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El Comité Federal más triste de la historia del PSOE
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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El Comité Federal más triste de la historia del PSOE

Sin autobuses de militantes a las puertas de Ferraz y con volquetes de maquillaje en el parking

Foto: Pedro Sánchez en una imagen de archivo. (Reuters/Claudia Greco)
Pedro Sánchez en una imagen de archivo. (Reuters/Claudia Greco)
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Quien tiene el poder tiene toda la responsabilidad. Ese es el corazón de la tragedia que atraviesa el PSOE y que definirá el desarrollo de un Comité Federal destinado a caducar antes de que termine.

La única decisión que podría sacar al país y al partido de este atolladero es la dimisión de Pedro Sánchez como presidente, secretario general y candidato para las próximas elecciones. Como no está dispuesto a asumir que su responsabilidad política es intransferible y como parece necesitar margen para asumir que ya es la UCO y no él quien manda en los tiempos, la reunión de este sábado solo servirá para generar dosis mayores de sufrimiento innecesario.

La intención era emitir eso que los peronistas llaman "operación aclamación". Bastaban mil militantes a las puertas de la casa en que vivió Pablo Iglesias y hoy es sede de la organización. Bien colocados antes de su llegada, ofrecerían la imagen perfecta para mostrar la conexión del César con las bases. Al final, no ha podido ser. Han tenido que anular la convocatoria después de pedir a todos los territorios que mandasen autobuses porque no quiere ir ni dios. Bochorno.

El estado de la militancia es de completo abatimiento. Hablamos de personas que tienen escritas las siglas hasta en los genes, transmitidas de padres a hijos, y han pasado de masticar a duras penas el cuento del líder injustamente perseguido a no poder digerir emocionalmente la verdad de los hechos que está desembocando en los tribunales. Nos encontramos, por lo tanto, ante un Comité Federal sin autobuses de militantes a las puertas pero con volquetes de maquillaje en el parking.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas. (Moncloa/Borja Puig de Bellacasa) Opinión

Su desarrollo será el más triste de todos. Es verdad que antes los hubo bien duros. Pero también es cierto que los históricamente más tensos transmitieron, al menos, las señales de vida que contienen los enfrentamientos ideológicos o personales. No será así esta vez. Lo de hoy es tremendo: mientras Sánchez agoniza, casi todos los dirigentes del socialismo español hablarán y hablarán para expresar un silencio más miedoso y más sumiso que el silencio de cualquier cementerio.

Entiendo que no puede ser de otra manera porque aquí se da una fea paradoja: al Comité Federal acudirán socialistas meticulosamente seleccionados por Cerdán tras las indicaciones del jefe —miembros electos aparte, un tercio en el Congreso de Sevilla que le renovó como secretario de Organización a pesar de las señales obvias de peligro y dos tercios en los congresos regionales y provinciales—.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una acto esta semana en el Palacio Real. (EFE/Juanjo Martin)

Bajo la composición del Comité Federal que trabajó el aparato comandado por el navarro no puede darse un debate que atienda a la realidad política presente y que comprenda el sentir actual de los militantes socialistas. No será más que una representación pobremente guionizada. Es fácil de anticipar lo que ocurrirá.

Primero, intervendrá Sánchez: presentará unas medidas cosméticas que a nadie satisfarán. Minucias. Por ejemplo, alguna resolución sobre el consumo de prostitución, la reforma del código ético violado durante años por una presunta organización criminal que operaba desde el entorno presidencial, anuncio de la falsa descentralización de las decisiones en un partido completamente vertical. ¿Qué sorpresas podrían darse? Quizá una consulta a la militancia en modo podemita. Pocas probabilidades de adelanto Congresual. Tras el Secretario General intervendrá Rebeca Torró, la sucesora de Cerdán. Nada nuevo bajo el sol.

Segundo, repetición de la liturgia habitual ya sin retransmisión en abierto. Hablarán los secretarios generales regionales dando prioridad a los que gobiernan. Una se encuentra en una situación complejita: Chivite.

Foto: El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a su llegada a la rueda de prensa. (Europa Press/Gabriel Luengas)

A continuación, se harán con el micrófono la líder de Andalucíavicepresidenta Montero—, Comunidad de Valencia —ministra Morant—, Madrid —ministro Óscar López— y Aragón —ministra Pilar Alegría—. Cuesta aventurar algún disgusto de Sánchez al escucharles.

Entre la comparsa de ministros colocarán a García Page. Y… ¿Cuál será la intervención más interesante? Extremadura: Miguel Ángel Gallardo. Llámenme loco, pero no le veo exigiendo a Sánchez que llame a urnas después de haber podido estar en tratos con el hermanito y de haber trampeado con el aforamiento.

Y, tercer acto del Comité, aplicación del cambio de guion. Lo habitual es que tras las palabras de los líderes territoriales no haya más de diez intervenciones muy escogidas. Aquí, probablemente, habrá más. Muchas más para alargar las horas del encuentro y transmitir a la ciudadanía el espejismo de que está pasando algo importante, de que el debate está siendo real. Naturalmente, los pocos plumillas sanchistas que van quedando se tragarán ese alpiste de plástico y piarán hasta donde puedan.

Foto: El exdirigente del PSOE Santos Cerdán ingresa en la cárcel de Soto del Real. (EFE/Daniel González) Opinión

¿Quiénes se encargarán de alargar el trámite? Un montón de diputados nacionales y autonómicos, algunos secretarios de Estado, senadores y alcaldes, no pocos colocados bien arriba en la administración…; en definitiva: cargos bien retribuidos que pueden ser cualquier cosa menos críticos con la actual dirección.

Esta es una de las anomalías orgánicas más graves del sanchismo: el Comité Federal se concibió desde el principio como un órgano que controla a la dirección, una especie de Parlamento, pero bajo el mandato de Pedro Sánchez es la dirección la que se controla a sí misma. Por eso es una farsa este juego de espejos y son tan falsas las expresiones de amor a las siglas que hoy serán vertidas.

Sánchez perdió la iniciativa hace tiempo. Tras la publicación del último informe de la UCO, recurriendo a la táctica de siempre, quiso ganar tiempo para terminar ejecutando un doble contragolpe que recompusiese las cosas: 5 de julio en el partido y 9 de julio en el pleno del Parlamento. Pensó que con eso bastaría para cerrar hasta después de las vacaciones, confió en que el nuevo curso traería la amnesia colectiva y se equivocó. No, la realidad no va a detenerse.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cumbre de la ONU en Sevilla. (Reuters/Claudia Greco)

Esto no va a parar. Y, por lo que se ve, él tampoco va a dejar de equivocarse. Está tomando las decisiones desde la desesperación, por eso comete tantos errores al analizar, actuar y comunicar.

La Ejecutiva y el Comité Federal del PSOE no pueden tomar decisiones por sí mismas, porque todo el poder lo tiene Sánchez gracias al trabajo de Cerdán. Él quiere ejercer el poder sin reconocer su responsabilidad, como todos los que tienen pulsiones autoritarias. Haberlo advertido no repara la tristeza.

Quien tiene el poder tiene toda la responsabilidad. Ese es el corazón de la tragedia que atraviesa el PSOE y que definirá el desarrollo de un Comité Federal destinado a caducar antes de que termine.

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