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Las mejores y peores noticias de la vacuna: "Es como cuando te dicen que vas a salir de la cárcel"
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Marta García Aller

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Las mejores y peores noticias de la vacuna: "Es como cuando te dicen que vas a salir de la cárcel"

Mientras el objetivo marcado por la UE era tener al 80% de los mayores vacunados antes de abril, la OMS ha tachado de "inaceptablemente lento" el ritmo de vacunación en Europa

Foto: Una mujer camina con mascarilla ante el Hospital de La Cruz Roja. (EFE)
Una mujer camina con mascarilla ante el Hospital de La Cruz Roja. (EFE)
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Pedro suena pesimista. Tiene 81 años, vive en Zaragoza y aún no le han llamado para vacunarse. Ha sido pastor, panadero, agricultor y taxista. Además de ver a sus nietos, echa mucho de menos echar una partida a La Perejila con sus amigos. Ahora queda con ellos con mascarilla, por turnos, siempre con distancia y sin abrazos. A la mayoría de ellos aún no les han vacunado y a los que ya les ha tocado siguen prácticamente la misma vida que antes “aunque algo más tranquilos”, me explica. Reconoce que se le está haciendo muy larga la pandemia y muy lenta la espera de la vacuna. “La distancia está haciendo mella”, confiesa. En el centro de salud le han dicho que ya le llamarán. No sabe cuándo.

Foto: Dos trabajadoras funerarias trasladan féretros durante la primera ola. (EFE)

Como Pedro, en España el 56% de los mayores de 80 aún no ha recibido la vacuna del covid-19. El saldo es muy diferente según comunidades. En Andalucía, nueve de cada 10 octogenarios han recibido al menos una dosis. En Asturias, ocho de cada 10. En Cataluña y Canarias, no llegan al 60%. Hay mucha diferencia también por provincias. En Soria, el 95% de mayores de 80 ya está inmunizado, en León, sin embargo, solo uno de cada tres. Influyen la demografía, los retrasos en la llegada de las dosis y los constantes cambios en el protocolo de vacunación. El objetivo marcado por la UE era tener al 80% de los mayores vacunados antes de abril. Y el retraso está generando mucha desazón entre quienes, como Pedro, esperan pacientemente su turno al tiempo que en las noticias escuchan que llega una cuarta ola del virus. La OMS ha tachado de “inaceptablemente lento” el ritmo de vacunación en Europa.

La mejor noticia

Esta primavera, sin embargo, hay motivos para el optimismo. La mejor noticia es que el ritmo de vacunación se está acelerando. Este lunes llegan a España 1,2 millones de dosis de Pfizer. Los envíos de vacunas se han triplicado desde enero y a mediados de abril llegará a Europa la muy esperada Jansen, que funciona con una sola dosis. La Comisión Europea insiste en que estamos a tiempo de que el 70% de los adultos del continente esté completamente vacunado este verano. El Gobierno español también promete cumplir el objetivo.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Puri es de las optimistas. Tiene 65 años y ya le han pinchado la de AstraZeneca. “En mi pueblo, me decían que no era posible, porque allí solo han vacunado a un guardia civil, pero me llamaron y me vine corriendo para Madrid”, explica visiblemente contenta. Aunque ha vivido los últimos 40 años en la capital, Puri lleva prácticamente toda la pandemia afincada en su pueblo, una pequeña localidad extremeña de 400 habitantes. Cuando le avisaron de que la vacunaban esta Semana Santa en el Zendal, volvió con su marido a su piso de Fuenlabrada. Dice que la vacuna le devuelve mucha esperanza. Mientras hablamos por teléfono, está visitando a su primera nieta, Olivia, que ha nacido hace tres semanas. “Al bebé no la quiero casi tocar y siempre con el gel y la mascarilla”, me explica. Lamenta que a su marido, que tiene 69, le va a tocar esperar mucho más, porque es demasiado mayor para que le pongan la de AstraZeneca (entre 60 y 65), pero muy joven para entrar entre los prioritarios de la de Pfizer y Moderna. “Me siento como si me hubiera tocado la lotería”, añade feliz.

Para acelerar la vacunación, la apertura de grandes centros está siendo fundamental. Valencia va a vacunar en la Ciudad de las Artes; en San Sebastián están vacunando en la plaza de toros; en Granada, en el estadio de Los Cármenes; Madrid anunció este sábado que, además del Zendal y el Wanda, abre el Wizink Center como vacunódromo. Estos recintos no sanitarios están haciendo posible acelerar la inoculación hasta más de 300.000 dosis en un día (en enero, el ritmo era de 60.000 diarias). Conseguir el objetivo de vacunar a la mayoría de la población para este verano requeriría aumentar ese ritmo hasta cerca de las 380.000 diarias. Para lograrlo haría falta, por un lado, que ni el suministro de dosis ni la logística fallen este trimestre, y, por otro, que las comunidades dispongan de suficiente personal para administrarlas a buen ritmo, también en festivos y al margen de la tensión hospitalaria por nuevas oleadas. Eso son muchas variables.

Foto: El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero. (EFE)

A Lola, que tiene 74 años, también la han vacunado esta Semana Santa en el Zendal. Es funcionaria de prisiones jubilada, y como al resto de mutualistas jubilados de Muface, ya han empezado a inmunizarlos en Madrid, aunque la comunidad vaya con retraso con los mayores de 80 años en los centros de salud (cerrados desde Jueves Santo al Domingo de Pascua). “Me han vacunado con Moderna, que me pega mucho”, bromea Lola. “Y el pinchazo ni lo sentí”, añade con júbilo indisimulado. “¿La sensación de vacunarme? Pues es como cuando te dicen que vas a salir de la cárcel. Porque esto del covid está siendo como una cárcel que nos ha tenido aislados todo el año”. Para Lola, la vacuna significa ver más cerca la libertad después de tanto aislamiento, “que es el peor castigo que se le puede hacer al ser humano.” Su marido tiene 79, pero al no ser de Muface, tiene que esperar a que le llamen de la Seguridad Social. Entre abril y mayo.

Aún tienen prioridad los mayores de 80, que son los de más riesgo. A continuación, según la quinta revisión del protocolo de Sanidad, las personas entre 70 y 79 (casi cuatro millones de españoles) se vacunarán en paralelo a aquellos con patologías como el cáncer, trasplantados, en diálisis, con VIH o con inmunodeficiencia (unas 355.000 personas).

¿Cuánto personal es necesario contratar para acelerar el ritmo de vacunación y que los centros de salud no cierren en festivos?

Tanto la ministra de Sanidad, Carolina Darias, como los consejeros de las comunidades autónomas aseguran que el sistema está preparado para aumentar el ritmo de vacunación para administrar rápidamente los 30 millones de dosis que se esperan este trimestre. Sin embargo, en pleno repunte de contagios, esto puede depender de cuánto tense la cuarta ola el sistema sanitario y cuánto de ese personal tenga que dedicarse a salvar las vidas de quienes encontraron el virus antes que la vacuna.

De ahí que cueste tanto entender que en plena campaña electoral madrileña se siga hablando más de camareros que de enfermeras. ¿Cuánto personal es necesario contratar para acelerar el ritmo de vacunación y que los centros de salud a los que acude la población más mayor y vulnerable no cierren en festivos? Para los vacunódromos que se están poniendo en marcha, se está empleando sobre todo personal de hospitales y centros de salud ya contratado para el refuerzo de la primera ola. No consta que haya habido nuevas contrataciones para acelerar la vacunación.

Foto: Foto: EFE. Opinión

En Reino Unido, uno de los países que encabezan la vacunación a nivel mundial, en noviembre ya empezaron a contratar gente con formación en primeros auxilios para ayudar en la vacunación. En España, hay sanitarios jubilados y enfermería del ejército a los que aún no se está recurriendo para acelerar el proceso. Las consejerías de Sanidad consultadas alegan que hasta que no lleguen más dosis no pueden acelerar el ritmo. Sin embargo, en España, el ritmo de vacunación entre Miércoles Santo y Viernes Santo bajó de 300.000 dosis diarias a 200.000. Es decir, podríamos estar yendo más deprisa.

La peor noticia

La peor noticia de todas es que muchas de las vacunas que llegan en abril no lo hacen a tiempo de salvar a miles de personas vulnerables de contagiarse en la cuarta ola de covid. Hay, además, otro riesgo añadido, una baja tasa de vacunación combinada con una alta tasa de contagios, como pasa en España, aumenta el riesgo de que surjan más variantes que pueden necesitar, a su vez, nuevas vacunas. Y teniendo en cuenta que la inmunidad de vacunas como Pfizer se estima que dura cerca de medio año, puede que Araceli, la famosa primera anciana vacunada en España hace tres meses, necesite renovar su inmunidad antes de que el resto de España haya recibido su primera dosis.

Aunque ya la han vacunado, Carmiña suena pesimista. Tiene 86 años y vive en una aldea a 20 km de A Coruña. Está contenta porque ya le hayan puesto la segunda dosis, pero la pandemia se le está haciendo eterna. Dice que a su edad el tiempo pasa de otra manera. “Ha sido un año complicadísimo y ves que esto no termina nunca”, protesta. “O se dan más prisa en vacunar o a este ritmo puede pasar otro año. Nosotros por lo menos vivimos en una casa grande en el campo. Pero me imagino a mis nietos y a la gente que vive en pisos, en la ciudad, que no pueden salir más que a trabajar, y fíjate que tengo años, pero ni en mis peores sueños imaginé que viviríamos algo así”.

Foto: Operario del Canal de Isabel II recoge muestras de aguas residuales. (EFE)

Carmiña echa de menos ir al café a charlar con sus amigas, como solían hacer antes de la pandemia un par de veces por semana. Confía en que con el buen tiempo y las vacunas vuelvan a verse más a menudo. “A algunas no las han vacunado todavía”, explica. Pero lo que más echa de menos es a la familia. “Antes tenía la casa llena de hijos y nietos cada dos por tres, ahora casi no nos vemos”. Carmiña no conoce aún al más pequeño de sus ocho bisnietos, que nació en Navidad. “Por lo menos me mandan muchas fotos por el teléfono y eso me entretiene. Pero para que esto vuelva a la normalidad no basta con que nos vacunen a nosotros. ¡Que se den prisa con los jóvenes también! Ojalá este verano vengan todos vacunados, pero va todo tan lento que no sé”.

Pedro suena pesimista. Tiene 81 años, vive en Zaragoza y aún no le han llamado para vacunarse. Ha sido pastor, panadero, agricultor y taxista. Además de ver a sus nietos, echa mucho de menos echar una partida a La Perejila con sus amigos. Ahora queda con ellos con mascarilla, por turnos, siempre con distancia y sin abrazos. A la mayoría de ellos aún no les han vacunado y a los que ya les ha tocado siguen prácticamente la misma vida que antes “aunque algo más tranquilos”, me explica. Reconoce que se le está haciendo muy larga la pandemia y muy lenta la espera de la vacuna. “La distancia está haciendo mella”, confiesa. En el centro de salud le han dicho que ya le llamarán. No sabe cuándo.

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