Es noticia
Los delatores, los muertos y las multas
  1. España
  2. Cronicavirus
Marta García Aller

Cronicavirus

Por

Los delatores, los muertos y las multas

Solo en Lombardía se han puesto 57.000 multas a quienes se han saltado la cuarentena. Incluso en las zonas más afectadas por el Covid-19, mucha gente subestima su letalidad

Foto: Multas en Roma a un grupo de jóvenes reunidos en la Fontana di Trevi. (EFE)
Multas en Roma a un grupo de jóvenes reunidos en la Fontana di Trevi. (EFE)

Hace 15 días, bromeé al enterarme de que el Gobierno de Corea del Sur enviaba a toda la población las alertas de los positivos de Covid-19, detallando cada uno de los sitios que habían visitado los contagiados (aunque no su identidad), para que así la población de riesgo pudiera evitar los focos de contagio. No pensé tanto en las vidas que podía salvar esa medida como en los riesgos de la hipervigilancia y la pérdida de privacidad que suponía para la gente cuya identidad era rastreada por geolocalización. Y en aquellos pobres coreanos que, de haber estado últimamente en algún lugar comprometedor, temían más una alerta que los delatara que contraer el coronavirus ese que aún nos sonaba lejano.

Hace 15 días, no había cientos de miles de infectados en el mundo ni casi 10.000 muertos por esta pandemia (600 ya en España) que tiene en cuarentena una veintena de países que tratan de frenarla desesperadamente. Ahora sí. Y el Covid-19 amenaza con matar a decenas de miles de personas más. Ya no bromeo con ninguna de las tecnologías que se están utilizando para combatirlo.

Tras 10 días en cuarentena, Lombardía sumó este miércoles 220 muertes en un solo día, hasta llegar a las 1.640. Es la región más afectada de Europa, también la que más tiempo lleva en cuarentena. Pero las de los muertos y contagiados no son las únicas cifras que explican la letalidad de este virus. Gran parte de su fuerza radica también en no infundir el suficiente miedo. El 40% de los milaneses sigue saliendo de casa pese a las restricciones. Las autoridades advierten de que demasiada gente se lo está tomando a la ligera e incumple las restricciones.

Saben la cantidad exacta de movimientos porque en la región de Lombardía han activado un nuevo sistema que monitorea los teléfonos móviles de la población. No se hace un sistema un seguimiento individual de los ciudadanos contagiados, como en Corea. De momento, solo han cuantificado cuántas personas de forma agregada se están moviendo más de 300 metros del lugar en el que viven. Funciona de un modo similar a la tecnología que en España utilizó el INE hace seis meses para hacer un estudio pionero de movilidad en España. También muchas compañías tecnológicas utilizan esa información para su 'marketing' digital. Pero, como las medidas de confinamiento no están siendo todo lo eficaces que se calculaban para contener el virus, podrían endurecerlas aún más. ¿Deberían?

Solo en Lombardía se han puesto 57.000 multas en los últimos días a quienes se han saltado la cuarentena. Incluso en las zonas más afectadas por el Covid-19, mucha gente subestima su letalidad. Las autoridades lombardas advierten de que si la gente sigue saliendo de casa sin que sea estrictamente necesario, no se reducirán las infecciones y seguirá muriendo gente por contagios que se podían haber evitado. De cada 10 millones de habitantes de la región, más de cuatro salen de casa todos los días. Solo Milán llega ya al millar de hospitalizados por coronavirus.

Este sistema de vigilancia a través de los móviles que acaba de implantar Italia no es el único método con el que se están vigilando los movimientos de la gente confinada. También los propios italianos están denunciando a los 'carabinieri' a quienes transgreden las reglas de aislamiento. Los que están encerrados en casa, graban desde sus ventanas a quienes creen que salen de su domicilio sin motivo justificado o se reúnen en la calle incumpliendo el confinamiento. Otros hacen una foto y avisan por 'e-mail' o llaman por teléfono a las autoridades. También se hacen llamamientos en redes sociales. Cuenta 'Il Corriere' que son los más jóvenes que se saltan el confinamiento los que están especialmente en el punto de mira de los vecinos.

El dilema moral más urgente que tenemos que resolver no es si esos delatores son héroes o villanos, si no cuánta vigilancia necesita una sociedad para cumplir una medida cuyo fin es salvar vidas. En España, solo llevamos cuatro días de cuarentena y todavía bromeamos con quienes se la saltan paseando una tortuga o disfrazando de dálmata a su hijo. No sé si seguirá haciendo gracia la semana que viene. Mientras exploran nuevas restricciones, en Italia han batido esta semana el récord de multas. También el de contagios y de muertos.

Hace 15 días, bromeé al enterarme de que el Gobierno de Corea del Sur enviaba a toda la población las alertas de los positivos de Covid-19, detallando cada uno de los sitios que habían visitado los contagiados (aunque no su identidad), para que así la población de riesgo pudiera evitar los focos de contagio. No pensé tanto en las vidas que podía salvar esa medida como en los riesgos de la hipervigilancia y la pérdida de privacidad que suponía para la gente cuya identidad era rastreada por geolocalización. Y en aquellos pobres coreanos que, de haber estado últimamente en algún lugar comprometedor, temían más una alerta que los delatara que contraer el coronavirus ese que aún nos sonaba lejano.

El redactor recomienda