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Estoy contento: algo se mueve
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Estoy contento: algo se mueve

A  veces me dan ataques de optimismo.  Ahora, no sé si es porque barrunto la primavera o porque me ha subido un poco la tensión, que

A  veces me dan ataques de optimismo.  Ahora, no sé si es porque barrunto la primavera o porque me ha subido un poco la tensión, que suelo tenerla muy baja, estoy contento.

La Unión Europea es una bendición divina. Como le han salido hijos descarriados, la familia europea nos vigila, para que no nos descarriemos. Mejor dicho, para que no nos sigamos descarriando. ¡Qué suerte tener un padre (más exacto, una madre, porque la señora Merkel es toda una madre) que vela por nosotros y nos va diciendo: “por aquí sí, por aquí, no”!

Otra bendición es la flexibilidad de cerebro y cintura de nuestro ex Presidente. Desde que no manda, D. José Luis tiene la cabeza más centrada y está dispuesto a decir blanco cuando ayer decía negro. Me diréis que eso lo ha hecho siempre, pero ahora me gusta más. Quizá es que ha aprendido a poner cara de estadista, pero, cuando dice algunas cosas, pienso: “¡sí, señor!”

Lo que me preocupa es  que, como siga así, igual van y le votan. (Iba a poner que igual voy y le voto, pero no lo pongo, porque eso, ni jarto de vino, como dice mi amigo Alberto.)

D. José Luis, ahora, “va a dar un giro a su política nuclear”. Seguramente, pronto nos llenará de pegatinas que digan: “Nuclear, si, y ¡ya!”. Para ahorrar, igual aprovecharán la parte de atrás de las que ponía “Nuclear, no, gracias”. Pero, con pegatinas o sin pegatinas, algo se mueve.

D. José Luis ahora dice que las autonomías gastan demasiado. Algunas autonomías, groseras ellas, le contestan que eso lo será su padre, o sea, que el que gasta demasiado es él. Que para qué está el Ministerio de Sanidad. Y para qué está el de Cultura. Y para qué…etc.

Y, cuando alguien dice que lo de las autonomías fue una buena idea cuando se inventó, o sea, hace muchos años, pero que ahora hay que pegarle un repaso, le acusan de que quiere la “recentralización” de España, que, por lo que dicen, es algo malo. Pero, con recentralización o sin recentralización, algo se mueve.

Y cuando D. José Luis dice que quiere controlar el techo de deuda de las autonomías, las autonomías se molestan. A mí me pasaba lo mismo cuando tenía a los 12 hijos en casa. Como no me llegaba el dinero, les rebajaba la semanada y todos se quejaban y decían que no hay derecho, que dónde vamos a llegar. Y yo les decía que les quería mucho, que no me arrepentía de tener tantas autonomías, digo tantos hijos, pero que no teníamos dinero y les repetía una vez y otra aquello de que “de donde no hay, no se pué sacar”.

Algo se mueve. Como si  una oleada tímida empezase a ir anunciando su llegada. Como si el sentido común y la decencia empezaran a avisar de que quizá, algún día podría ir llegando.

Como en todas las cosas, aquí también hay daños colaterales. Parece que, a D. Alfredo Sáenz, Consejero Delegado del Santander, el Tribunal Supremo le va a inhabilitar como banquero. Digo “parece” porque todavía no ha salido la sentencia y ya la conocemos todos, con lo que, pase lo que pase, el prestigio de D. Alfredo ya ha sufrido un buen golpe. Luego puede ocurrir que el Supremo diga que es inocente, pero el daño ya está hecho.

No conozco al señor Sáenz, pero me cae muy bien. Me parece un muy buen profesional, un hombre serio, discreto y honrado.

No sé lo que hizo hace 17 años. Desde fuera -yo soy ingeniero, no juez- me parecen muchos años. Entonces, yo sólo tenía 60, o sea, era un chaval. Pero será que el Tribunal Supremo necesita tanto tiempo para acertar.

Por eso me extraña que, después de tanto tiempo, cuando se va a dictar sentencia, alguien la filtre a toda velocidad y la conozcamos todos. Como si hubiera prisa. Es extraño.

Pero algo se mueve. Porque no me gusta lo que ha tardado el Supremo ni que la sentencia se haya colado por alguna rendija, pero sí me gusta que, de vez en cuando, alguien les dé un susto a las entidades financieras, porque ufff, algunas han hecho cada cosa…

Ahora recibo muchos mails de clientes, de ex directivos y de directivos actuales de entidades financieras, en los que unos -los clientes- se quejan de lo que les han hecho y otros -ex directivos y directivos actuales- se quejan de lo que les obligaron a hacer.

Cuando recibo estos datos, que es con bastante frecuencia, los leo y los elimino, porque no me interesa convertirme en Assange y que luego me acusen de delitos sexuales. Pero sigo escandalizándome. Ya sé que la vida es así y que algunos piensan que business is business, pero NO ES VERDAD.

En el artículo de la semana pasada, hacía previsiones para 2011. Sigo manteniéndolas. Y me alegro de que, a trancas y a barrancas, empecemos a ir hacia adelante.

Algo se mueve.

P.S.

1. Acabo de leer “La economía no tiene vida propia”, un artículo de dos profesores del IESE, Rafael Andreu y  Josep M.  Rosanas, en la Vanguardia. Vuelven a recordar que “la economía”, “los mercados”, “las condiciones macroeconómicas”, etc., están producidas por personas. O sea, que, como siempre, y como debe ser, la responsabilidad es individual. Y, en esta situación actual, los individuos tenemos mucho que decir y mucho que hacer.

2. Hablando de personas: supongo que uno de estos días saldrá la cifra de personas sin empleo, de la Encuesta de Población Activa. La última cifra era de 4.574.700 personas, 70.800 menos que en el trimestre anterior.

3. Me parece que si esta cifra mejora dos trimestres seguidos, (y ya llevamos uno) señalará una tendencia buena, o sea uno de aquellos famosos brotes verdes (el primero.)

4. A ver si es verdad que algo se mueve.

A  veces me dan ataques de optimismo.  Ahora, no sé si es porque barrunto la primavera o porque me ha subido un poco la tensión, que suelo tenerla muy baja, estoy contento.

Angela Merkel