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Si yo fuera economista, sería el economista esperanzado
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Si yo fuera economista, sería el economista esperanzado

Ahora me ha dado por la esperanza. Y me encuentro continuamente con la pregunta: "pero ¿usted cree que ahora se puede tener esperanza?"

Ahora me ha dado por la esperanza. Y me encuentro continuamente con la pregunta: "pero ¿usted cree que ahora se puede tener esperanza?"

Como lo primero que me sale del alma es decir ¡¡claro que sí!!, con dos admiraciones, y la gente me mira como a un bicho raro, he ido al Diccionario de la Real Academia, que siempre me aclara las ideas. Como, además, lo edita Espasa, que es mi editorial, ayudo a barrer para casa. 

El diccionario presenta varias acepciones, de las que escojo las que mejor casan con lo que yo pienso. Me quedo con la que dice que es el "estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos" y me quedo también con la definición de "dar esperanza", en el sentido de "dar a entender a alguien que puede lograr lo que desea".

Y no me quedo con otra, que dice que "alimentarse de esperanzas" es "esperar, con poco fundamento, que se conseguirá lo deseado o pretendido".

Como no todo va a ser copiar del diccionario, empiezo a discurrir, aunque me cuesta más. Y al ponerme a discurrir, me fijo en lo de "pretendido", porque estoy convencido de que para tener esperanza, hace falta "pretender" algo, o sea, querer conseguir algo. Y como cuando me pongo a discurrir no hay quien me pare, pienso que para conseguir algo, hay que tener claro el "algo".

Quiero pensar que los que gobiernan España tienen claro el "algo". Quiero pensar que ese "algo" es el mismo para todos y que cuando hablan, todos se refieren al mismo algo, porque si se refieren a "algos" diferentes, se perderán o demostrarán que están perdidos y nos armarán un lío a los 47 millones de españoles. Y no están las cosas como para que nos las líen los empleados que pusimos para dirigir esa empresa que todavía, y Dios quiera que por muchos siglos, se llama España.

Yo pienso que el "algo" es muy simple. Y que ese algo, hoy se llama 5.778.100 personas sin empleo. Hoy se llama así y dentro de 3 meses, cuando salga la Encuesta de Población Activa de 31 de Diciembre, se llamará de otra manera. Y el "algo" consiste en decir que hemos de conseguir que ese nombre nuevo sea menor en esa fecha, o sea, dentro de nada. ¿En 60.000 personas? Pues en 60.000 personas. ¿Qué es poco? Como dicen en mi tierra, menos da una piedra.

Lo que pasa es que una vez definido el algo, hay que decir lo que vamos a hacer para conseguirlo. Son dos cosas. un poco difíciles, pero para eso hemos contratado a ese equipo directivo que tenemos en Madrid. Para que las haga.

Una es internacional, según como se mire, porque, como somos europeos, tanto como Alemania o como los demás, o nos fijamos objetivos europeos o me vuelvo a San Quirico, de donde nunca debí irme.

El internacional tiene que ver ¡cómo no! con las entidades financieras europeas, que en julio, o sea, hace nada, tenían muchos euros metidos en una hucha en el BCE, hucha que les daba el 0 % de interés, o sea, lo mismo que el cerdito que tengo en mi despacho me da por los euros no españoles que meto allí, en un nuevo intento mío (y van centenares) de ahorrar algo para mis vicios.

Pues el pobre Draghi ha vuelto a fracasar, porque el ingenuo de él -hasta en Goldman Sachs ha habido ingenuos- pensó que los bancos europeos, en vez del 0%, igual querrían ganar un poco más, aunque fuera prestándoselo a un señor que necesitaba una póliza de crédito para ampliar su tienda. ("¡A quién se le ocurre, con la que está cayendo!", dijo el Director de la Caja de Ahorros de San Quirico, siguiendo fielmente las órdenes emanadas de la superioridad.)

Primera cosa que tiene usted que conseguir, señor Rajoy. Que esas entidades financieras, entre las que hay algunas españolas, saquen el dinero a la calle, porque parece que ese dinero (unos 800.000 millones en total, de los que unos 40.000 de entidades financieras), los bancos lo han cambiado de cuenta en el BCE o lo han prestado a los Estados, en eso que se llama "comprar deuda pública".

Segunda cosa: ¡ánimo y a por las cuentas de las Comunidades Autónomas! (¿hacen falta 17?), de las Diputaciones, Cabildos, Ayuntamientos, etc.

Pero, por favor, que el problema no son los funcionarios. Que el problema está en los que, en puestos de trabajo virtuales, cobran sueldos de verdad. Como, además, los pobres, para ocultar su virtualidad, dicen cosas de vez en cuando y así la gente sabe que existen y después les pueden contratar en algún sitio, cuando hablan se suman al coro de grillos y hacen que todos miremos a la Zarzuela y le pidamos a Su Majestad que grabe un mensaje y que lo reparta a toda esta gente, con su inolvidable y acertadísima frase: "¿Por qué no te callas?" 

Cuando se dice lo que se quiere conseguir, es muy conveniente poner plazos. Lleno de entusiasmo, los pongo:

Los dineros de los bancos, en la calle: 15 de Diciembre de este año.

La lista de todos los que sobran: 30 de Junio del año que viene.

Y luego, señor Rajoy, va usted a la tele (otra de mis manías) y nos lo dice.

Y si quiere hacer labor de equipo, échele un capote a la señora Báñez y, aunque no sea del todo verdad, diga que por eso Doña Fátima anunció hace poco que las cosas empiezan a ir muy bien: porque las empresas normales podrán financiarse normalmente y porque pondremos orden en esta Administración pública tan mejorable ella y porque desde fuera nos verán como gente seria y nos prestarán dinero más barato y bajará el déficit y no nos subirán los impuestos.

P.S.

1. Hablo del equipo directivo que tenemos en Madrid y no hablo de los 17 + 2 equipos directivos que tenemos en las Autonomías y en las Ciudades Autónomas, porque también es responsabilidad de Madrid conseguir que esos/as señores/as discurran con la cabeza y que no hagan melonadas que nos hagan desviar la atención hacia "alguitos" pequeñitos y pueblerinos, distrayéndonos de lo fundamental y haciéndonos perder el oremus.

2. Si a alguien le parece que con lo del "economista esperanzado" del título estoy haciendo publicidad de mi último libro, que se titula así, ha acertado. "Con la que está cayendo", hay que aprovechar todas las ocasiones.

Ahora me ha dado por la esperanza. Y me encuentro continuamente con la pregunta: "pero ¿usted cree que ahora se puede tener esperanza?"