:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2F455%2F9ef%2F4d5%2F4559ef4d5e44255a11c43f17f2706403.png)
Crónicas desde el frente viral
Por
¿Qué demonios le pasa a María Jesús Montero?
Como producto se ha quedado triplemente desfasada. Por eso se la ve en desfase permanente
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fdd9%2F4e4%2Fceb%2Fdd94e4ceb731e7ccdc7dcd16f5a6c346.jpg)
Cuenta la leyenda que la suerte de María Jesús Montero se torció hace ahora casi un año, cuando la espantada de Sánchez tras la publicación de las informaciones concernientes a su mujer, por lo visto la vicepresidenta cometió el error de maniobrar.
Y dicen las malas lenguas sanchistas que no levanta la cabeza desde entonces, que vive su degradación bajo el ministro Cuerpo como una humillación y que sufre el traslado electoral a Andalucía como la condena hacia un destierro invertido y perdido.
En realidad, esos y los demás rumores no son más que habladurías malintencionadas propias de régimen declinante. Lo cierto es que la avería de nuestra protagonista viene de tiempos anteriores, tanto que como producto se ha quedado triplemente desfasada. Por eso se la ve en desfase permanente.
Políticamente, María Jesús Montero es un ser del antiguo testamento dentro del socialismo español, pero también en el socialismo andaluz. Durante bastantes años fue consejera de un Gobierno acostumbrado a ejercer el poder desde la mayoría absoluta y no ha sido capaz de superarlo. Lleva el signo de aquella derrota histórica de 2018 tatuado en la frente.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fef5%2Fba6%2F021%2Fef5ba6021e32c45e8a0a8ae63e84c296.jpg)
Su gestión en aquel Gobierno autonómico fue determinante en el descalabro porque estuvo vinculada indirectamente al escándalo de los ERE, por la opacidad de su procedimiento, por las altas tasas de desempleo que se dieron bajo su mandato y por la crisis de una sanidad pública andaluza que sigue sin recuperarse del todo.
Y su digestión posterior de la debacle no ha hecho, sino agrandar el distanciamiento que mantiene con su propia tierra. La imagen de Andalucía que tiene la vicepresidenta es ilusoria, se corresponde con la de una época que ya no existe. Esa es la razón que hace a su verbo nostálgico y estridente. No puede interiorizar la necesidad de trabajosa renovación que tiene el socialismo andaluz, porque asumirlo conllevaría aceptar su propia caducidad.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F6bf%2Fec6%2F533%2F6bfec6533c0479ed7992c1d4e01e28be.jpg)
Habla y actúa como si anduviese dopada por una farsa extemporánea, como si la sociedad andaluza de hoy fuese la de hace dos, tres o cuatro décadas atrás. No sé si es o no es consciente de la brecha temporal abierta. Pero sí la veo sublimando la dramatización, huida del sentido del ridículo y agitando mucho los brazos, mientras los concejales que quedan golpetean los aplausos para la tele desde sus actos públicos diminutos. Palmas como si no hubiera un mañana o, mejor dicho, como si el hoy fuese el ayer.
Moralmente, María Jesús Montero es víctima de una esquizofrenia autoinducida y además irresoluble. No debe ser fácil presentarse como la opción más deseable para Andalucía después de haber sido la ministra de Hacienda que más ha dañado a los andaluces en toda la historia de nuestra democracia.
La subida de la presión fiscal está estrangulando a todas las familias de España, pero desde su Ministerio se está procediendo al ahorcamiento del principio de igualdad entre españoles que dicta el nacionalismo catalán y que castiga a Andalucía con especial saña.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F2ed%2Ff0a%2F07a%2F2edf0a07a19030c9e13196da003990a6.jpg)
Pedir el voto de progreso en esa comunidad autónoma desde un partido que, en estos momentos, ya solo se sostiene por la doctrina del PSC y el chantaje de un supremacista de extrema derecha puede ser interpretado por muchos votantes como un acto de hipocresía rayano en el escarnio.
Más todavía cuando la caída del paracaídas se ejecuta en términos de abierta hostilidad y de polarización. Si alguna virtud tuvo el socialismo histórico andaluz, esa fue la capacidad constante de reunir a la centralidad; desde ahí siempre supieron los socialistas fusionarse con la "andalucidad". Da cierto pudor tener que recordar que Andalucía no es Madrid, que esa una sociedad mucho más moderada y más refractaria al frentismo que quiere inyectarse aplicando la fórmula sanchista como si fuese una sucursal territorial menor.
Éticamente, María Jesús Montero es un activo manchado. Puede levantar la voz tanto como quiera y tender todas las falsas batallas ideológicas que le apetezca, pero su lenguaje solo puede llegar sucio. Sucio porque pertenece a un Gobierno demasiado sospechoso de comportamientos presuntamente turbios. Sucio, porque su propio gabinete no parece del todo aseado. Y sucio, porque su forma de justificar lo que no se debe tolerar en clave de higiene pública aniquila su credibilidad y arroja dudas. A mi juicio, dudas más que razonables sobre su fiabilidad como servidora pública en materia de limpieza y transparencia, por no hablar de sectarismo, conflictividad y daño a la convivencia.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa07%2F678%2Fcbd%2Fa07678cbd60d98a78e4b79b8d4f3a5b2.jpg)
En democracia, la ética se fundamenta sobre el terreno de la autonomía política. Desgraciadamente, la vicepresidenta y candidata carece por completo de libertad. Su sumisión al líder fue una elección personal, pero las consecuencias van más allá de lo individual, pueden extenderse sobre lo social porque no es posible trabajar para todos cuando solo se vive para acatar a Sánchez hasta que Sánchez te consuma la vida.
Ese es el nudo central en el drama de Montero, el demonio que lleva dentro: de lejos puede parecer que hay conflicto de intereses, de cerca lo tremendo está en que cero conflicto porque es todo sometimiento.
María Jesús Montero parece desfasada todo el rato porque, sencillamente, ha perdido el control de sus propios actos y esa es una circunstancia cada vez más extendida en la primera línea de obediencia del sanchismo. Está gritando a una Andalucía que ya no existe y que dejó de comprender estando ya en aquel Gobierno autonómico. Está regañando a una sociedad contra la que opera política y económicamente a cambio de que Sánchez pueda prolongar la oquedad infinita de su mandato. Y está sembrando la cizaña de la polarización, en su propia tierra, con la intención de distraer a la ciudadanía de la corrupción y de la sumisión andaluza al separatismo que implica su candidatura.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F22f%2F30c%2F70a%2F22f30c70a39e35020ec62df1bbdc54d1.jpg)
Todo es de una asombrosa grosería, aunque haya quien caiga en la banalidad de pensar que las formas son accesorias. No lo son, en la política como en la vida, la vulgaridad es la más rotunda de las formas de desprecio a los demás.
Claro que mayor asombro debería causar la torpeza histórica en las siglas donde antes cupo la comprensión andaluza y ahora anida el cesarismo sectario hecho simpleza. Veo al sanchismo muy empeñado en favorecer al Partido Popular de Andalucía y eso no puede ser malo para Feijóo. Le están regalando a Juanma Moreno Bonilla la primera década en el poder. Sin sobresaltos, sin rivales, sin competir y sin renovarse. Tela.
Cuenta la leyenda que la suerte de María Jesús Montero se torció hace ahora casi un año, cuando la espantada de Sánchez tras la publicación de las informaciones concernientes a su mujer, por lo visto la vicepresidenta cometió el error de maniobrar.