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No insista, D. José Luis: No quiero ser ministro de Trabajo
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Leopoldo Abadía

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No insista, D. José Luis: No quiero ser ministro de Trabajo

Según Expansión, un “importante miembro del Partido Socialista” ha dicho que “claramente hay Departamentos como Economía, Trabajo e Industria, para los que es difícil obviar la

Según Expansión, un “importante miembro del Partido Socialista” ha dicho que “claramente hay Departamentos como Economía, Trabajo e Industria, para los que es difícil obviar la cualificación profesional y la experiencia en este ámbito”. Y este señor remata diciendo que “cada día es más importante que los Ministros conozcan su negocio”.

No sé quién es este “importante miembro”, pero como dicen en mi tierra, “ha inventado la sopa de ajo”.

O sea, ahora, en Septiembre de 2010, en pleno siglo XXI, este señor descubre que para dirigir hay que saber. Y lo peor es que lo dice. Porque podía haberlo descubierto y comentado con su mujer y ya está.  Pues no. Va a un periódico nacional y lo suelta. Y se queda tan contento.

En nuestra vida profesional, a todos nos han sucedido cosas similares. Hemos hecho descubrimientos, pero hemos procurado ser prudentes y, antes de decirlo en público, hemos comprobado si aquello era muy viejo y lo sabían todos, excepto yo.

Todo esto ha venido a cuento cuando ese importante señor ha hablado de la dimisión/huida/salto del barco/despido del Ministro Corbacho, que me parece que es una buena persona. Mucha gente me dice que fue un buen Alcalde de Hospitalet. Pero, en el Ministerio, al pobre le ha tocado lidiar a un toro berrendo en negro, bizco (que quiere decir que tiene un cuerno más alto que otro) y con muy malas intenciones.

Y D. Celestino ha hecho lo que ha podido: poner buena voluntad, echarle horas, trabajar en la plataforma del AVE (yo le he visto y le he oído, porque gritaba bastante), y esperar a que se arreglase la situación internacional, causante de todos nuestros males.

¡Y ahora, el “importante miembro” de su Partido le dice que no se sabía el oficio!

He leído también que el Sr. Corbacho “maneja muy bien los tiempos”, frase que no acabo de entender, pero que me parece que quiere decir que habla cuando tiene que hablar, se calla cuando tiene que callarse y se va cuando tiene que irse. Si es verdad lo del manejo del tiempo, resulta que éste debe ser  el momento adecuado para irse del Ministerio, donde ha estado 28 meses, que no es mucho.

El Sr. Corbacho vuelve a Cataluña a ayudar al Sr. Montilla, que dicen que tenía prisa por contar con él. Pues ánimo, a ver si les salen las cosas bien e inventan un tripartito o algo similar, y hala, otros cuatro años.

A mí, lo que me preocupa de todo este asunto es que estamos sin Ministro de Trabajo. Porque el Sr. Corbacho dice que no se va hasta después de la huelga general y de aquí a entonces faltan 19 días. Y 19 días sin Ministro de Trabajo con 4.645.000 personas sin empleo y una reforma laboral que yo creía que ya  estaba, pero que no está,  porque veo que aún tiene que volver al Congreso,  es mucho.

Y durante esos días seguiremos teniendo un Presidente en funciones y, ahora, un Ministro en funciones. Como sigamos así, aquí todo el mundo va estar en funciones, porque a los que están a las órdenes del Sr. Corbacho les pasará lo mismo.

Digo que estaremos sin Ministro de Trabajo porque el Sr. Corbacho, que es muy honrado y que irá todos los días al Ministerio, pasará bastante tiempo recogiendo sus papeles, despidiéndose de los amigos, y tomándose algún  café de despedida con los de su Departamento. Algunos de ellos empezarán a buscarse trabajo, porque al próximo igual no le gustan. Y así, hasta el 29 de Septiembre.

Supongo que ese día irá al despacho y no saldrá. Es lo que haría yo, no vaya a ser que me coja un piquete informativo y me informe a bofetadas.

Y acabada la huelga -un éxito indescriptible para los organizadores, un éxito discutible para los demás y una molestia considerable para 47 millones de españoles-, D. Celestino irá a ver a D. José Luis, le apeará el tratamiento, porque ya no somos de distinto nivel, sino compañeros de partido, y le dirá: “José Luis, me tienes a tu disposición, como siempre”. D. José Luis le abrazará, pondrá cara seria, incluso emocionada, dirá unas palabras entrecortadas, o sea, como siempre, y le dará una condecoración, porque estas cosas hay que acabarlas bien.

Y a por otro. El pobre otro llegará con mal pie, aunque depende de dónde haya nacido. Porque Dª Maravillas Rojo, que es la número dos del Sr. Corbacho, ha dicho que no se sentiría cómoda con un nuevo Ministro no catalán. Debe ser por el idioma.

Y para acabarlo de arreglar, D. Ignacio Fernández Toxo, dice que el que venga “puede hacerlo incluso peor”. Y que el Sr. Corbacho, antes de irse, tiene que retirar la reforma laboral, porque “no vale” sacar adelante una cosa y luego largarse.

D. José Luis: a pesar de que ya soy mayor, yo había pensado ofrecerme como Ministro de Trabajo para otros 28 meses. Pero no sé cuándo son las elecciones, no sé si durará usted hasta entonces, no sé si los de su Partido se cansarán del todo de usted, no soy catalán, aunque, como llevo muchos años en Barcelona, igual a Dª Maravillas no le importaba trabajar conmigo.

Además, no tendría muy a favor al Sr. Fernández Toxo. Y si el Sr. Corbacho le hace caso a este señor y retira la reforma laboral y hay que empezar otra vez, me da una pereza indescriptible.

Y, para colmo, releo lo que ha dicho el “importante miembro del Partido Socialista”: que, para ser Ministro, hay que saber. Y yo, que no sé, me encontraría incómodo en un Consejo de Ministros como el actual, en el que todos saben tanto.

Que no me ofrezco, D. José Luis. Perdone si se había hecho ilusiones, pero prefiero decírselo ahora. Hable con D. Octavio, D. José Enrique, Dª Bibiana, Dª Mar, con D. Valeriano y con quien quiera. Alguno le dirá que sí.

Y con Dª Maravillas. Que no sea tan exigente. Que se conforme con lo que venga.

Como hacemos los demás.

Según Expansión, un “importante miembro del Partido Socialista” ha dicho que “claramente hay Departamentos como Economía, Trabajo e Industria, para los que es difícil obviar la cualificación profesional y la experiencia en este ámbito”. Y este señor remata diciendo que “cada día es más importante que los Ministros conozcan su negocio”.

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