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¡Tengo unas ganas!
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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¡Tengo unas ganas!

El domingo pasado fui a votar con mi mujer. Mucha gente. Por supuesto, uno de los vocales de la mesa me pregunta: “¿cuándo se acabará esto?”

El domingo pasado fui a votar con mi mujer. Mucha gente. Por supuesto, uno de los vocales de la mesa me pregunta: “¿cuándo se acabará esto?” Los  otros hacen como que no escuchan, pero, por la cara que ponen, deduzco que me escuchan cuando digo lo de siempre: “cuando Dios quiera”.

A la salida me encuentro con Ramón. Está contento. Dice que ha votado “por el cambio”.

Como mi mujer me ha dicho que ella también ha votado “por el cambio” y yo no se lo he dicho, pero también, resulta que, por lo menos, tres queríamos que las cosas cambiaran. Igual hemos votado a tres partidos distintos.

Luego pongo la tele y veo que, además de nosotros tres, había más gente que quería el cambio.

Después, me entero de  que los españoles le hemos encargado a D.  Mariano que haga el cambio. ¡Pobre hombre! ¡Menudo empleo! No sé si le pagarán mucho, pero yo, en su caso, empezaría pidiendo aumento de sueldo. Ya sé que las cosas no están para muchos aumentos, pero uno solo no se notaría y así le animábamos a  este pobre señor.

Me acuerdo de un patinazo que se pegó Alfonso Guerra hace unos años cuando dijo aquello de que iban a dejar España de modo que no la reconocería ni la madre que la parió (perdón por la grosería, pero lo dijo así.)

Pues D. Mariano, su trabajo ahora consiste en volver a dejar a España de modo que la reconozca la madre que la parió, porque estos mocicos/as han hecho cada cosa…

Menos mal que estamos en Europa. Y que con un apretón de aquí (Merkel) y otro apretón de allí (Merkel) nos hemos dado cuenta de que la cosa no acababa de ir bien. En otras palabras, que iba muy mal.

Al principio he dicho que de esta saldremos cuando Dios quiera. Pero lo de “a Dios rogando y con el mazo dando” sigue siendo verdad.

Y me parece que hemos empezado a dar con el mazo:

1.   Me gustó ver una pancarta detrás de D. Mariano y sus chicas (había muchas en el balcón de Génova), que decía algo así como que la primera preocupación, el empleo. Me hubiera gustado más (lo dije hace poco) que este señor hubiera dicho: “Declaro inaugurada la legislatura del empleo”. Lo que pasa es que como la legislatura todavía no se ha inaugurado, porque hay que hacer muchas cosas antes, ya lo dirá cuando empiece de verdad.

2.   Me gustó oír a D. Alfredo cuando dijo que van “a trabajar con todas sus fuerzas para conseguir la recuperación de la economía y del empleo”. Porque si D. Mariano y D. Alfredo están de acuerdo en esto, las cosas empiezan a tener buena pinta. 

3.   Leo en Expansión que “Rajoy intervendrá las cuentas de las Comunidades Autónomas” y que “exigirá a cada Autonomía un programa de estabilidad económica”. (entiendo mejor esta redacción que la anterior, cuando dijo que quería convocar a las Comunidades Autónomas para hacer “una reflexión compartida con el fin de coordinar la respuesta que nos exige esta grave situación”.)

4.    Esto lo leo el martes 22 por la mañana.

5.   El martes 22 por la tarde voy a TV3 a hablar de un libro que acabo de publicar, esta vez sobre la familia. Me retrasan media hora la intervención porque tienen que comentar los recortes de sueldos y subidas de impuestos y otros varios que acaba de anunciar el President Mas para Cataluña. Cuando llego, mientras registran el DNI, me apoyo sobre el mostrador y me restrego los ojos. Uno de los empleados que hay allí me dice “no plori”. (No llore.) Y los dos nos echamos a reír.

6.   Uno, que de estas cosas sabe poco, pìensa que:

a.   O el President Mas ha leído Expansión a la vez que yo y ha dicho: “voy a apretar antes de que me aprieten”.

b.   O que el President le ha llamado a D. Mariano y le ha dicho: “Mariano, no aprietes, que ya me porto bien”.

7.   Mientras espero, veo la intervención de un Catedrático de una Universidad de Barcelona. Me parece muy buena. En un momento determinado, habla de la necesidad de que vuelva a fluir el crédito, y dice eso de que las empresas son las que crean empleo, que hay muchas pymes que, con un poco de oxígeno en forma de crédito contratarían personas.

8.   Luego habla del “banco malo”, al que le pasarían toooooda la porquería que tienen las entidades financieras, de manera que toooodas se quedarían sanas.

9.   Claro que luego dice que qué majos los que dirigen esas entidades, que les quitan la porquería con lo del banco malo y ellos siguen tan simpáticos en sus silloncicos, saliendo de vez en cuando -o sea, todos los días- en la primera página de los periódicos, diciendo cosas profundas. (Iba a decir sandeces profundas, pero me lo callo.)

10.       Sería un chollo ser el Presidente de ese banco malo. Porque como consigas  vender la décima parte de la porquería a un precio medianamente decente, les quitas la portada en los periódicos a los otros.

11.       Lo que pasa es que el catedrático dice que eso de que si gana dinero el banco, gana dinero el banco y si pierde dinero el banco, se lo pagamos todos, no le acaba de gustar.

Así están las cosas. A mí esto me huele bien. Porque me parece que España se está poniendo en marcha, poco a poco y con medidas  duras, porque estamos en mitad del barro.

Leo -y me entusiasmo- que D. Mariano hace tiempo que está en contacto con Dª Angela a través de un señor que habla muy bien alemán. Ahora ese señor le puede decir a Dª Angela que en ese trozo de España que se llama Cataluña vuelven a tomarse las cosas en serio. Que no mire ese otro trozo que se llama Andalucía, porque allí dicen que quieren hacer un “presupuesto expansivo”, lo cual traducido al castellano, significa que no se han enterado todavía. Ya se enterarán.

En fin, que esto del cambio igual se produce. Que el tono -de los que han ganado y de los que no han ganado- me está gustando. Que los dos se están portando con elegancia. No me hagáis decir “con elegancia democrática”, porque es una cursilada.

¡Mira que si esto siguiera así! ¡Que todos pensásemos en España, incluso los de las Comunidades Autónomas! (O sea, todos, porque ya no hay más)!

¡Mira que si los bancos se enteraran!

¡Y si los padres se dieran cuenta de  que, por muchos Planes de Educación que haga el Ministro correspondiente, los únicos responsables de la educación de los hijos son ellos! Y que esos hijos son el futuro de España, frase grandilocuente, que resulta que es verdad, no como otras.

¡Y si los empresarios, los directivos y los menos directivos se enteraran de que a todos les conviene que la empresa donde trabajan funcione bien!

¡Y que las patronales y los sindicatos vivieran de lo que les pagan sus afiliados y el que no tuviera afiliados, que se buscara otro empleo!

Para  D. Mariano:

1.   Estoy seguro de que le apetecerá muchas veces decir lo mal que lo han hecho los anteriores, pero, por favor, ¡no lo diga! Y que su gente tampoco lo diga. Porque ya vale de hablar siempre de lo que pasó y nunca de lo que tenemos que hacer hoy para que pasen cosas buenas mañana.

2.   Hasta que usted sea Presidente de verdad faltan bastantes días, pero, por favor, dígale a D. José Luis que le ayude. El pobre lo debe estar pasando mal. Que le explique las cosas pequeñas, los secretillos de la Presidencia. Váyanse a cenar los dos matrimonios, hablen de fútbol, ríanse un poco. Y queden citados el día siguiente, para ir pasándose papeles.

3.   Váyase corriendo a ver a Merkel. Dª Angela no sabe quién soy, pero, si le parece oportuno, dígale que yo creo que usted es un tipo serio.

4.   Y hable en inglés desde el primer día, que si lo habla mal, le agradecerán el esfuerzo y al cabo de unos días, se entenderá perfectamente con ellos. Cuando haya varios hablando, métase en el grupo, y diga algo. No se crea que siempre están diciendo cosas importantes. Si dice usted eso de “how are the things going on?”, o sea, qué tal va eso, seguro que alguien le contesta algo y ya está usted en la conversación. Luego le pregunta a otro “where do you come from?”, o sea, de dónde viene usted y cuando le contesten “from Bilbao”, como me contestó uno con pinta de extranjero a quien encontré por ahí, echa usted una risa estentórea y busca a otro que venga de algún sitio más exótico.

5.   Pero métase en Europa. Usted y su equipo. Y empiecen a demostrar que somos serios y que, bien dirigidos, podemos hacer cosas majas.

Y así, cuando alguien me vuelva a preguntar cuándo saldremos de esta, le contestaré que ya estamos saliendo.

¡Tengo unas ganas…!

El domingo pasado fui a votar con mi mujer. Mucha gente. Por supuesto, uno de los vocales de la mesa me pregunta: “¿cuándo se acabará esto?” Los  otros hacen como que no escuchan, pero, por la cara que ponen, deduzco que me escuchan cuando digo lo de siempre: “cuando Dios quiera”.