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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Se necesita otro presidente (Además)

Estos de pueblo son muy listos. En Aragón dirían que son muy agudos. Mi amigo de San Quirico, que dice que no tiene estudios, es muy

Estos de pueblo son muy listos. En Aragón dirían que son muy agudos. Mi amigo de San Quirico, que dice que no tiene estudios, es muy agudo.

 

Y está preocupado por nuestro Presidente, el Presidente de España. Porque le ve preocupado, yendo de aquí para allá, y enfrascado en mil cosas que, como son tantas y tan importantes, le pueden llegar a sobrepasar.

Mi amigo dice que nuestro Presidente ha estado ahora en Estados Unidos y que a él le parece muy bien porque dice que, acercándose a todos estos que mandan en el mundo, algo aprenderá que le servirá para dirigir todavía mejor nuestra nación.

Está un poco desconcertado porque ha leído en un diario de esta zona que “Zapatero se ubica en la ONU entre el fondo Obama y el toque Sarkozy”. Y dice que no lo entiende y que quiere que se lo explique yo. Pero es que yo tampoco lo entiendo. Y juraría que hay muchos españoles  -quizá el 99.999… % que tampoco entienden lo del fondo y el toque.

Mi amigo no es superficial y se mete en las cosas en serio. Y ha visto que nuestro Presidente ha acudido a la Asamblea General de la ONU “con sus mejores galas de príncipe de la paz, los derechos humanos y la lucha contra el hambre, las armas nucleares y el cambio climático”. (Juan Carlos Merino, La  Vanguardia, 25.9.09)

Nuestro Presidente ha seguido diciendo que quiere envolverse en la bandera del multilateralismo “para afrontar las crisis geopolíticas más graves, como Honduras, Afganistán y el conflicto árabe-israelí”.

 

Y, por si fuera poco, ha anunciado que, antes de que acabe este otoño, una resolución de la ONU puede dar cobertura legal y jurídica a su proyecto estrella: la Alianza de las Civilizaciones.

Y aun queda más, porque le felicitó a Obama por su discurso y ambos coincidieron en preparar muy bien la cita que tienen el 13 de Octubre en la Casa Blanca.

Mi amigo no duerme. Le preocupa la salud de nuestro Presidente. Dice que si él fuera Presidente de España y tuviera los líos que tiene España y se asomase a la ventana de la Moncloa y viera millones de parados tomando el sol, y viera que hay muchas comercios que lo pasan muy mal y viera que hay muchos chavales muy mal educados y viera y viera y viera, tendría que tomar algo para dormir.

Y encima, dice mi amigo, D. José Luis tiene que dar órdenes a los de su partido para que se abstengan en la reprobación del Papa.

Mi amigo dice: “¡Pobre hombre! Se va a volver loco, yendo y viniendo de Honduras a Arenys de Munt y de Arenys de Munt a Afganistán y de Afganistán a  Figueruelas, y de Figueruelas a Roma ¡Pobre! Necesita ayuda”.

 

Y dice que se le ha ocurrido que necesitamos otro Presidente. Pero no “en lugar de éste”, sino “además de éste”.

Uno que se  ocupe de lo que pasa aquí, dejándole a D. José Luis que se ocupe de lo que pasa allí. Para mi amigo, “allí”, es todo lo que esté fuera de las fronteras de España que le enseñaron en el colegio, convenientemente modificadas por el paso de los tiempos. (Por ejemplo, sigue hablando del Sahara español.)

Le digo: “¡Ya tiene 3 Vicepresidentes!” Y me dice que no, que ninguno le gusta. Que hay que buscar otro. Y se me  ocurre decirle: “¿De la oposición?” Y mi amigo abre los ojos y grita “¡¡¡nooooo!!! ¡son peores!”. Luego recapacita y dice: “o iguales”. El otro día mi amigo se cruzó por la calle (no sé por qué calle) con Alfonso Guerra y dice que ése tampoco acaba de gustarle. Pero sigue pensando en voz alta: “¿No habrá un solo socialista con sentido común que se capaz de ocuparse de ´lo de aquí´?”

 

Y como no conozco muchos políticos –prácticamente a ninguno- no sé qué contestarle. Pero igual era bueno que hubiera dos Presidentes: el de fuera y el de dentro. El de fuera, que viviera por ahí, en cualquiera de esos sitios donde se pudiera envolver en la bandera del multilateralismo. El de dentro, aquí. Que hablasen alguna vez por teléfono para comentar cosas. Pero que si no hablaban, no pasaba nada. De los triunfos del que se ocupase de las cosas “de allí”, o sea, de D. José Luis, ya nos enteraríamos por los periódicos.

Le digo que dos Presidentes es mucho gasto. Pero dice que hay dinero bien gastado.

Cosas de mi amigo.

Estos de pueblo son muy listos. En Aragón dirían que son muy agudos. Mi amigo de San Quirico, que dice que no tiene estudios, es muy agudo.