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Asamblea de Podemos: sumisión a Sánchez y venganza contra Yolanda Díaz
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Asamblea de Podemos: sumisión a Sánchez y venganza contra Yolanda Díaz

Podemos es el bar de la izquierda verdadera y se traslada este fin de semana a un centro de convenciones para salir en los televisores contando que Yolanda Díaz está muerta

Foto:  V Asamblea Ciudadana de Podemos. (EP/Gustavo Valiente)
V Asamblea Ciudadana de Podemos. (EP/Gustavo Valiente)
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Como cada uno tiene sus vicios, estoy siguiendo con sumo interés la Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos. Se ve poca gente, la verdad. Y bastante mayor, además. El partido que recibió la esperanza de una generación entera está envejeciendo peor que mal, las camisetas marcan las tripas y las zapatillas de deporte caras no disimulan que se pisa la calle poco. Hay poquísimos críos en la zona infantil y una tienda de merchandising con la imprescindible bandera republicana, eso sí.

Pero no hay nostalgia y puede entenderse. Se ven pocas sillas, unas doscientas de plástico, de las de sudor en el culo. Se ven tonos morados suaves por todos sitios, de los de consulta psicológica argentina. Y, como en anteriores ocasiones, no detecto ningún punto violeta y me resulta llamativo. Nadie echa de menos a Errejón o a Monedero. La noche madrileña tiene mejor memoria que Podemos, todo Lavapiés les recuerda cabalgando junto a Iglesias. No aquí, nadie menciona a los caídos en la barra del evento. Podemos, en realidad, es el bar de la izquierda verdadera y se traslada este fin de semana a un centro de convenciones para salir en los televisores contando que Yolanda Díaz está muerta. Un bar en el que se pide esfuerzo a la parroquia para ampliar el local.

En este bar el pasado no existe y es mejor así. No ya la etapa de asaltar los cielos que sería melancolía, tampoco existe el ayer. Esta es la quinta Asamblea, para debatir la gestión de la dirección elegida en la Cuarta hay 45 minutos marcados en el programa. Prometieron implantarse en todos los territorios y convertirse en la primera fuerza del "bloque de la dirección del Estado" en las siguientes generales. No pasó, fueron barridos. Por eso, el pasado se barre en esta a la hora de la siesta. Tienen que continuar las mismas.

Después, algunos invitados internacionales para hablar de cómo combatir a la extrema derecha y a cenar con los totales de Pablo Iglesias mandados a TVE. Para la mañana del sábado el mismo plato –"Paz, derechos humanos, feminismo y antifascismo"- con ración saharaui y palestina, proclamación de los resultados, discurso de la Secretaria General, música y paella popular a ocho euros. Esa es la envergadura ideológica del encuentro. El proyecto político de Podemos cabe hoy en una servilleta de papel que tiene cursivamente impreso un tradicional "gracias por su visita".

La noche madrileña tiene mejor memoria que Podemos, todo Lavapiés les recuerda cabalgando junto a Pablo Iglesias

En este bar el presente no existe y a lo mejor está bien que sea así. No lo sé. Sí que sé que en este bar sólo existen los otros y que aquí dentro la única función de la vida queda restringida a la aniquilación del diferente.

En otro momento histórico, estos tipos habrían sido peligrosos. Ahora, afortunadamente, no tienen el poder de la ejecución, pero sí el hábito del señalamiento. El tiempo, la vanidad y la necedad han convertido a Iglesias en un "pollavieja" vestido de adolescente del siglo XX. Da lastimita verle tan adicto a ese onanismo verbal tan autoreferencial y tan revanchista. Da penita verle tan chiquito, tan diminuto.

Foto: Antonio Maíllo y Yolanda Díaz en un acto en Madrid. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
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Todo lo procesa en términos de ajuste de cuentas y por eso los suyos no tienen otro cuento. Yolanda está muerta y debe morir al mismo tiempo. Necesitan cadáver pero amenazan al gato de Schrodinger con mechas. Sólo en ese doble estado pueden azuzar la cohesión de la revancha. Dicen que ella debe integrarse con los de Sánchez para que Podemos pueda crecer. Saben que Sánchez la está crujiendo, esperan a apuntarse el tanto en el sepelio y llaman al proceso que no depende de ellos "estrategia política".

Habla Belarra de valentía, pero calla. "Tenemos un Gobierno que es una vergüenza". Llama a Sánchez 'Señor de la Guerra' y le vota como una mandada, no romperá porque no quiere asumir la culpa de haber acabado con el Gobierno de la izquierda que apoya la extrema derecha de Puigdemont.

La culpa y el miedo al "qué dirán" pesan más en la cultura de la ultraizquierda que en los seguidores de la fe cristiana. Los Adventistas del Séptimo Día creen más en la libertad y son más autónomos que los formados en las Juventudes del PCE.

El tiempo, la vanidad y la necedad han convertido a Iglesias en un "pollavieja" vestido de adolescente del siglo XX

Debe haber pocas sectas más rigurosas y, a la vez, más contradictorias. Belarra habla de pacifismo traduciendo en tiempo real del ruso, del putinismo. Belarra dice que quiere tejer alianzas con la sociedad civil desde el partido que menos escucha. Belarra señala a la unidad de la izquierda mientras aspira, únicamente, a que Sumar caiga. Ese es el punto máximo de la ilusión transformadora y la razón de la esperanza. La plegaria final de la secta morada.

Resulta medio trágico y también medio cómico que estos dos partidos de extrema izquierda, formados por los que más han odiado siempre al socialismo, no hagan otra cosa que navajearse para ver quien puede convertirse en el primer siervo del sanchismo.

En este bar el futuro no existe y lo cierto es que no hay otra alternativa. El futuro es Irene Montero, después de su espantosa gestión. Y yo creo, sinceramente, que con ella puede bastar. Necesita, eso sí y como el comer, que Moncloa siga repartiendo morados la limosna de su presencia en los medios de comunicación sometidos.

Foto: Isabel Díaz Ayuso. (EP/Gustavo Valiente) Opinión

No necesita cambiar y tampoco mejorar, sólo seguir llegando a los suyos. Creo que todavía puede hacer más daño del que ha hecho, en eso guardo respecto a ella una confianza inquebrantable. Y también estoy bastante seguro de que daría bastante igual en términos electorales…

El suelo está en el 4% y es de granito puro porque ese es el volumen del público enteramente sectarizado. Y el techo debe andar entre el 8 y el 9%. Siempre ha habido en España algo más de dos millones de votantes progresistas alérgicos a la papeleta del puño y la rosa.

Por otro lado, tampoco es imprescindible un crecimiento porcentual exagerado. Algunas acciones quirúrgicas en el territorio pueden funcionar a la hora de repartir escaños. Quizá puedan rascar algo en Madrid, también Baleares. Alcanzar o superar la decena de diputados no es un sueño lejano.

En este bar el futuro no existe y lo cierto es que no hay otra alternativa. El futuro es Irene Montero, después de su espantosa gestión

No descarten, en cualquier caso, la legendaria torpeza de Iglesias. Si fuese la décima parte de listo de lo que cree, podríamos dar por hecho que Podemos celebrará dentro de cuatro años su próxima Asamblea, incluso en mejores condiciones que las de ahora. Yo, por si acaso, no me atrevo a darlo por garantizado.

Como cada uno tiene sus vicios, estoy siguiendo con sumo interés la Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos. Se ve poca gente, la verdad. Y bastante mayor, además. El partido que recibió la esperanza de una generación entera está envejeciendo peor que mal, las camisetas marcan las tripas y las zapatillas de deporte caras no disimulan que se pisa la calle poco. Hay poquísimos críos en la zona infantil y una tienda de merchandising con la imprescindible bandera republicana, eso sí.

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