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El timo de los Presupuestos
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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El timo de los Presupuestos

Sánchez no está jugando a que le aprueben los Presupuestos, sino a que no se los rechacen. Mientras tanto, el tiempo corre a su favor, los socios prosiguen en el expolio, y los medios silencian la corrupción

Foto: María Jesús Montero y Pedro Sánchez. (EP/Jesús Hellín)
María Jesús Montero y Pedro Sánchez. (EP/Jesús Hellín)
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El juego parece complejo. Hay distracciones, reflejos y callejones sin salida. No es difícil perderse. Sin embargo, se puede descifrar a partir de una clave estratégica sencilla.

El escenario es parecido al de un salón de espejos. La percepción de la profundidad se distorsiona. Cuesta distinguir lo real de lo ilusorio. El efecto de multiplicación impide que los puntos de referencia sean claros. Pero, como todo es construcción, en este caso comunicación, el truco para vencer la desorientación consiste en abstraerse de los señuelos y fijarse en el suelo. Como en muchas otras cuestiones, el recorrido suele entregarnos la explicación.

Es así de simple: Sánchez no está jugando a que le aprueben los Presupuestos, sino a que no se los rechacen. Mientras tanto, el tiempo corre a su favor, los socios prosiguen en el expolio, y los medios especulan sobre la simulación silenciando la corrupción.

Visto de esta manera, que es la única que encaja con la huida hacia delante para permanecer en el poder "sin el concurso del Parlamento", la cuestión de confianza con la que juguetea Puigdemont deja de parecer una amenaza para el Gobierno y se revela como un favor. Lo que parece un obstáculo se muestra como un ardid para que el calendario siga avanzando.

La cuestión de confianza con la que juguetea Puigdemont deja de parecer una amenaza para el Gobierno y se revela como un favor

Esa jugada hace plausible que, después de Semana Santa, empiece a abrirse la conversación sobre las cuentas de 2026. Asunto caducado.

De completarse, nos encontraríamos ante una estafa que no dejaría huellas y en la que todos los timadores quedarían bien parados. Me pregunto si algún día la derecha dejará de ponerle velitas al de Waterloo.

España va de cabeza hacia esa trampa porque el debate está planteado en términos fraudulentos. La controversia, artificialmente trabajada desde el poder político, está en si los Presupuestos Generales del Estado serán o no serán aprobados. En el fondo es una disputa sobre el sexo de los ángeles porque la única evidencia es que nadie ha visto los Presupuestos.

Foto: El presidente de Junts, Carles Puigdemont, exige desde Bruselas que se someta a debate su petición de cuestión de confianza. (Europa Press/Eric Lalmand)

Y no será porque la ley no marque el recorrido con claridad. La Constitución es cristalina en el 134.3: "El Gobierno deberá presentar en el Congreso de los Diputados los PGE al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior". ¿Dónde están? ¿Alguien recuerda a la ministra de Hacienda presentándolos? El primer nivel de la estafa política está en ese notorio incumplimiento.

El razonamiento para justificar el quebrantamiento constitucional tiene su miga. Más o menos nos han venido a decir que no han sido presentados porque no cuentan con los votos necesarios. Llámenme tiquismiquis pero… ¿Cómo se puede pedir el apoyo de las fuerzas parlamentarias a algo que nadie ha visto?

Ni siquiera los ministros pueden decir de qué va el asunto. Las partidas que suben, las que bajan, lo que va a ocurrir con el gasto en Defensa ahora que se nos exige un compromiso mayor. Nadie sabe nada. Llámenme malpensado pero… ¿No será que ni siquiera ha sido redactado el documento? El segundo nivel de la estafa está en que los PGE de este año se parecen demasiado a un folio en blanco guardado en un cajón.

¿Cómo se puede pedir el apoyo de las fuerzas parlamentarias a algo que nadie ha visto?

La lógica de que el Gobierno está recolectando apoyos en el Congreso, para una ley de esta envergadura, sin que estén fijados los conceptos y los números del proyecto, contiene, en mi opinión, una dosis de perversidad y una buena porción de riesgo para el bien común. Nos obliga a cuestionarnos sobre qué discute la ministra con los grupos parlamentarios a los que solicita respaldo.

Los socialistas no pueden negociar las cuentas con los socios de investidura porque las cifras no están puestas en la pizarra. Por lo tanto, puede deducirse una posible negociación de doble vía.

Primera: los aliados rellenan el folio en blanco perjudicando las condiciones de vida de los españoles que no viven en territorios marcados por el nacionalismo.

Segunda: como el Ejecutivo está en una situación de debilidad extrema, pueden incluir todo tipo de demandas ajenas al ámbito presupuestario y plantearlas como conditio sine qua non.

Foto: Rutte en la reunión de ministros de Exteriores de la OTAN. (EFE)

Por esos raíles difícilmente podría llegarse a unos Presupuestos Generales del Estado. No serán Generales, porque serán de parte. Y no serán de Estado porque vendrán condicionados por quienes quieren quebrar al Estado.

Ese es el sentido que tiene, por ejemplo, la reivindicación de los supremacistas de Junts respecto a las políticas migratorias que incluye el control de las fronteras. No están pidiendo fortalecer al procés porque no están gobernando en Cataluña, están desarmando al Estado para cuando vuelvan al poder y regrese el "lo volveremos a hacer".

La incorporación de medidas de ese cariz, por fuera de los PGE y con intención que considero lesiva para el interés general, conforman el tercer nivel de la estafa frente a la que nos encontramos.

No están pidiendo fortalecer al procés, desarman al Estado para cuando vuelvan al poder

Hay más. La siguiente y no menos preocupante está en el trágala de que si Sánchez logra esa luz verde, al precio que sea, tendrá garantizada la posibilidad de completar la legislatura pase lo que pase. ¿Seguro?

Vivimos en democracia y ninguna ley, por importante que sea, puede darle a nadie la impunidad. Este Gobierno está asediado por las consecuencias políticas y judiciales de sus múltiples casos de presunta corrupción. Y esa es una realidad que no se puede soslayar de ningún modo.

Foto: Aldama durante su declaración el pasado 16 de diciembre.

Supongamos, por ejemplo, una pequeña hipótesis. Imaginemos que apenas unos días después de la muy costosa aprobación de los Presupuestos se diese la circunstancia de que el Presidente fuese imputado. ¿Podría continuar en el poder como si nada? ¿Por qué?

El cuarto nivel de la estafa de unos Presupuestos que no se han presentado en plazo, que nadie ha visto y pueden ser un folio en blanco, que requieren una negociación con cifras y medidas dictadas al capricho de los adversarios del Estado, consiste en hacernos creer que una Ley de Presupuestos puede tener más trascendencia política que el principio de responsabilidad política y que la acción de la justicia.

Olviden el juego de espejos. La orientación está en el recorrido.

El juego parece complejo. Hay distracciones, reflejos y callejones sin salida. No es difícil perderse. Sin embargo, se puede descifrar a partir de una clave estratégica sencilla.

Presupuestos Generales del Estado
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