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Déjame que le cuente a la mentira la verdad
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Déjame que le cuente a la mentira la verdad

El otro día me fui con mi mujer a una discoteca. Ya sé que mi mujer y yo no somos el prototipo ideal de pareja discotequera,

El otro día me fui con mi mujer a una discoteca. Ya sé que mi mujer y yo no somos el prototipo ideal de pareja discotequera, pero allí estábamos, en Luz de Gas, que es de lo mejorcito de Barcelona. Nos guardaban las entradas en la puerta, teníamos un placo reservado y nos sirvieron en seguida las bebidas. Un Bloody Mary para mi mujer, que sale poco de noche, pero cuando sale, se suelta el pelo, y un Gin tonic, para mí. Mi mujer, cuando encargó el Bloody Mary, precisó: “con mucho Bloody, por favor”.

Aunque para salir de noche, a nuestra edad, no tenemos que dar muchas explicaciones, porque a nuestros hijos les parece bien, y a nuestros nietos no digamos, esta vez  fuimos porque cantaba Carlos Lázaro, un chaval muy amigo de mis hijos, muy amigo nuestro y que canta muy bien. Va a salir pronto en Buenafuente, y yo, que soy un veterano en estas cosas, sé que si sales en Buenafuente, empiezas a jugar en otra liga, como dice mi hijo mayor.

Pues allí estuvimos, animados con el jolgorio -la sala, llena- y más animados con los tragos que dábamos al Bloody y al Gin, que, por cierto, estaban riquísimos.

Como los juegos de luces son formidables, de vez en cuando nos enfocaban. Supongo que muchos de los que estaban allí, viéndonos de color rojo, azul o amarillo, debieron pensar: “mira  esos viejos, ¡qué majos!” o “mira esos viejos. ¿Qué harán aquí?”

Las canciones de Carlos son muy buenas. Por lo que me dijo Gonzalo, mi manager, que de esto sabe mucho, y que, cansado de mí, está dedicándose también a lanzar a Carlos al estrellato, las letras y las músicas son de este chico, lo cual, desde mi ignorancia, tiene mucho mérito. Porque yo, que nunca he cantado, me atrevería a cantar, tras muchos ensayos, algo que hubiera escrito y hubiera compuesto otro, pero hacerlo todo junto tiene para mí mucho mérito.

Igual a estas horas os estáis preguntando qué os importan a vosotros mis aventuras nocturnas y a qué viene todo lo que estoy diciendo.

Pues viene a que, en una canción, Carlos suelta la siguiente frase: “deja que le cuente a la mentira la verdad”.

Me impactó la frasecita y la apunté en mi Moleskine, porque yo soy un niño marca (un poco tardano) y no puedo llevar nada que no se llame de alguna manera. Pero con la oscuridad de la sala y el juego de  luces lo apunté, pero al día siguiente no lo entendí.

Menos mal que Gonzalo me lo ha reconstruido.

Y pensé que parece que estamos en el reino de la mentira. Porque no hacemos más que recibir noticias, informaciones, afirmaciones rotundas, etc., que son falsas, y cuando digo falsas, quiero decir FALSAS. Y que el criterio ese que estoy pidiendo constantemente que tengamos, consiste en decir que lo falso es falso y lo no falso, no falso.

O sea, que cuando el Presidente de una entidad financiera que está en muchos apuros dice muy serio que “no habrá una segunda oportunidad para invertir en ella” hay que decirle que gracias por la advertencia y punto. Y que en esa entidad va a invertir su familia, pero yo, NO.

Y cuando un partido político presenta para unas elecciones a una serie de señores/as imputados/as todos ellos/as, hay que decirle que sí, que ya sabemos lo de la presunción de inocencia, pero que qué casualidad que todos estén en la lista y que alguno podía haberse quedado fuera.

Y ahora que casi he conseguido (me falta mucho, todavía) que se largue D. José Luis, por favor, D. Mariano, no me obligue a decirle: “D. Mariano, ponga orden”, porque temo que me esté dando señales de que no tiene ninguna autoridad en su cuadrilla, digo en su partido, y también tendré que pedirle a usted que se vaya y que pongan a otro. Lo que pasa es que ya no sé si queda alguno presentable, por las cosas que voy leyendo. Quizá tendrían que fichar ustedes a Joan Ridao, de ERC, por lo que voy a decir a continuación.

A continuación voy a decir que Joan Ridao ha sido el único que ha dicho la verdad cuando el PSOE y el PP han salvado las “cláusulas suelo” en el Congreso, o sea, esas clausulillas que te dicen que si baja el Euribor, como si no bajase. El señor Ridao ha dicho que “es más fácil divorciarse que quitarse una hipoteca”. D.  Mariano, ¿por qué no le ofrece al señor Ridao ir de cabeza de lista en algún sitio?

Todos sabemos que una manera de mentir es hablar raro. Y lo hemos sufrido y lo seguimos sufriendo. Y cuando empieza otra vez eso que se llama “la guerra del pasivo”, que en mi tierra quiere decir que “ando tan mal de perras que pago los intereses que hagan falta para poder sobrevivir”, pues hay que llamarlo así, porque los de San Quirico, que en otras cosas son muy leídos, no entienden qué quiere decir lo de la guerra del pasivo. (Y el que menos lo entiende es el pobre Director de la Caja de Ahorros de San Quirico, que no se ha suicidado todavía gracias a sus profundas convicciones religiosas).

Otro ejemplo de hablar raro es cuando se dice que Grecia, Irlanda y Portugal deben renegociar o reestructurar su deuda. Esto es lo que hasta ahora se llamaba “quita”, o sea: que “donde pone que te debía 100, ya puedes ir apuntando 50, porque los otros 50 no te los voy a pagar. Y además, los 50 restantes te los voy a pagar en cómodos plazos. (Cómodos, para mí.) Y, además, te voy a rebajar los intereses”. (Todo esto no es un invento. Lo ha hecho mucha gente y alguna nación que otra.)

Y cuando oigo que los Bancos españoles (españoles es un decir, porque el Santander, en sus anuncios a toda página, dice que tiene un 85 % de su negocio fuera de España), están de maravilla, y luego veo que “están expuestos a la reestructuración de  la deuda portuguesa”, o sea, expuestos a lo de la quita, pues no sé de qué presumen estos señores. A no ser que presuman de sus remuneraciones, que se mantienen en unos niveles aceptables.

Y cuando a dos investigadoras del Instituto de Estudios Fiscales (una se llama Bibiana; ¿qué tendrá este nombre, Dios mío?) se les ocurre plantear una reforma que elimine la  posibilidad de declaración conjunta del IRPF para un matrimonio, porque la declaración conjunta es machista, y de paso sacarían 1.600 millones de  euros para eso que se llaman “las maltrechas arcas del Estado”, hay que decir a Dª Bibiana (la otra), que les diga que para lo del machismo ya está usted y que lo de subir los impuestos es otra cosa, aunque ayude a que algunos mantengan sus empleos, cosa que en esta época, es importante.

Como siempre digo que todo lo que hace este mozo que aun vive en la Moncloa está mal, y lo cortés no quita lo valiente, ahora digo que lo de China me ha gustado. Me han preguntado en una cadena de televisión si es que los chinos tienen una estrategia y que por eso están dispuestos a prestarnos más dinero. Por supuesto que sí, pero no estamos para decir si nos gusta la estrategia ajena. Lo que nos gusta son los dineros de estos señores, que buena falta nos hacen. Pues bienvenido el chino y enhorabuena, D. José Luis. Si llega  el dinero, ya no podré decir que usted TODO lo hizo mal. Ahora tendré que decir que CASI todo. Algo es algo.

Estos señores tienen dinero y muy abundante. Y ya han comprado mucha deuda nuestra, mucha. (Lo de “comprar deuda” quiere decir prestarnos dinero.) Y ahora quieren meter dinero en las Cajas. Y luego, cuando las Cajas sean Bancos, pedirán un puesto en el Consejo. O dos. O tres. Es lo que haría yo.

El día en que se vaya definitivamente D. José Luis y venga otro, que normalmente será mejor que D. José Luis, porque para ser peor hay que entrenarse mucho, quizá ese otro pedirá al Primer Ministro chino y a ese Viceprimer Ministro que sonríe tanto (sonrisa de la que yo no me fiaría mucho y no porque tenga nada en contra de ese señor), les pedirá, digo, que vengan a Madrid, que se pongan detrás de él en los jardines de la Moncloa y que, ante cientos de periodistas españoles y extranjeros, diga: “Hoy empieza el Año del Empleo”. Sólo tendremos un objetivo: bajar la cifra de desempleados”. Y como ese señor que esté entonces en la Moncloa querrá decir la verdad, añadirá: “Bajarla realmente, no a base de toscos maquillajes que me recuerdan a esas señoras que se maquillan tanto que luego no pueden sonreír porque se descascarillan”.

Y continuará el señor de la Moncloa: “Y para eso, señores chinos, necesito que vayan ustedes a los Bancos y Cajas que queden en España, y, aprovechando los puestos que tengan en los Consejos, les digan, sin dejar de sonreír, que, o abren el grifo del crédito para las empresas normales o que se vayan dedicando a otras cosas, porque a lo suyo no se dedican. Díganles que si un millón de empresas pequeñas, que las hay, creasen cada una un puesto de trabajo, habríamos pasado de 4.696.600 parados (cifra de 28.1.11) a 3.696.600 y que eso haría que la economía sumergida, que me da la sensación que es de la que vivimos, bajara un poco y que los impuestos subieran otro poco y que, por fin, nos enterásemos de cuál es EL problema: los 4.696.600 personas sin empleo. Y que si, en lugar de un millón de empresas fuera un millón y medio y en lugar de una persona contratada por empresa fueran dos, los resultados serían espectaculares”.

Ya sé que, entonces, algún señor de estos que se dedica a la banca se pondría colorado, porque se vería claro el papelón que ha jugado (nunca mejor dicho), pero es mejor ponerse rojo una vez que amarillo muchas.

A ver si ahora, con los chinos, nos ponemos amarillos de una vez y decimos la verdad.

Nota final muy importante

Escribí este artículo el miércoles 13, cuando leí la noticia de que la China Investment Corporation (CIC) estaba dispuesta a invertir en España 9.000 millones de dólares (6.216 millones de euros), que, unidos a 4.000 millones de dólares (2.765 millones de euros) que iban a poner inversores privados, daba un total de 13.000 millones de dólares (8.981 millones de euros). Y que D. José Luis había aprovechado la ocasión para decir algo así como que “China es el mejor amigo de España”.

Hoy, jueves 14, fecha tope para enviar el artículo, leo que el Gobierno español se equivocó de fondo soberano chino y de cantidad.

Y como no tengo tiempo para cambiar el artículo y, además, no quiero cambiarlo, porque iría contra mis principios, lo mantengo tal cual.

P.S

1. Miquel Roca y Felipe González, que no son unas figuras de segunda fila, dicen que “a alguien le toca hacer frente al problema con coraje o esto se descompone”.

2. Y yo, lleno de entusiasmo, pienso que mi amigo el cantautor Carlos Lázaro, ha hecho frente al problema con coraje.

3. Y, por favor, D. Miquel Roca, no se una usted al coro de los que no dicen la verdad, porque usted siempre la dice. Esto no se descompone. Esto está descompuesto.

4. Y alguien, o alguienes o muchos, deberíamos responder rápidamente a las mentiras. Rápidamente y enérgicamente. No violentamente, pero sí hablando muy claro. Y llamando al pan, pan y a la falta de vergüenza, al cinismo, y a la desfachatez, lo que son: falta de vergüenza, cinismo y desfachatez.

Otra nota final muy importante

Acabo el artículo. Es muy probable que hoy haya más noticias, pero ya no llego y los del Confidencial me riñen si apuro demasiado el plazo de entrega. Por tanto, si ocurre algo nuevo, y este artículo queda desfasado, perdonad. Ya recuperaré el retraso la próxima semana.

El otro día me fui con mi mujer a una discoteca. Ya sé que mi mujer y yo no somos el prototipo ideal de pareja discotequera, pero allí estábamos, en Luz de Gas, que es de lo mejorcito de Barcelona. Nos guardaban las entradas en la puerta, teníamos un placo reservado y nos sirvieron en seguida las bebidas. Un Bloody Mary para mi mujer, que sale poco de noche, pero cuando sale, se suelta el pelo, y un Gin tonic, para mí. Mi mujer, cuando encargó el Bloody Mary, precisó: “con mucho Bloody, por favor”.

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