Creo que era el "Pato Lucas", pero no termino de estar seguro. Recuerdo, eso sí, la secuencia. El personaje de los dibujos animados saltaba del avión y tiraba del mecanismo insertado en la mochila para activar el paracaídas. Sin embargo, en su lugar, salían todo tipo de enseres absurdos que en nada podían ayudarle. Por lo tanto, la silueta terminaba marcada en la arena mientras el protagonista rompía y rompía el suelo. Así es como está el PSOE en estos momentos. Sorprendido y sin recursos para contrarrestar la fuerza de la gravedad electoral. Y eso que las casas de encuestas llevan semanas corrigiendo al alza las estimaciones.
El análisis estático es crítico. Congelemos el fotograma del "Pato Lucas" y echemos un primer vistazo a los sondeos. El descenso en intención de voto es drástico. La fidelidad del votante socialista se desploma. El éxodo hacia la indecisión es rotundo. La fuga de electores hacia el PP es significativa. La única transferencia que estaba abierta ahora está cerrada, nada llega por la izquierda.
A continuación, hagamos un primer zoom sobre el dibujo. La preocupación por la corrupción está disparada. Las críticas a la gestión son mayores. El daño afecta a todas las capas territoriales y socioeconómicas. Pero nada es más alarmante que el histórico desgarro en el electorado femenino que siempre sostuvo a los socialistas.
Apliquemos un segundo zoom. La imagen de Pedro Sánchez está quebrada, se mire por donde se mire. Todos los Presidentes de nuestra democracia han sufrido caídas en su valoración durante el final de sus mandatos. Es lógico porque el tiempo erosiona la confianza. Sin embargo, yo no recuerdo un desplome tan acusado y tan acelerado.
Cualquier análisis estático como el que hemos esbozado, por muy detallado que sea, terminará resultando insuficiente para apreciar lo que viene. Pongamos la imagen en movimiento. Estamos en el cielo, el "Pato Lucas" tira de la manecilla que lleva en la mochila. Y ahora incorporamos un análisis dinámico desenfadado, veraniego.
El paracaídas era una operación de obstrucción a la justicia. Pero salen el libro de Leire sobre las cloacas, los gayumbos de Ábalos, la calculadora de Cerdán, un montón de mascarillas en mal estado, unos fajos de billetes no declarados, varios discos duros de Koldo, un bidón de petróleo y las gafas de Bolaños. Lo de amedrentar a todo el mundo ha quedado reventado. Y lo de buscar la nulidad, peor que complicado. El protagonista perdió la iniciativa al saltar del avión de Air Europa. Y ahora se encuentra sin margen de reacción, a expensas de los acontecimientos. El Pato Sánchez, visiblemente tenso, cruza los brazos e inclina la cabeza, incluso camina por el cielo en modo pensativo mientras sigue y sigue descendiendo. De golpe, mira al público con los ojos como platos, se enciende una bombilla y hace el gesto de ¡"Eureka!" … Empieza a intentar nadar en el aire, hacia arriba, a ver si así gana tiempo. Primera brazada: fracaso del Comité Federal. Segunda: pleno parlamentario marrado por lo de los prostíbulos. Tercera: última sesión en el Congreso —próxima semana— con negociaciones abortadas. Todo mal. Y las nubes pasando cada vez más aprisa.
¿Alguien ha dicho nubes? Trata de agarrarse a alguna. Chasco en el gasto de defensa y el enfrentamiento con Trump, cero cambios en la dirección. Torre Pacheco, la inmigración. Ipsos Julio 2025: 1 de cada 4 votantes socialistas cree que España sería más fuerte si se frenara la llegada de extranjeros. Chasco. Rayos, relámpagos, truenos y centellas: 1,6 millones de papeletas en peligro y el personaje más chamuscado, más demacrado y diciendo adiós con la manita.
Como manda la tradición de los dibujos animados, el ángulo de la imagen cambia y todo lo vemos desde arriba. ¿Cuánto falta? Hasta el más inocente de los niños sabe que la vida de Pedro Sánchez se mide ya en informes de la UCO y que pueden sobrar los dedos de una mano.
Ese cambio de ángulo es importante porque nos resalta lo principal: el territorio de nuestra democracia. Lo relevante para España no es cuánto le queda a Sánchez, sino cuán hundido quedará el Partido Socialista.
El perímetro de la debacle, quizá directamente proporcional a la duración de esta agonía, podría hasta hacer plausible que la alternativa a Partido Popular sólo esté en la extrema derecha, tal y como ha venido ocurriendo antes en otras naciones de nuestro entorno.
El PSOE pagará en las urnas la factura de la corrupción —como ha ocurrido siempre—, la traición a las mujeres —que jamás había sucedido— y, a precio bíblico, su conversión en sucursal de un PSC acomplejado ante los indepes. El castigo caerá en todos los territorios, sea en forma de trasvase de los votantes al PP o en modo de abstención punitiva. Y se acentuará porque las referencias de cada lugar huelen a sanchismo por todos sitios. Esa es la moraleja de esta pequeña historia.
El destino de las siglas socialistas, porque así lo han permitido los militantes y porque así lo han trabajado los dirigentes, está atado al tobillo de Pedro Sánchez. Hasta tal punto es así que ya da igual que sea candidato o no lo sea. Rubalcaba frenó el golpe para el partido asumiendo el coste de ser candidato en 2011; si alguien sucede a Sánchez no reducirá el impacto ni un centímetro.
La única duda está en despejar si la tercera por debajo del centenar de escaños será con Sánchez o con un sanchista
La estatura política del todavía secretario general socialista no pasa del 1,40. Durante este tiempo se ha encargado de cortarle la cabeza a todo el que pasaba del 1,41. Así que todo lo que queda es un ejército de pigmeos sectarizados. Bajo la candidatura de este líder, el PSOE ha obtenido 5 de sus 6 peores resultados en elecciones generales. En un par de ocasiones, por debajo de los 100 escaños. Tiene mérito. Como no hay dos sin tres y las circunstancias son las que son, la única duda está en despejar si la tercera por debajo del centenar de escaños será con Sánchez o con un sanchista.
Creo que era el "Pato Lucas", pero no termino de estar seguro. Recuerdo, eso sí, la secuencia. El personaje de los dibujos animados saltaba del avión y tiraba del mecanismo insertado en la mochila para activar el paracaídas. Sin embargo, en su lugar, salían todo tipo de enseres absurdos que en nada podían ayudarle. Por lo tanto, la silueta terminaba marcada en la arena mientras el protagonista rompía y rompía el suelo. Así es como está el PSOE en estos momentos. Sorprendido y sin recursos para contrarrestar la fuerza de la gravedad electoral. Y eso que las casas de encuestas llevan semanas corrigiendo al alza las estimaciones.