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Marta García Aller

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¡Feliz año… 2022!

No creo que el año nuevo vaya a estar a la altura de lo que los más optimistas esperan de él. Más que un antes y un después, 2021 tiene pinta de ser una secuela descafeinada

Foto: Imagen de Tumisu en Pixabay.
Imagen de Tumisu en Pixabay.

El listón del que parte 2021 reconozcamos que no es muy alto. Será el sucesor del año en que murieron 70.000 personas, solo en España, por un coronavirus inicialmente subestimado, altamente contagioso y desconocido hasta hace 12 meses. A lo sumo, 2021 aspira a ser el sucesor, y no la continuación, del año de la pandemia y los confinamientos, de la distancia social y los toques de queda, del año que llevó miles de negocios a la quiebra y contagió también una epidemia de depresión. Este nuevo año a estrenar parte con la ventaja que da tirar con tantas ganas a la basura la última hoja de un calendario que se nos ha hecho eterno. 'A priori', parece una ventaja. Y, sin embargo, permítanme que lo dude. No me fío de 2021.

No creo que el año nuevo vaya a estar a la altura de lo que los más optimistas esperan de él. Y reconocedme los más cautos que aspirar a mejorar 2020, igual que prometer no volver a suspenderlas todas, es un propósito de mierda. Más que un antes y un después, 2021 tiene pinta de ser una secuela descafeinada. Habrá pandemia, con fatiga pero sin sorpresa. Habrá distanciamiento, pero menos. Habrá rebrotes, ojalá pocos. Habrá quiebras, parece que muchas. O sea, más paro y menos PIB.

Foto: Una oficina de empleo en Madrid. (EFE)

No parece que con el cambio de año estemos entrando en un punto de inflexión precisamente. Lo bueno es que ya vamos mentalizados. El 73% de los españoles da por hecho que dentro de un año seguiremos llevando mascarillas en espacios públicos, según una encuesta de Ipsos a una treintena de países (muy por encima de la media, en el 61%). También los españoles están en ese informe entre los más pesimistas a la pregunta de si la vida volverá a la normalidad tras los efectos del covid-19. Solo un 29% responde afirmativamente (los franceses son aún más pesimistas, con un 16%). Y solo un 20% espera que en 2021 se produzca una recuperación completa de los efectos de la pandemia. Ánimo con eso.

Según la encuesta de Ipsos, ni los españoles ni la mayoría de europeos creen que el mundo vaya a cambiar a mejor por la pandemia; de hecho, la gran mayoría afirma que en el año que empieza la brecha salarial ente hombres y mujeres aumentará, también lo hará la desigualdad en general. También hay espacio para el optimismo en esa encuesta: un 68% de españoles responde negativamente a la pregunta de si creen que los humanos nos extinguiremos en 2021 (un 17% afirma que sí). Coincide con el 67% que cree que 2021 será un año mejor de lo que fue 2020.

Foto: Imagen: Irene de Pablo

Es verdad que hay mucho que celebrar en 2021. Para empezar, ya están aquí las vacunas. En las primeras 12 semanas del año, España prevé recibir suficientes dosis para inmunizar a 2,3 millones de personas. Para cumplir las previsiones del Gobierno de llegar a la inmunidad después del verano, hará falta vacunar a cinco millones de españoles al mes. Eso requiere una logística extraordinaria, una coordinación impecable y una Atención Primaria que no se vea desbordada por las nuevas oleadas de la pandemia que se pueden seguir reproduciendo.

A 2020, eso sí, le debemos haber aprendido la enorme capacidad de adaptación que tenemos. El horror puede volver en cualquier momento y tiende a pillarnos siempre por sorpresa, porque la impaciencia por que todo pase no escarmienta. Alemania, uno de los países que más se han puesto de ejemplo de buena gestión de la pandemia, acaba el año con más de 1.000 muertos al día por covid-19; Reino Unido y la República Checa han vuelto a imponer confinamientos estrictos por el colapso de los hospitales.

Foto: Foto: Reuters.

Así, 'a priori', no parece que haya mucho punto de inflexión para el día 1 de enero. Así que 2021 habrá que empezarlo con algo prestado, algo rojo y las ventanas abiertas para ventilar. Sabemos que el año nuevo va a empezar con la policía multando a gente que baila, bebe y canta por bailar, beber y cantar. Ay del que no cumpla las distancias de seguridad reglamentaria ni respete los aforos y las mascarillas heredadas de 2020. En cualquier momento del invierno, puede venir la nueva oleada. Se calcula que en primavera ya haya suficiente población vulnerable inmunizada para que los hospitales ya no corran riesgo de saturación, pero ni va a haber Semana Santa con procesiones ni el próximo verano va a ser normal. Así que ya lo siento por los que tenéis tantas esperanzas puestas en este año que empieza, pero yo lo que tengo ganas es de que acabe, a ver si en el próximo sí que nos podemos juntar todos a celebrarlo. Por lo demás, soy bastante optimista... ¡Feliz 2022!

El listón del que parte 2021 reconozcamos que no es muy alto. Será el sucesor del año en que murieron 70.000 personas, solo en España, por un coronavirus inicialmente subestimado, altamente contagioso y desconocido hasta hace 12 meses. A lo sumo, 2021 aspira a ser el sucesor, y no la continuación, del año de la pandemia y los confinamientos, de la distancia social y los toques de queda, del año que llevó miles de negocios a la quiebra y contagió también una epidemia de depresión. Este nuevo año a estrenar parte con la ventaja que da tirar con tantas ganas a la basura la última hoja de un calendario que se nos ha hecho eterno. 'A priori', parece una ventaja. Y, sin embargo, permítanme que lo dude. No me fío de 2021.

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