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Mi consejo asesor, la normalidad y el rector de San Quirico
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Mi consejo asesor, la normalidad y el rector de San Quirico

Hoy he reunido a mi Consejo Asesor. Es un Consejo de composición variable, según quien coma en casa. Hoy lo formaban mi mujer, una hija mía,

Hoy he reunido a mi Consejo Asesor. Es un Consejo de composición variable, según quien coma en casa. Hoy lo formaban mi mujer, una hija mía, su marido, y dos hijos con sus mujeres. 7 personas, en total. Conmigo, 8. Cuando yo era profesor del IESE, decía que los Consejos tienen que ser “manejables”. “Manejable” no es “manipulable”. Quiere decir que no sea un guirigay porque haya demasiada gente.

 

Hoy sólo tenía un tema: ¿de qué hablo esta semana en El Confidencial?

En mi casa hay una ventaja grande: que, como todos hablan mucho y son muchos, cuando lanzas un tema ya te puedes callar y hasta desconectar, si te apetece. Hoy no  podía desconectar, porque me tenían que decir el tema.

Las sugerencias han sido muy variadas: la discusión del otro día entre Zapatero y Rajoy, la subida de impuestos, la verdura de los brotes, el otoño caliente, el ex árbitro que ha contratado el Madrid para ocupar un Departamento que no tenía nadie que lo atendiera, etc.

Uno de mis hijos ha dicho, con cara profunda: “Habla de la recuperación, que ya empieza”. Y a los demás les ha gustado.

Por la noche, he ido a Misa de 8 a la parroquia de San Quirico. El Rector, que es muy majo, ha empezado su sermón diciendo que estábamos a principios de curso y que ahora volvíamos a la normalidad. Y, perdone, Sr. Rector, pero me he distraído. Me he quedado enganchado a lo de la normalidad, lo he empalmado con lo de la recuperación y he acabado recordando a mi amigo Barto.

Me parece que alguna vez he hablado de él. Era un hombre de gran categoría. Callado, socarrón, muy buena persona, muy inteligente. Un día, comentando algo que había sucedido y que nosotros habíamos previsto que sucedería porque era muy fácil de prever, me dijo: “sabemos demasiado”.

Aquella frase no se me ha olvidado y me he dado cuenta de que es verdad, que los que intentamos ser normales, que, gracias a Dios, somos bastantes, sabemos demasiado.

Sabemos que las cosas no se resuelven de la noche a la mañana y que lo se estropea tarda en arreglarse y que, por eso, todos los que hablan de “crisis en V” (ahora me caigo, ahora me levanto), hablan por hablar. Y que los que hablamos de crisis en eeeeeeele, o sea, caída libre, tramo horizontal largo largo y recuperación lenta, puede ser que hablemos por hablar, pero, no sé  por qué, tengo la impresión de que acertaremos.

Empalmando con mi Consejo Asesor, a mí me parece que la recuperación no empieza todavía, pero, por si acaso, me he puesto a pensar en cosas que estoy viendo estos últimos días en el  mundo, porque si lo que está pasando es mundial, me tengo que preocupar del mundo.

1.       Veo a los gobernantes españoles con el paraguas abierto, esperando a que escampe, o, en palabras de un alto cargo, “a que mejore la situación internacional”.

 

2.       Seguramente, eso quiere decir que, cuando mejore, los demás países nos comprarán más cosas, suponiendo, claro, que esas cosas sean buenas,  tengan buen precio y  no se  rompan en seguida.

3.       El paraguas es caro, porque nuestros gobernantes quieren aguantar la tormenta como sea, evitando que la gente salga a la calle, lo cual me parece muy acertado, porque a mí, eso de la gente en la calle no me ha gustado nunca.

4.       Y las huelgas, menos, quizá porque he sufrido bastantes retrasos en los aeropuertos en épocas en las que, cuando no eran los  controladores, eran los pilotos y si no, una estación de control que hay en el norte de Suecia y que, mira por dónde, perjudicaba al avión que iba a Bilbao, que era el que yo tenía que coger.

5.       Y la huelga general me gusta muchísimo menos, porque supongo que el que la organiza quiere demostrar que aquí el que manda  es él. Y eso no me gusta.

6.       He leído en dos diarios que Cándido Méndez es el 4º Vicepresidente del Gobierno. La última vez ha sido en un artículo de Enric Juliana.

7.       Y pienso que si el señor Méndez es el  4º Vicepresidente, ya se ocupará de que sus chicos no salgan a la calle. Lo que pasa es que, como hay más  Sindicatos,  igual habrá que nombrar más Vicepresidentes, y eso no es gratis.

8.       Pues en eso estamos: en que aquí hay que aguantar, pagando lo que sea, hasta que otros arreglen sus cosas y, de retruque, como dicen en mi tierra,  nos arreglen las nuestras.

9.       Pero, mientras tanto, como hay que pagar tantas cosas y como nos podemos endeudar más y estamos muy contentos de ello, vamos a subir los impuestos a los ricos, a los medio ricos, y, si te descuidas, a los nada  ricos. Porque hay que sobrevivir y  sobrevivir es fundamental.

10.   De paso, hacemos alguna tontadica que otra, como insultar a los empresarios, romper el diálogo social, volver al diálogo social…perder el tiempo. Y digo que esto es una tontada, porque a los empresarios  hay que animarles, y pronto, que si se animan pronto, igual recuperamos pronto algún empleo de esos 4.137.500 que ahora echamos en falta.

11.   Menos mal que Moody´s, una de las Agencias de calificación de riesgos, nos ha mantenido la calificación. Después de que Standard & Poor´s nos la rebajó hace unos meses, hubiera sido muy desagradable que estos chicos hubiesen repetido la faena. Ésta es una noticia muy buena.

12.   Y para acabar, leo un artículo de José García Montalvo, Catedrático de Economía en la Universidad Pompeu Fabra, en el que dice que, en Estados Unidos, a alguien se le ha ocurrido hacer paquetitos de seguros de vida, como hicieron paquetitos con las hipotecas.  Ahora, en vez  de mezclar hipotecas, buenas, regulares y porquería, empaquetarán seguros de vida buenos, regulares y porquería. (Buenos, si te vas a morir pronto. Regulares,  si te vas a morir en un plazo “normal”, que no sé lo que es. Y malos, si te vas a morir tarde.) En su artículo, García Montalvo llega a una conclusión que me da escalofríos: que si la reforma sanitaria de Obama sale adelante y aumenta significativamente la esperanza media de vida, alguien podría tener tentaciones de acortar violentamente esa vida media,  porque business  is business. Y ya sabemos todos que algunos personajes, cuando tienen tentaciones, son peligrosos. Porque, con facilidad, caen en ellas.

Y, por todo lo que he escrito, cuando el Rector de San Quirico ha dicho que volvemos a la normalidad, he estado por decir que no con la cabeza, que aún falta. Pero no se trata de ir a Misa a dar un espectáculo. Porque, además, todo lo que he dicho es opinable.

Pero  pienso que, si viviera Barto, me diría: “sabemos demasiado”.

Quizá es verdad.

Hoy he reunido a mi Consejo Asesor. Es un Consejo de composición variable, según quien coma en casa. Hoy lo formaban mi mujer, una hija mía, su marido, y dos hijos con sus mujeres. 7 personas, en total. Conmigo, 8. Cuando yo era profesor del IESE, decía que los Consejos tienen que ser “manejables”. “Manejable” no es “manipulable”. Quiere decir que no sea un guirigay porque haya demasiada gente.

IESE