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Le he empezado a mirar mal al vecino de arriba
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Le he empezado a mirar mal al vecino de arriba

Yo no he conocido a muchos santos. A muchos santos “oficiales”, quiero decir. Porque sí he conocido a mucha gente, buenas personas, de esas que, cuando

Yo no he conocido a muchos santos. A muchos santos “oficiales”, quiero decir. Porque sí he conocido a mucha gente, buenas personas, de esas que, cuando se van, piensas: “este es un santo”.

Pero el año 1958 conocí a S. Josemaría Escrivá, cuando fue a Zaragoza a pedir la mano de Yoya, la novia de su hermano Santiago. Yoya era amiga de mi cuñada y, como Zaragoza era un pueblico, lo sabíamos todo. Hasta le mandamos un ramo de flores.

Hace unos días me enteré de que ponían una película, “Encontrarás dragones”, que, por las primeras noticias, pensé que era una biografía del santo. Santo al que me encontré después varias veces y con el que echamos risas abundantes. Era un aragonés castizo y, hablando con él, a  veces me daba por decir alguna burrada de esas que se dicen en mi pueblo y que a él le hacían mucha gracia (porque en su pueblo también las decían.)

A mí lo de la biografía no me gustó. Porque una cosa es la biografía de uno al que no has conocido y otra, la de uno al que sí has conocido. Y cuando te enteras de que el papel del conocido lo hace un tal Charlie Cox, que no sabes quién es, piensas: “¡ay, madre, qué bodrio va a salir!”

Y decidí no ir. En confianza, os diré que a mí me gustan las películas de tiros y bofetadas -cuantos más tiros y más bofetadas, mejor- y me sonaba que ésta no era de las mías.

La Vanguardia publicó una entrevista con el Director, Roland Joffé, que, por lo que me enteré, es un Director muy bueno. Todo el mundo dice que es el que dirigió “La misión”, pero como no vi esa película, y, además, vi el trailer, en el que un señor que me pareció que estaba crucificado iba por cerca de las cataratas de Iguazú, con grave peligro de ahogarse, pensé que, para disgustos, ya hay bastantes por la calle.

Pero ahora me he animado a ir. No he ido todavía y, al paso que voy, me temo que voy a tardar un poco. Es una cuestión de tensión, que la suelo tener un poco baja. A mediodía, la tengo bien y le digo con frecuencia a mi mujer: “esta noche iremos al cine”. Ella, que me conoce de sobra, dice: “ya hablaremos luego”. Luego, o sea, a las 9 de la noche, no hablamos, porque se da por supuesto que no puedo con mi alma.

Y digo que me he animado porque leí, también en La Vanguardia, la crítica que hizo J. Batlle y que casi me la salto,  porque se titulaba “Manuel de manual”. El crítico dice que “no busquen un perfil de Escrivá de Balaguer, porque su protagonismo se reparte equitativamente con su supuesto amigo de la infancia, más que dudoso”.

¡Ahora sí que voy! Y he releído lo de Roland Joffé. Me he dado cuenta de que la primera vez lo leí “en diagonal”, que es la mejor manera de no enterarse de nada.

Y, al leerlo en vertical, tampoco lo he acabado, porque me he quedado en que Joffé dice que “es una película sobre el perdón y la reconciliación; sobre la ausencia de amor y sobre cómo el vacío que deja éste lo ocupan cosas terribles, como el miedo, el odio o la desesperación”.

Ahí me he quedado. Con lo que, para cuando acabe de leer la entrevista, se habrá estrenado “Encontrarás dragones 2”, que también tardaré en ver, por lo de la tensión baja.

Pero me parece que Roland ha dicho algo que es fundamental, en España y en el mundo. Y en San Quirico, donde ya he repetido muchas veces que todos somos muy buenos.

Que lo de perdonar es difícil, ya lo sabía yo. Hace unos días se me acercó un desconocido y me dijo algo que me molestó un poquico. No sabéis lo que me está costando olvidar.

Digo “olvidar” y no “perdonar” porque eso de que “yo perdono, pero no olvido”, es un cuento. Mira, majo, si no olvidas, no perdonas. Y si olvidas, ya no tienes que perdonar, porque se te ha olvidado.

Roland Joffé no es español y, por eso, creo que puede hablar con más frialdad. Cuando se refiere a la guerra civil española, que por cierto, se acabó hace 72 años, lo que hace que los que nacieron entonces ya se han jubilado, dice que “en las guerras sale siempre a relucir lo mejor y lo peor de los seres humanos”.

Por eso, cuando 72 años más tarde, hay gente que se dedica a excavar lo peor de aquellos seres humanos, creo que está intentando hacer un mal muy serio al país.

Primero, porque sí. Porque esto de odiarse amarga la vida, la propia y la de los demás. Segundo, porque, en un momento económico-social apuradísimo como el que estamos pasando, con un sistema financiero como el que tenemos, con unos políticos como los que tenemos, y con muchos otros como los que tenemos, no estamos para distraernos con odios.

Copio de un libro que escribí, que para eso lo escribí yo: “Vamos a intentar que, de una vez, nos enteremos todos de que en una guerra se hacen burradas, porque la guerra es eso: UNA BURRADA. Y, por eso, cuanto menos nos acordemos de las burradas, mejor”. Y, para no copiar todo, salto unas líneas y sigo: “Y si yo, que tengo setenta y seis (ahora setenta y siete) años, no me acuerdo de la guerra, ¿cómo es que se acuerdan todos esos tontos, partidarios de los que ganaron y partidarios de los que perdieron, que tienen cuarenta y tres (ahora cuarenta y cuatro) años? Han debido de estudiar mucho o es que eso del odio les encanta”.

Como consecuencia, resulta que este Roland Joffé me parece un tío sensato.

Ahora sí que voy a ver “Encontrarás dragones”. Y, como me guste, igual me decido y veo “La misión”.

P. S.

1. Debo ser el único crítico de cine (¡?) que habla sin ver la película. Os aseguro que, cuando la vea, si hay algo nuevo, os lo diré.

2. Repaso el artículo, porque, a veces, se me va la olla y me olvido de escribir de economía que es lo que, en teoría, y con muy buena voluntad por parte de mucha gente, soy un especialista.

3. Pero es que todo va junto. La economía es para las personas, las empresas son personas, los políticos son personas, usted y yo somos personas. Y si las personas hacemos el burro, ni economía, ni empresas, ni familia, ni ná.

4. Y hoy hay mucha gente en España que hace el burro. Gente que sale en los periódicos y gente que no sale. Gente de mucho nivel social y gente de poco nivel social.

5. Si todos estamos de acuerdo -digo yo- en que esta crisis -lo que en mi tierra llamarían “esta cachocrisis”- se debe a que ha habido mucho sinvergüenza suelto -y los sigue habiendo-, vamos a no echar más leñica al fuego.

6. Porque si a la crisis de decencia le añadimos el odio que algunos se están dedicando a sembrar, aunque sea para aparentar que se odian y luego no se odian, cuiden que ese camino es peligroso, porque los tontos nos podemos creer que hay que odiarse y yo ya le he empezado a coger tirria a mi vecino de arriba.

Yo no he conocido a muchos santos. A muchos santos “oficiales”, quiero decir. Porque sí he conocido a mucha gente, buenas personas, de esas que, cuando se van, piensas: “este es un santo”.