Crisis moral nacional: menos épica y más ética

El sanchismo contiene una paradoja que puede terminar resultando fatal. Sólo admite un "manual de resistencia" porque todo ha de girar el torno al "uno", pero cada vez son más los actores cercanos al Presidente que aplican el suyo al verse cercados por la sospecha de corrupción.

Ese método amplía la percepción de podredumbre y desesperación general, tal y como ha ocurrido estos días con el socialismo extremeño, con el canario y con el Secretario de Organización federal. Y empieza a generar tensiones difíciles de soportar porque las estrategias individuales de defensa son contrarias al interés del líder principal y también al mensaje gubernamental, tal y como ha dejado acreditado el roto provocado por las primeras filtraciones de Ábalos con visos, por cierto, de continuar.

Sánchez ha creado escuela. Lo hizo desde que comenzó a mostrar que el respeto a las reglas, los usos y costumbres le parecen una muestra de debilidad y, también, con el victimismo macarra al que recurre para enmascarar las consecuencias de actos lesivos para la salud democrática.

Un victimismo en el que caben todas las artes de la manipulación, que oculta la búsqueda de la impunidad perpetua, explica el deterioro institucional y que, en las circunstancias actuales, sólo puede ir a más. Ahondará la crisis moral nacional y desprestigiará todo lo que hay de noble y cívico en la actividad política.

Opinión

TE PUEDE INTERESAR

El sanchismo entra en estado paranoico

Pablo Pombo

La prueba está en el empleo de las teorías de la conspiración, antes dosificado para sustraer a la ciudadanía las explicaciones y las responsabilidades que obligan al poder político, ha proliferado hasta dominar ahora el habla y la mente del Ejecutivo.

La emisión de conspiranoia ya merecía, en mi opinión, un juicio político. Pero de un tiempo a esta parte, da la impresión de que los emisores se están creyendo las conspiraciones que ellos mismos ficcionarion. Y eso, desde mi punto de vista, hace perentorio un juicio clínico. Al fin y al cabo, cualquier camello sabe que intoxicarse con la propia mercancía le convierte a uno en un peligro para los demás y para sí mismo.

Opinión

TE PUEDE INTERESAR

Beatriz Corredor como síntoma

Pablo Pombo

Los comportamientos antihigiénicos en el entorno del Presidente son tan extensos como evidentes, merecen el repudio ciudadano más allá del recorrido que tengan en los tribunales. El gobierno y sus satélites mediáticos lo saben, por eso están tratando de inyectar a los españoles el odio a través de una amenaza que no existe. Agitarán el señuelo de una mano negra inventada mientras todo lo intervienen y cargarán contra los servidores públicos desde los puestos de tiro que disfruta la legión de los enchufados.

Todo el que no repita el credo improvisado cada mañana en Moncloa será señalado como sospechoso y expuesto como enemigo. Han llegado a una conclusión muy triste, creen que la única manera de mantener a las tropas prietas consiste en dividir a nuestro país.

Y van a ir a más. La evolución de las distintas causas judiciales, el encadenamiento de incompetencias y las fricciones internas harán que nos quieran encerrar en un clima violento e irrespirable. Es la única manera de hacer borrosa la realidad.

Opinión

TE PUEDE INTERESAR

Las dos españas de Sánchez y Feijóo

Carlos Sánchez

Veremos más maniobras de distracción y no todas serán tan cutres como la de Eurovisión. Y habrá también guerras culturales para hacerle el boca a boca a esta extrema derecha antipatriótica y siempre en estado de celo con el sanchismo. Apunten la siguiente: regularización de personas migrantes antes del Congreso del PP.

Nuestro país está en máximos de sectarismo y polarización pero la polarización y el sectarismo sanchista no han tocado techo todavía. Están dispuestos a aumentar la dosis, lo harán ante cada nuevo problema y tras cada dificultad añadida. De manera que viniendo lo que viene, conviene armarse moralmente, por el bien de la convivencia general y hasta, si me apuran, de la salud mental.

Se equivocan quienes consideran que la única forma de vencer a Sánchez consiste en aceptar su juego para caer en la falsa y perniciosa épica del frentismo. No se puede defender a la democracia eficazmente cuando se abandona la razón democrática. Hay que confiar en ella.

Opinión

TE PUEDE INTERESAR

Gasto en defensa y pacifistas a la greña

Pablo Pombo

Es equivocado responder con insultos a los insultos. Calma. Calma por muy fuertes que sean las agresiones, por muy potentes que sean las emociones. El acierto está en mostrar, sin gritar, la verdad de los hechos tal cual es.

Es ingenuo dejarse distraer por las distracciones, por muy groseras que sean, aunque cada vez lo sean más. En democracia, ninguna sangre caliente puede ser más cálida que el calor de la razón. Mente fría y calor democrático. El acierto está en defender lo razonable y en denunciar tranquilamente la insensatez, a ser posible, con al menos un punto de humor.

No es razonable que no haya Presupuestos, que no haya explicaciones del apagón, que los adversarios de la Constitución tengan más poder que nunca, que tras cada novedad en los múltiples casos de presunta corrupción se hostigue a quienes investigan, hacen justicia o trabajan cada día por el derecho ciudadano a la información.

Opinión

TE PUEDE INTERESAR

Ábalos y las cinco balas de plata

Pablo Pombo

Es infantil caer en el juego de espejos. Cada vez que este Gobierno se encuentra atrapado acusa a todos los demás de la acusación que siente caer sobre sí mismo. Es una trampa de parvulario que se solventa perseverando desde la madurez política.

El acierto consiste en debatir sobre lo que no puede discutirse: la agonía de un gobierno que parece dispuesto a lo que sea necesario para impedir la alternancia en el poder. Podrá ser una agonía larga, con toda seguridad será fea, pero no va a dejar de ser una agonía. Y la mejor manera de enfocarla consiste en atender a cada nuevo detalle iluminando el plano general.

Consentir el juego de la polarización es algo más que una jugada táctica arriesgada, implica envilecerse personalmente y operar contra el bien colectivo. La democracia es la construcción humana que nos permite dirimir pacíficamente los conflictos, no requiere héroes. No pide gritos, ni combates, ni insultos. No necesita más épica que el ejercicio sereno, consciente y responsable de la ciudadanía.

TE PUEDE INTERESAR

Hemos venido al mundo a fracasar y este filósofo tiene las instrucciones

Pilar Gómez Rodríguez

La posibilidad de que nuestro país pueda salir de esta ciénaga y abrir un futuro mejor requiere algo que es incluso anterior a un proyecto alternativo, demanda una reivindicación adulta de la dignidad que nos es común a todos.

Ante la crisis moral nacional que deteriora la democracia y pone en peligro la convivencia, no hay ninguna emergencia más urgente que la ética. Es tiempo de menos épica y de más ética. Es ahora.