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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Lo que tardan en llegar las noticias desde Estados Unidos

El mes pasado, un amigo mío, que trabaja en un banco de Puerto Rico, me envió un gráfico aparecido en el New York Times el 1

El mes pasado, un amigo mío, que trabaja en un banco de Puerto Rico, me envió un gráfico aparecido en el New York Times el 1 de mayo, que recogía datos de 31 de diciembre de 2009. El resumen del gráfico era:

1.Deuda de Grecia (la malvada Grecia, la que falseó los datos): 236.000 millones de dólares.

2.Deuda de España (nuestra España, donde no pasaba nada): 1,1millón de millones de dólares. (Ésta era la deuda de Gobierno y Bancos. Cuando digo “Gobierno”, supongo -no lo sé- que también estarán nuestras brillantes Comunidades  Autónomas y algunos cientos de nuestros no menos brillantes Ayuntamientos).

De estos milloncetes, el 31 de Diciembre debíamos:

1.A Francia:  220.000 millones de dólares.

2.A Alemania:  238.000.

3.A Inglaterra:  unos miserables 114.000.

Portugal, que tampoco está para presumir, debía 286.000 millones de dólares, pero lo malo es que, de esos 286.000, a España le debía algo así como la tercera parte, o sea, 86.000. Como este  gráfico lo publicó el New York Times el 1 de mayo, con datos de 31 de diciembre, no dije nada, porque pensé que era público y que todo el mundo se habría enterado. Pero resulta que no, porque hoy, 10 junio, La Vanguardia dice: “España debe pedir 600.000 millones de euros a los mercados en 2010”. Esa cantidad tan gorda de euros equivale a unos 720.000 millones de dólares, o sea, a la cantidad total que debemos a Francia, Alemania e Inglaterra más la mitad de lo que nos debe Portugal. (euro más, euro menos).

Y, mientras hacemos estos descubrimientos, con datos de ¡hace 6 meses!, las personas sesudas de este país y en cuyas manos estamos, desde D. José Luis, nuestro presidente en funciones, hasta el último alcalde del último pueblo de España, que, por supuesto, no es San Quirico, siguen jugando y jugando y jugando. Y otros les siguen el juego. Y la gente de la calle, esa que me ha dado por llamar “sensata”, asiste al espectáculo, pensando que, por mucho menos, antes tiraban tomates a los actores malos.

Pues ha llegado el momento de tirar tomates, porque los actores actuales, cuando mejoren mucho, serán malos. Ahora son espeluznantemente espantosos, o sea, lo peor que se ha visto en la historia, incluido el pleistoceno, que abarca desde hace 2 millones de años hasta hace 10.000.

Sigamos haciendo resúmenes:

1.D. José Luis, convenientemente asistido por su psiquiatra, va diciendo cosas. Ahora sonríe menos (se lo ha debido recomendar el citado psiquiatra), pone cara más seria, pero sigue diciendo las mismas vaguedades, las mismas obviedades, las mismas generalidades que ha dicho desde que iba al colegio, porque supongo que no se nos ha estropeado de repente.

2.D. Gerardo ha conseguido colocar su empresa a un señor que no me acuerdo cómo se llama, que no me suena mucho (nada, en realidad) y que dice que va a sacar todo adelante. Pues, ¡ánimo!, que lo saque.

3. D. Cándido y D. Ignacio, en el colmo del delirium tremens en que viven hace tiempo, anuncian huelga general para el 29 de septiembre, festividad de San Miguel, S. Gabriel y S, Rafael. Hacen bien, porque van a necesitar toda la ayuda celestial. Los arcángeles tiene calidad. Pero si los señores Méndez y Fernández-Toxo necesitan cantidad, deberían trasladar la convocatoria a la fiesta de los Innumerables Mártires de Zaragoza.

4. Unos cuantos señores salen en la tele, con cara triste, diciendo que no son ellos, que son unos desaparecidos en la guerra civil, que, por cierto, se acabó hace 71 años, o sea, que los que nacieron cuando ya se había terminado, se han jubilado hace tiempo. Entre ellos, no dejo de fijarme en ese señor que hace unos días dijo que le quería mucho a Penélope Cruz, lo cual es un síntoma de buen gusto. Bueno, pues ahora, ya no dice que le quiere. Ahora es un señor víctima del franquismo.

5. (Como esto siga así, empezarán a aparecer otros que dirán que no son ellos, que son el párroco de no sé dónde, a quien también se lo cargaron en la guerra civil, o que son sobrinos-biznietos de una monja cuya momia se exhibió por las calles de Barcelona. Y Dios quiera que nadie tenga parientes en Paracuellos, porque si los tiene, igual empieza a decir groserías).

6. Para arreglar las cosas y poner un punto de sal en el asunto, la señora Cospedal va y se pone un pañuelo palestino para hablar de no sé qué en no sé dónde.

Estuve el otro día con María Tena, la comisaria de nuestro Pabellón en la Expo de Shanghai. Una mujer fenomenal, ilusionada por el trabajo que está haciendo y por las colas de gente que visita nuestro pabellón. A mí, el pabellón me gusta mucho por dos razones: una, porque es una preciosidad; otra, porque es el pabellón de mi Patria. O sea, que aunque no lo hubiera hecho Benedetta Tagliabue, me encantaría, porque es el mío. Si, además, lo ha hecho ella, ¡la locura!

Pero viendo el espectáculo de toda esta gente que pulula por ahí pienso que, si queremos feria, no hace falta ir a Shanghai. Que ya la tenemos aquí. Que todos los que tienen necesidad de hacer o de decir alguna tontería se han organizado para poder decirla o hacerla. Y para eso no necesitan pabellón.

Curiosamente, en la página treinta y tantas de La Vanguardia, creo que del domingo, en un artículo largo, como disimuladamente, dice que hoy viernes 18 viene a la Moncloa el director Gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. Y lo mismo decía en la página no sé cuantos de Expansión de un día de estos en la última línea de una noticia a pie de página. ¡Qué cosas! ¡Y a mí que me parece que esa es la noticia importante!

Señores, por Dios bendito: dejen de hacer el soplagaitas. Recuerden la cantidad de tonterías que han hecho ustedes y que nos ha traído adonde a donde nos han traído. Y dejen de echar la culpa a los malvados “del exterior”, que eso ya lo inventó Franco.

Que las cosas han cambiado. Que nos tiene que entrar la seriedad. Que se vayan todos ustedes a su casa, por favor, que allí les reirán las gracias. Que los que se queden, porque no tengan otra manera de ganarse la vida, que se callen. No sigan haciendo daño. Háganle caso a Angela, a David, a Nicolás. Que son a los que debemos perras y que se están poniendo nerviosos. Y a Dominique, que nos tendrá que prestar, y le tenemos que caer bien.

Y hagan una reforma laboral, la que quieran, con tal de que sirva para ayudar a las empresas a crear empleo pronto. Que no hay otra, como dicen en mi tierra. Que las únicas que crean empleo son las empresas privadas. Que las otras no crean empleo. Contratan gente, que es distinto.

Tómense en serio a mi España, por favor. Ya sé que algunos de ustedes no creen en mi España, pero yo sí y les aseguro que hay más gente como yo. No sé cuántos, porque no he hablado con el CIS para que me haga una encuesta, que querrá cobrar y no estoy para muchos gastos.

Que me alegro mucho de que en Madrid hayan trasladado la estatua de Colón un poco más allá de donde estaba. Que me encanta la bandera española en la calle Serrano. Pero que no sé cuánto nos ha costado el traslado. Al principio pensé que allá Gallardón con sus gastos, pero me he enterado de que el dinero salió del Plan E (¿os acordáis?, aún quedan carteles) y eso quiere decir que se paga con mis impuestos y ya me gusta menos lo de la banderita en Serrano.

Nuestro ministro de Deportes, D José Luis, tiene ahora una gran ocasión de triunfar en Sudáfrica. ¿Por qué no se dedica full time a lo del deporte? Con un poco de suerte, vuelve usted a Madrid con una Copa y vuelve a sonreír. Nos costará unos eurillos, por lo de las primas, pero que la señora Salgado los contabilice como Plan E y no pasa nada. Hasta es posible que le guste a Dominique.

P. S.

1. Según  el Diccionario de la Real Academia, con cuyo secretario comí el otro día (por cierto, es un tío majísimo), “soplagaitas” quiere decir “persona tonta o estúpida”. (Cuando escribo, prefiero documentarme, porque quiero ser preciso en mis palabras y en mis afirmaciones).

2. Siguiendo con el Diccionario, “sesudo” es “el que tiene seso”. Lo que pasa es que el Diccionario, además de la acepción corriente, da otra y dice que “seso”, (del latín “sessus”, asentamiento) puede querer decir también “piedra, ladrillo o hierro con que se calza la olla para que asiente bien”. Sin saberlo, yo me quería referir a este segundo significado.

3. Cuando digo que “estamos en manos de estas personas”, no lo digo bien. Estamos en NUESTRAS manos, no en las de ellos, gracias a Dios. Son empleados nuestros y ya sabéis lo que se hace, con reforma laboral  o sin ella, con un empleado que en vez de trabajar, hace el tonto.

El mes pasado, un amigo mío, que trabaja en un banco de Puerto Rico, me envió un gráfico aparecido en el New York Times el 1 de mayo, que recogía datos de 31 de diciembre de 2009. El resumen del gráfico era: