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Las opciones estratégicas de nuestro presidente, por ahora (hay más)
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Las opciones estratégicas de nuestro presidente, por ahora (hay más)

He leído que cuando Obama pide que le presenten “opciones”  sobre algún tema, lo que quiere decir es que hay que empezar de nuevo, que el camino

He leído que cuando Obama pide que le presenten “opciones”  sobre algún tema, lo que quiere decir es que hay que empezar de nuevo, que el camino que habían iniciado no era el correcto.

Ahora, nuestro presidente se ha ido a Estados Unidos a hablar de temas nucleares. Esto me da esperanzas, porque ya se ve que para  que te inviten a una cosa de esas no hay que ser un especialista.

Supongo que hablará con Obama. Casi nunca habla mucho con él,  porque es  difícil casar las agendas. Uno, arreglando el mundo y otro, arreglando Europa. Las agendas deben echar humo.

Pero yo pensaba que Barack Obama le podía decir a nuestro presidente lo de las opciones. Y luego le podía encargar a Ram Emanuel, que es su chief of Staff, que en español debe ser algo así como jefe de Gabinete, que le pusiera unas líneas a nuestro presidente, explicándoselo con más detalle.

En inglés, lo de “empezar  de nuevo”  se dice start over. Pues eso es lo que tendrían que conseguir Barack y Ram, que nuestro presidente decidiera start over. O sea, que nuestro presidente fuera a televisión y dijera: “de TODO lo que he hecho hasta ahora, olvidaos, por favor. Ya sé que no hay por dónde cogerlo. Pero he hablado con Obama  y lo he visto claro.

Y, como no puedo arreglar en los dos años que me quedan todo lo que he estropeado en los seis años que llevo, dejemos mal lo que está mal y vamos a hacer algunas cosas  bien”.

En concreto, este  señor que nos preside debería hacer seis cosas:

1. La primera, dimitir como presidente de la Unión Europea. Puede decir que es “por razones personales”. Seguramente, cuando  llegue la carta de dimisión, se sorprenderán, porque al ritmo que lleva, pensarán que, por un poco más, podía irse el 30 de Junio y nadie se enteraría.

Pero, de cara a España, sería un síntoma de que se ha enterado de dos cosas:

a. Que España está muy mal y que Europa está muy flojucha y que no tiene tiempo para arreglar todo.

b. Que en Europa no puede defenderse diciendo las vaguedades que dice aquí. En realidad, aquí tampoco se defiende, porque se le nota demasiado. La cara seria que puso cuando dijo lo de que las alarmas habían sonado por lo del cambio climático o la cara seria que puso el otro día para  hablar  del coche eléctrico no cuelan en Europa. No se sabe por qué. Los europeos, excepto nosotros, claro, siempre han sido un poco retorcidos y yo creo que nos tienen envidia.

2. La segunda cosa  de la campaña de start over es coger un profesor de Economía -Jordi Sevilla es muy bueno, pero me parece que se cansó- y decirle que le explique bien y sin prisas lo siguiente:

a. Por qué España es una familia mal administrada.

b. Por qué es bueno que coincida lo de la izquierda (ingresos) con lo de la derecha (gastos).

c. Por qué no es un triunfo que nos podamos endeudar más.

d. Por qué es malo estirar el brazo más que la manga.

e. Por qué no es bueno tirar millones de euros a la basura en caprichitos.

f. Y algunas cosas más, que ya tengo escritas, pero que si las pongo aquí, se acaba el artículo.

Cuando ya entienda lo anterior, debería pedir a ese profesor que le aclare lo de los euros y la basura.  Porque eso de reducir el déficit suena bien,  pero me parece que la gente entendería mejor lo de la basura.

3. La tercera cosa: en cuanto el  profesor diera su contestación, nuestro presidente debería convocar a los ministros, a los presidentes de las Comunidades  Autónomas y a los alcaldes españoles, incluido el de San Quirico, para  decirles lo que le había dicho ese señor, y para asegurarles, con cara seria, eso sí, que él estaba de acuerdo y que eso es lo que hay.

Mejor dicho, que eso es lo que no hay  y como no hay, no hay, y, por tanto, ese alcalde que quería poner un monumento muy majo en la plaza del pueblo, donde antes estaba el de Franco, se va a quedar sin monumento. Que pondremos un jardincico y ya está. Y, si quieren, pondremos una placa barata con el nombre  del personaje al que le iban a dedicar el monumento.

4. La cuarta cosa: el presidente debería citar a un par de personas honradas, que las hay, y hablar con ellas a fondo de un único tema: el problema de la falta de honradez en España. Yo ya sé que hay muchos políticos honrados. Y cuando digo muchos, quiero decir MUCHOS. Pero también hay algunos impresentables. Y cuando digo algunos, quiero decir MUCHOS.

En estas  conversaciones a fondo, habría que concretar qué se puede hacer con estos señores.

A bote pronto, a  mí se me ocurren ahora algunas cosas:

a. Antes de elegir a uno, ver su curriculum y hablar con la gente de su pueblo o de su barrio. Porque igual ya de joven copiaba en los exámenes en su colegio, entraba sin pagar en el cine o se saltaba la barrera en el metro.

b. Cuando haya la más mínima duda, razonable,  por supuesto, a ese señor se le aparta de su cargo ipso facto, o sea, sin pensarlo dos veces.

c. Cuando un señor hace una charranada y se le descubre y se le juzga y se le condena, se va a la cárcel. Allí se pasa unos años viviendo a nuestra costa y hay que hacer que no salga a la calle hasta que haya devuelto el  último euro que, sin duda por descuido, se llevó.

Porque estoy viendo algunos por ahí que parece que se llevaron unos euros, que dicen que ya han pagado sus cuentas con la Justicia y que van de estupendos por la vida.

Lo que pasa es que a mí, en el colegio de los Jesuitas de Zaragoza me enseñaron que cuando se roba y te arrepientes, la única prueba de que te has arrepentido es que devuelvas el dinero, no que salgas en un programa de televisión. Quizá me lo enseñaron así porque entonces no había televisión.

d. Y más  cosas, que también tengo escritas, pero que tampoco pongo aquí por lo de la longitud del artículo.

5. La  quinta cosa: hay que citar en la Moncloa al ministro de Trabajo y decirle que si lo de la reforma laboral sirve para  animar a las empresas a  que creen empleo, le subiré el sueldo  Y si no sirve para  eso, lo echaré,  previa concesión de una condecoración, porque a mí no me gusta que nadie se vaya con mal sabor de boca.

6. La  sexta cosa: el presidente debe reunirse con los banqueros más importantes (los señores Botín, Rato, Fainé, González, Ron, Medel, y alguno  más, pero no muchos más) y decirles:

a. En El Confidencial.com, McCoy ha dicho que el sistema financiero español está quebrado. Ya sé que McCoy es como es,  pero me ha dejado preocupado. Miren, no sé si están quebrados o no, pero yo necesito que las empresas puedan funcionar y yo necesito que ustedes me lo digan claro.

Es decir, que me digan el agujero que tienen, si es que lo tienen, que sumemos todos los agujeros, si es que los hay, y que veamos cuánto dinero necesitamos para que ustedes limpien sus porquerías, si es que las tienen. No vaya a ser que estemos poniendo unos miles de millones de euros para ayudar a Grecia y se nos olvide lo nuestro.

Porque a mí me interesa que ustedes vayan muy bien y  que ganen dinero, porque para algo son empresas, pero últimamente veo sus cuentas de resultados y me  fijo en que la partida de comisiones es muy gorda y en algunos casos es superior a la  de beneficios, con lo cual, como yo todavía no sé mucha economía, pienso que igual ustedes están perdiendo dinero.

b. O sea,  por favor, díganme quién está quebrado y quién no y qué se puede hacer,  pero no me contesten que quieren seguir como hasta ahora, porque como hasta ahora no se puede  seguir.

Hay más cosas. Lo del start over da para bastante. Otro día seguiré.

He leído que cuando Obama pide que le presenten “opciones”  sobre algún tema, lo que quiere decir es que hay que empezar de nuevo, que el camino que habían iniciado no era el correcto.