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Cuento de Navidad. Palacio del Pardo, año 2025
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Cuento de Navidad. Palacio del Pardo, año 2025

Incrédulos, estupefactos, pero curiosos, los miembros del Núcleo se recostaron en los asientos dispuestos a analizar la propuesta. La exposición del plan fue larga y meticulosa

Foto: Sánchez comparece en La Moncloa. (EP/Alejandro Martínez)
Sánchez comparece en La Moncloa. (EP/Alejandro Martínez)
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Al principio, el personal más cercano justificó los brotes con el argumento del temperamento. Era propenso a la ira. La presión estaba siendo alta. El estrés podría explicar sus episodios de desconexión con la realidad.

Más tarde, durante los días en que se recluyó sin hablar con nadie, fueron los propios ministros quienes empezaron a compartir sus primeras muestras de preocupación.

Después, las señales empezaron a llegar a la población. Cada aparición pública extendía en el país la sensación de que el presidente no estaba bien. Él decía que sí, y lo decía mucho además. Pero cuanto más lo afirmaba, peor se le veía.

Finalmente, "el Núcleo" decidió reunirse a espaldas del dirigente. Estaba de vacaciones. Todos le temían y nadie quería dejar el poder. Entraron en la sala siendo conscientes de que era necesario traicionar al líder sin que se diese cuenta.

Cada aparición pública extendía en el país la sensación de que el presidente no estaba bien. Él decía que sí, y lo decía mucho además

El primer tramo del encuentro resultó infructífero. Hablaron y hablaron sobre las posibilidades que ya habían sido contempladas o incorporaban el riesgo de que el presidente desatase su violencia. Intervinieron casi todos, menos una.

La única de los convocados que llegó con una carpetilla dejó que el tiempo hiciese su trabajo y cundiese el punto necesario de desesperación. Carraspeó, recorrió la mirada de sus colegas y con voz firme se limitó a afirmar dos palabras: "Operación Salazar".

Con la atención centrada en ella, se levantó y fue repartiendo la documentación a los asistentes según contaba la introducción: "Algunos de vosotros sois muy jóvenes, pero Portugal estuvo gobernado hace unas décadas por un dictador. En 1968 sufrió un accidente que le incapacitó para seguir gobernando. No estaba bien. Decía que estaba bien, pero no lo estaba. Ya me entendéis. En aquella delicadísima situación, el Consejo decidió sustituirlo de una manera tan discreta que el propio Antonio de Oliveira Salazar no llegó a darse cuenta jamás".

"Portugal estuvo gobernado por un dictador. En 1968 sufrió un accidente que le incapacitó. No estaba bien. Decía que sí, pero no lo estaba"

Incrédulos, estupefactos, pero curiosos, los miembros del Núcleo se recostaron en los asientos dispuestos a analizar la propuesta. La exposición del plan fue larga y meticulosa. Una vez terminada, la Ministra abrió al resto de conjurados un turno de preguntas que fue contestando con entera precisión.

Se argumentó, con motivo, la aparente imposibilidad de sacar al presidente de Moncloa. Antes de responder, ella sonrió para restarle importancia a las pequeñeces. "Basta con incluir, dentro de los actos del cincuentenario, el traslado del Gobierno al Palacio de El Pardo. Normalización democrática, compañeros, normalización democrática. Hemos hecho cosas más difíciles. Lo único que tenemos que hacer es limar la fricción para que no se produzca un shock en su emoción. El presidente se encontrará allí con una reproducción perfecta, milimétrica, de su despacho actual".

"Una vez allí, basta con rodearle de funcionarios y cargos de confianza que no tendrán problemas para interpretar la función a cambio de un buen salario. Entre todos, llenarán su agenda. Y fijarán reuniones simuladas con informes ficticios. Y recibirán las órdenes del presidente que tendrán todavía menos efectos que las firmadas ahora, tras la celebración de Consejos de Ministros a los que, naturalmente, asistiremos todos nosotros. Respecto al Parlamento, cero inquietud, él mismo ya se ha olvidado de que existe. Todo esto, fue lo que hicieron los portugueses. Estudiadlo, veréis que funcionó".

"Respecto al Parlamento, cero inquietud, él mismo ya se ha olvidado de que existe"

Se objetó, con razón, la dificultad de mantener al dirigente completamente aislado de la información. "Estamos en el siglo XXI", se dijo. La Ministra volvió a sonreír, esta vez como solo se sonríe a los niños. "La Operación Salazar puede ser vista como el mayor engaño político de todos los tiempos. Pero, modestamente, creo que no se puede discutir que nosotros estamos bastante entrenados en el campo de la comunicación. Hemos hecho cosas más difíciles. Lo único que debemos hacer es aplicar la misma plantilla que estamos ejecutando, solo hay que cambiar el público. Lo que ahora le contamos a todo el país se lo empezaremos a contar únicamente a un espectador.

Una vez que su móvil vuelva a ser infectado, basta con emitirle noticias y programas diseñados solo para él. Los medios de comunicación y los tertulianos no tendrán problemas en jugar al teatro a cargo de un buen salario, en el fondo, ya se está haciendo. Esto va de producir una mezcla de "Goodbye Lenin" y el "Show de Truman" pero invertido. Segmentación, compañeros, segmentación. Tenemos potencia en redes suficiente para dedicar unos recursos a entretenerle; de la prensa, la radio y la televisión ni hace falta que hablemos. Lo tenemos todo. Y entre todos, harán periódicos e informativos personalizados que serán siempre revisados para mantener el relato contra viento y marea, en el fondo, también se está haciendo ya. Lo tenemos todo, podemos contar con Tezanos. Hasta podemos prepararle cartas y correos de admiración que le mantengan en la ilusión, incluso escritas por dirigentes internacionales. Todo esto fue lo que hicieron los portugueses. Estudiadlo, veréis que funcionó".

"La Operación Salazar puede ser vista como el mayor engaño político de todos los tiempos. Pero estamos bastante entrenados"

Dos horas después, caída ya la madrugada, los nubarrones del principio de la reunión dieron lugar a una lluvia de ideas que siempre terminaban encauzadas en la Operación Salazar. Todo estaba allí. Al dictador, le recrearon numerosos desplazamientos "oficiales" en el coche presidencial con abundante policía a su alrededor, aquí podría incorporarse algún Falcon para los episodios de ansiedad. Al portugués, le organizaron falsas fiestas, aquí podría prepararse algún mitin ahora que cada vez son más pequeños. Todos los detalles fueron previstos en 1968 y todos funcionaron.

31 de diciembre de 2025. El presidente se dispone a grabar su discurso de Nochevieja. Le gusta hacer lo que nadie hizo antes. Dice que está bien, que está mejor que nunca, que quiere renovar el mandato. Anuncia un referéndum. Fecha: 14 de abril de 2026. Pregunta: ¿Quiere que España sea una República?

Todos los miembros del Núcleo asisten a la grabación que se emitirá, en un solo lugar, justo después de las campanadas. El dirigente recibe las palmaditas en la espalda de sus correligionarios, ríen sus gracias y se marchan en los coches oficiales. La verdad va por un lado y la ficción por otro. Mientras tanto, los españoles se preparan para celebrar la entrada de un año que será mejor.

Al principio, el personal más cercano justificó los brotes con el argumento del temperamento. Era propenso a la ira. La presión estaba siendo alta. El estrés podría explicar sus episodios de desconexión con la realidad.

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