La implosión del sanchismo: Cerdán empieza el desfile y todos los demás irán detrás
Nadie tiene derecho a mostrarse sorprendido ni a decir "a mí me engañó". Y menos los dirigentes y militantes socialistas que todo lo justificaron arropándose en la falsa bandera del patriotismo de partido
El exdirigente del PSOE Santos Cerdán ingresa en la cárcel de Soto del Real. (EFE/Daniel González)
Días terribles para los socialistas, ya lo sabemos. Pero no podía ser de otra manera. El caudal de los acontecimientos sigue un cauce natural y previsible. Quienes aplaudieron, toleraron o se callaron ante esta forma de ejercer el poder tienen tiempo ahora para comprender la magnitud de su equivocación y para asumir que Cerdán será el primero pero no el último.
Empieza el desfile. Y ellos lo saben. Lo saben los presuntos implicados. Lo sabe el Gobierno y lo sabe el partido entero. Desde arriba hasta abajo, la duda radica en quién será el próximo y en quiénes irán detrás. La intranquilidad se ha apoderado ya del sanchismo entero.
Todos saben que cuando se está gobernando un Secretario de Organización vale más que cualquier Ministro. Se sabe, desde siempre, que no hay una reunión importante sin la presencia de ese cargo, que junto a él está el jefe de Gabinete y son contados ministros. Más todavía en este caso, con las negociaciones con Puigdemont y Bildu de por medio. La reina en el tablero político de Sánchez ha entrado en la trena.
Todos fingen indignación pero son presos del estado de pánico. Los más cercanos están dándole muchas vueltas a cómo salvar el culo. Incluso quienes no tengan motivos objetivos para la preocupación se están sintiendo agobiados. Nadie se siente a salvo. Todos están revisando móviles, cajones y ordenadores. A lo largo de estos días se está produciendo un preventivo borrado masivo de contenidos.
Nadie, sin embargo, tiene derecho a mostrarse sorprendido ni a decir "a mí me engañó". Y menos los dirigentes y militantes socialistas que todo lo justificaron arropándose en la falsa bandera del patriotismo de partido.
En este trance histórico para el PSOE, ya sólo existe una forma de ser buen socialista: exigir de viva voz en el Comité Federal, a las puertas de Ferraz o en las redes sociales, la dimisión inmediata del Secretario General y su renuncia a seguir ensuciando las siglas del partido como candidato electoral. Cualquier otra cosa sólo valdrá para hacerse más daño y para herir todavía más a España.
En algún momento todos, muy especialmente quienes más cerca estuvieron, más le adularon y por miedo se callaron, van a tener que asumir una verdad que no quisieron ver al estar cegados por sus cálculos personales. El cesarismo de Sánchez ha venido generando las condiciones ambientales necesarias para que una desgracia terminara ocurriendo.
Cuando el "todo vale" se instala en un partido democrático que muta en una organización de combate contra los propios compañeros, cuando se apagan todos los mecanismos de control interno y cuando el culto al líder sustituye a la cultura de la ética cívica, la espiral de la corrupción gira desde lo moral hasta lo político para retroalimentarse en la presunta corrupción económica que ahora está emergiendo.
Insisto, nadie tiene derecho a sorprenderse ante lo que está pasando. Tampoco los socios de investidura. La mierda ha llegado hasta las puertas del PNV y yo apuesto a que las cosas se van a acelerar. Navarra era casi toda la zona cero Cerdán, Euskadi era el resto. Por eso escuchamos, ahora comienza a entenderse, aquello del "cupo vasco" que le correspondía a la mano derecha del Presidente del Gobierno hoy enchironado.
Del mismo modo, creo que tampoco nadie debe sentirse obligado a comprar más droga adulterada. Por ejemplo, los socios que van por la vida de progresistas y están poniéndole paraguas a los presuntos delitos, así como al machismo y al "belicismo".
¿Para qué sirven si no hacen más que amparar todo lo que dicen combatir? ¿Para que no gobierne la derecha? Cuanto más dure esta agonía mejor le irá a la ultraderecha porque mayor será la pulsión impugnatoria. Lo que ha pasado antes en toda Europa lo pueden evitar aquí Podemos, ERC, Sumar y Bildu.
El destrozo de reputación que implica seguir apoyando a Sánchez es incompatible con cualquier compensación política o material porque, si hoy implica la creciente repugnancia de la sociedad, conllevará mañana el inevitable repudio hacia uno mismo.
En la vida, conviene hacer cosas que uno puede contarle a sus hijos. Y ese axioma también es válido para plumillas y tertulianos ávidos de apariciones en la televisión pública. Ya sale más caro ir que no ir a repetir lo que manda el Gobierno. En este momento, los argumentarios de Moncloa degradan a quien los emita y humillan a quien los repita porque las mentiras marchitan cada vez más pronto.
En mi opinión, Sánchez se está mostrando decepcionado porque considera que así distraerá la verdad de los hechos que dicta la lógica, él lo supo y todo se sabrá.
Sánchez está tratando de encapsular a la organización criminal apuntada por la Guardia Civil dentro del partido y fuera del Gobierno, pero la información no tardará en derramarse. Estoy convencido de que veremos a cargos del Ejecutivo sentados ante el Tribunal porque cuando se llamaba desde Ferraz tenía que haber alguien al otro lado en el Ministerio.
Sánchez está repitiendo el mantra de la "contundencia" y la "velocidad". Yo no las veo por ningún sitio. Desde mi punto de vista ha activado una operación de obstrucción a la Justicia que busca su propia salvación y, si es posible, la protección de su propio entorno. Y eso sólo tiene un nombre: impunidad.
El deseo de dilatar los trámites judiciales y el afán por alcanzar la nulidad en las distintas causas judiciales ha chocado con el principio de realidad. Para Cerdán la colisión está siendo severa. El mundo se ve de otra manera cuando, de golpe, tu mundo puede medirse en nueve metros cuadrados.
Su entrada en el trullo provoca que el dilema del prisionero a tres bandas avance, seguramente, hacia un mínimo de tres prisioneros. La información tardará más o menos en ser procesada, pero se procesará. La Justicia y la UCO sufrirán, probablemente, nuevas arremetidas. Pero, como dijo Eliot Ness a Al Capone, la lección consiste en que "nunca hay que pararse". La democracia prevalecerá. Y detrás de Cerdán irán los demás, caerán como caen las moscas. Uno tras de otro.
Días terribles para los socialistas, ya lo sabemos. Pero no podía ser de otra manera. El caudal de los acontecimientos sigue un cauce natural y previsible. Quienes aplaudieron, toleraron o se callaron ante esta forma de ejercer el poder tienen tiempo ahora para comprender la magnitud de su equivocación y para asumir que Cerdán será el primero pero no el último.