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Labordeta, la Singularity y Santi Santamaría (Y yo)
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Labordeta, la Singularity y Santi Santamaría (Y yo)

La gente siempre se muere cuando no toca. Si es joven, porque es joven. Si es maduro, porque qué pena, ahora que estaba en su esplendor.

La gente siempre se muere cuando no toca. Si es joven, porque es joven. Si es maduro, porque qué pena, ahora que estaba en su esplendor. Si viejo, porque nadie se lo esperaba.

Se ha muerto Santi Santamaría, un cocinero con todas las de la ley. No le conocía, pero, cuando saqué mi primer libro, él y otros cocineros lo alabaron, y eso siempre es de agradecer.

Santi falleció en Singapur, lo que hace que para la familia sea más doloroso. Se murió trabajando, cosa que siempre me ha apetecido a mí. Me parece que es una manera muy digna de morirse. Les pegas un susto a los de alrededor, y les organizas un lío, pero es que lo de morirse siempre es molesto.

Acabo de leer un artículo en Time. He dicho muchas veces que yo me alimento de Time y de un par de periódicos. El artículo, que se titula “Singularity”, viene con una foto de un señor y con dos titulares: uno, que dice que “the singularity is near” o sea, que está al caer y otro, que dice cuándo caerá: “2045, el año en que el hombre será inmortal”.

O sea, que esto de la singularity no es cualquier cosa. He leído el artículo, no lo he entendido del todo y, egoísta que es uno, he pensado que 2045 ya no me coge y que si la gente entonces quiere ser inmortal, allá ellos.

¡Pero qué rollo, Dios mío! ¿Os imagináis las tertulias de televisión, con 6 señores/as remontándose a la guerra de las Galias para explicar que el Zapatero de turno ha hecho otra tontería?

Y lo malo será que el Zapatero actual será uno de esos tertulianos y recordará a todos que su abuelo fue fusilado por los malos en la Guerra Civil. Guerra civil que habrá acabado 680 años antes, pero que le servirá al ex presidente (entonces será realmente ex presidente, no como ahora, que es lo que yo digo porque me gustaría mucho que así fuera) para ganarse unos euros que le darán de comer. Porque, para entonces, la Seguridad Social no es que haya hecho suspensión de pagos. Habrá explosionado e implosionado y no quedarán ni los restos.

Una vez más, me he ido del tema. Esta vez ha sido por leer el Time y por engancharme en lo de la singularity.

Además, me he ido porque he seguido las noticias de estos días y he leído los reportajes sobre Santi y los homenajes que le han hecho y lo que la gente ha dicho en esos homenajes.

¡Nadie ha dicho que rezaría por él! ¡Nadie!

Puede ser -no lo sé- que Santi no fuera creyente. Pero me acuerdo de que hace tiempo, en una entrevista por radio, me hicieron hablar de Labordeta, el cantautor y político, que había fallecido por aquellos días. Labordeta era todo un personaje, que a mí me caía muy bien, porque me parecía que representaba todo lo bueno de Aragón y alguna de las cosas no tan buenas que tenemos los que hemos nacido allí.

Me preguntaron por él, dije lo que pensaba y añadí que iba a echar una rezadica por él. El presentador del programa me dijo que creía que Labordeta no era creyente y le contesté eso que digo de vez en cuando y que forma parte de la brusquedad, que es una de las cosas menos buenas que tenemos los aragoneses. “¡y a mí qué me importa que no sea creyente si yo sí lo soy!”

Y como soy creyente, recé por Labordeta y he rezado por Santi Santamaría y rezo por todo hijo de vecino, vivo o muerto, hasta por aquellos que no se pueden nombrar por lo la de la incorrección política que a algunos les ha dado por definir.

Ayer hablé con los hijos de una amiga mía que murió hace un año. Me dijeron que les había dejado escritas unas notas: consejos para que se quisieran mucho, recuerdos de familia, etc. Pero que, al final, le puso unas líneas que decían: “Pero lo importante, para mí, es que ofrezcáis muchas Misas por mi alma”. Traducido al castellano: “Me alegraría de que os quisierais, me alegraría de que conservaseis los recuerdos, pero, en cualquier caso, decidle a Dios que me eche una mano”.

Y como me he metido en este huerto, acabo el artículo diciendo que el día que yo me muera, dejaos de homenajes y de tontadas y rezad por mí. Incluidos los no creyentes.

Y, por favor, que nadie diga eso de “estés donde estés”, porque yo creo firmemente que solo puedo estar en un sitio: o en el Cielo, si he sido una buena persona. En el infierno, si me he portado mal. Y en el purgatorio, poniéndome guapo para entrar en el Cielo.

Y ya podéis suponer dónde me gustaría estar.

La gente siempre se muere cuando no toca. Si es joven, porque es joven. Si es maduro, porque qué pena, ahora que estaba en su esplendor. Si viejo, porque nadie se lo esperaba.