ese privilegio, en realidad todos, queda restringido a los que mantienen a Sánchez entubado en el poder mientras el país entero está bloqueado y harto de tanto muro y tanta mentira.

Este no ha sido otro cambio de opinión. Esto es puro sanchismo en fase de degradación. Puro porque el sanchismo no es una corriente ideológica, sino una forma de ejercer el poder abusiva, divisiva y conflictiva. Y degradación porque la mutación en “begoñismo”, en una actitud ante la vida pública incompatible con el decoro, aporta la dosis adicional de impunidad y desconexión con la realidad.

"La tramitación de esta barbaridad será todavía más tortuosa que la de la Ley de amnistía"

Solo alguien que ya no viva en este planeta podría esperar que la ruptura del principio de solidaridad entre españoles a cambio de una simple investidura para los catalanes iba a ser digerida con la mansedumbre que los socialistas ya mostraron tras los indultos, la reforma de los delitos de sedición y malversación y la propia ley de amnistía. Esto es mucho más grave porque aquí lo que se juega es el pan y, por lo tanto, nuestro modelo de país. Por eso ninguna de las marionetas territoriales de Sánchez levanta la mano convencida a favor del líder, y por eso está hoy el Partido Socialista ardiendo en sus cuatro puntos cardinales.

Porque para esto no hay relato que valga, porque esto importa más que el apagado de las opciones de poder autonómico y municipal para todas las federaciones y porque aquí lo que está en juego es si queda o no queda en la izquierda española una opción política dispuesta a ofrecer un proyecto político para el conjunto de España. Con la decisión de cederlo todo para investir a Illa como sea, Sánchez acaba de convertir a todo el PSOE en una sucursal del PSC y acabará teniendo dos gobiernos igual de débiles: el de Moncloa y el de la Generalitat.

Se duplicará la debilidad porque el acuerdo, siendo opaco y conteniendo seguramente alguna insoportable bromita más, es de imposible ejecución. La tramitación de esta barbaridad será todavía más tortuosa que la de la Ley de amnistía.

Hay un hecho comprobado: Sánchez vuelve a perder autoridad y es la tercera en pocos meses

Queda por ver si habrá o no algún díscolo de ERC en el Parlament dispuesto a dar una sorpresa, si Puigdemont guarda en la manga algún movimiento de aquí hasta la votación de la investidura, si hay levantamiento en Sumar, si hay mayoría para la Ley Orgánica, si la lluvia de recursos no se convierte en inundación, y, desde luego si queda algo de socialismo dentro del PSOE.

No hay manera de predecir lo que harán los distintos actores de ese partido hoy desgraciadamente irreconocible. Pero hay un hecho comprobado: su líder vuelve a perder autoridad, esta es la tercera pérdida grave de autoridad orgánica de Pedro Sánchez en muy pocos meses. Primero, desde que comenzaron a publicarse las informaciones nunca desmentidas sobre los comportamientos feos de su mujer. Segundo, desde que decidió la locura aquella de retirarse cinco días para generar un sentimiento de orfandad en el país y en la organización que nunca podrá cicatrizar. Y tercero, desde que negoció personalmente el acuerdo con ERC para que Illa pudiese ser president. Solo pudo hacerlo él, porque solo él puede concederle al separatismo lo que exige, nadie más.

La voladura del principio de igualdad impide a Sánchez decir en cualquier lugar de España que es un político progresista. Lo suyo ahora se ve con más claridad todavía, no es el izquierdismo, sino el oportunismo con vistas a los próximos cinco minutos en el poder y no para hacer sino para estar.

La herencia que dejará Sánchez le calificará como merece, aunque eso sea lo de menos, no dejará más rastro que el de las cenizas al viento

Él se irá, pero el daño quedará. Quienes tienen la determinación de quebrar nuestro país han logrado toda suerte de triunfos en estos años. Y algunos quedarán incrustados. Triunfos culturales, de los que se dirimen en el lenguaje, en el vocabulario. El último de ellos ha sido la "soberanía fiscal" sin resistencia del Gobierno, con la sumisión habitual y la agresión constante a quienes sí respetan la constitución.

La herencia que dejará Sánchez le calificará como merece, aunque eso sea lo de menos. No dejará más rastro que el de las cenizas al viento. Comenzar a reparar todo lo que ha dañado en nuestro país va a llevar mucho tiempo y a requerir múltiples esfuerzos. Lo mismo ocurrirá en el Partido Socialista que ahora se juega, después de haber sido ensuciado en sus fundamentos ideológicos con una mancha histórica imborrable, la posibilidad de tener un futuro. Si quienes pueden reaccionar en esa casa no reaccionan, el fuego se lo llevará todo.

Ocurrió un 27 de julio, pero nadie ha querido celebrarlo. Hasta su propia camarilla lo ha olvidado. Han pasado 10 años desde que Pedro Sánchez fue designado Secretario General tras unas primarias en las que se enfrentó a la "dirigencia" socialista y se comprometió a dar más poder a las bases.

Pedro Sánchez PSOE Begoña Gómez
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