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Crónicas desde el frente viral
Por
Sigmund Freud en el búnker de Pedro Sánchez
La Guardia Civil le está haciendo la auditoria al entorno de Sánchez y la verdad de los hechos la terapia al Partido Socialista
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Las últimas páginas en el álbum del sanchismo se están llenando a demasiada velocidad con fotografías demasiado crudas: la rueda de prensa de Leire Díez cuando Aldama, Ábalos en camiseta después de que su acompañante tratase de ocultar información a la UCO, Cerdán pasando al lado del Presidente y retirando su mano un centímetro antes de tocarle, Sánchez maquillado como la puerta de un tanatorio para escapar de su responsabilidad política y la Guardia Civil entrando en la sede del PSOE buscando información como si la casa en que vivió Pablo Iglesias se hubiese convertido en la cueva de Ali Babá...
Habrá más. De aquí al final, nos hartaremos de ver lo nunca visto aunque ocurriese desde el principio.
Los últimos registros en la fonoteca del sanchismo se están llenando a demasiada velocidad con sonidos demasiado reales: "Si Balas está muerto, mejor" dijo Leire en referencia al teniente coronel de la benemérita, "La Carlota se enrolla que te cagas" en uno de los aparentes repartos de prostitutas, "El hijo de puta de Santos se ha quedado con dinero" comentó Koldo a Ábalos, "Te van a pedir el impuesto" como posible indicio de financiación ilegal del partido, "Cuando termine apunta como que han votado esos dos que te faltan sin que te vea nadie y metes dos papeletas" durante las primarias amañadas de 2014…
Habrá más. De aquí al final y también después, seguiremos escuchando lo que nunca debió ser pronunciado, ni siquiera pensado. Pero saldrá, saldrá porque todos lo han grabado todo y cada uno seguirá las indicaciones de su abogado buscando la atenuación de su condena personal.
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Es curioso, la situación parece encaminarse, como mínimo, hacia un triple dilema del prisionero en el que cada actor conoce a los otros dos porque todos fueron amigos y todos saben que el listón de su colaboración con la Justicia se irá poniendo cada vez más alto. El más listo, como pasa en todos los grupos de pillos, será el que más corra, el que más cante antes.
Las últimas páginas del libro sobre el discurso sanchista se están llenando a demasiada velocidad con mensajes demasiado sucios: la petición de perdón ha sido percibida como una burla impostada por el exceso de teatro y porque no hay propósito de enmienda ni rastro de responsabilidad; la petición de que se tolere la corrupción a cambio de que no gobiernen PP y VOX ha sido entendida como una reclamación de impunidad con admisión de derrota electoral incluida; la palabra "anécdota" en boca del Presidente bajo el diluvio de mierda sólo puede ser interpretada como el anticipo de un desastre mayor…
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Habrá más y el relato sonará aún más desmadejado y todavía más feo. Los embustes están destinados a dejar de funcionar porque todo lo que se quiso tapar seguirá emergiendo. La Guardia Civil le está haciendo la auditoria al entorno de Sánchez y la verdad de los hechos la terapia al Partido Socialista. Sigmund Freud lo anticipó.
Quienes confundieron al socialismo con el sanchismo están ahora atravesando una fase muy dolorosa. Todo lo que fue turbio y se enterró vivo está empezando a salir a flote. Queda mucho, esto solo es el inicio. Pero ya está doliendo.
Duele porque hay fuertes resistencias que se oponen a la toma de conciencia. Duele porque la tensión genera desgarros internos que se manifiestan en ansiedad o culpa, negación o comportamiento infantil, vergüenza o violencia. Duele. Duele mucho, pero ese dolor es necesario. Aunque haya avances y retrocesos, aunque el sufrimiento parezca no tener fin, no hay más remedio que atravesarlo.
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La toma de conciencia es un tránsito individual que no puede calibrarse con números. Por eso es tan difícil medir los procesos de toma de conciencia colectiva en los que opera, todavía más, la decantación. Los estudios cualitativos pueden dar pistas, pero hacer una encuesta estos días es tan útil como sacar el metro en medio de un terremoto.
Traté de mantener presente esa idea mientras analizaba un sondeo privado. Quise conformarme con tratar de perimetrar el volumen de malestar. ¿Dónde? Dentro de los votantes socialistas. ¿Cuándo?, en un momento muy concreto, antes de que la UCO tocase el timbre el Ferraz. ¿Qué he visto?
En solo un mes, la fidelidad de voto al PSOE ha caído más de diez puntos.
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Más del 40% quieren que dimita. Más de la mitad quiere que convoque elecciones ya.
El PSOE obtuvo casi 8 millones de votos en julio de 2023. Hace unos días, 4 millones de esos votantes socialistas reclamaban elecciones. Quieren urnas y, casi en la misma proporción, también las quieren los electores de Sumar. Todo parece indicar que la demanda irá a más no ya durante los próximos meses, no ya en las próximas semanas, sino a lo largo de los próximos días.
Freud tuvo la genialidad de detectar algunos indicadores de progreso en los procesos de toma de conciencia individual: menos síntomas neuróticos y más disposición a analizar lo que estaba oculto, menos angustia y más capacidad de verbalización, en definitiva, mayor autonomía emocional. Los números de las encuestas no son del todo sólidos porque la toma de conciencia colectiva está sujeta a muchas influencias y todo es más difuso. Pero empiezo a tener la impresión de que las cosas van por ahí.
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Si fuese cierto, si la autonomía emocional del electorado socialista respecto a Sánchez se estuviese expandiendo, podría pensarse que el PSOE podrá alcanzar la sanación por medio de una catarsis que consistía en disociar al sanchismo de los valores que siempre tuvo el socialismo.
Y, si el bueno de Sigmund estuviese bajando las escaleras del búnker de Sánchez en estos momentos, probablemente llevaría bajo el brazo dos cosas: su obra "Psicología de las masas y análisis del yo" y las últimas encuestas. Sabría que tendría que tratar una crisis distinta a la que sufren los sanchistas, un trastorno más peligroso y de más complejo tratamiento.
Freud sabría que la personalidad narcisista no es curable del todo, aunque, afortunadamente, sí se puede tratar. Los números podrían servirle para demostrarle al Presidente que su autoimagen grandiosa está ya desvinculada de la sociedad de una manera irreparable. Y trataría de guiarle para que comprendiese que el principio del placer ha colisionado con el principio de realidad. La fantasía de la omnipotencia ha dejado de poder operar en el terreno de la verdad. Se acabó, Pedro, es una pena, pero hay que seguir viviendo. Desgraciadamente, la llave del búnker está echada.
Las últimas páginas en el álbum del sanchismo se están llenando a demasiada velocidad con fotografías demasiado crudas: la rueda de prensa de Leire Díez cuando Aldama, Ábalos en camiseta después de que su acompañante tratase de ocultar información a la UCO, Cerdán pasando al lado del Presidente y retirando su mano un centímetro antes de tocarle, Sánchez maquillado como la puerta de un tanatorio para escapar de su responsabilidad política y la Guardia Civil entrando en la sede del PSOE buscando información como si la casa en que vivió Pablo Iglesias se hubiese convertido en la cueva de Ali Babá...