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El informe y la halitosis
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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El informe y la halitosis

La noticia me impacta: "La ONU condena al Vaticano". Y como subtítulo: "Demoledor informe sobre la responsabilidad de la Iglesia en la pederastia".Cuando me encuentro con

La noticia me impacta: "La ONU condena al Vaticano". Y como subtítulo: "Demoledor informe sobre la responsabilidad de la Iglesia en la pederastia".

Cuando me encuentro con noticias tan serias como esta, procuro ir a las fuentes. Es decir, si hay un informe, prefiero leer el informe y después, si tengo tiempo, los comentarios. Por aquella manía de que prefiero discurrir para formar mi criterio en lugar de dejar a otros que discurran por mí.

Descargo el informe, producido por la Convention on the Rights of the Child. Tiene 16 páginas y se lee fácil. Además, las recomendaciones vienen en negrita, lo cual hace más sencilla la lectura.

Antes de empezar a leerlo, pienso en la pederastia. Me parece una canallada repugnante. El pederasta es un bicho con aspecto humano que, en el mejor de los casos, me produce un asco vomitivo. 

En este informe se habla del pederasta sacerdote o monja. En los sacerdotes incluyo a los obispos que, o bien han sido pederastas o no han tomado las decisiones oportunas.

Digo esto porque entre los católicos, que somos muchos, hay pederastas no sacerdotes, no monjas, no obispos, no abadesas de órdenes religiosas. Y en ese totum revolutum se encuentran con otros pederastas no católicos, que también deberían leerse el informe de la Convention.

La Santa Sede debe decir a todo hijo de vecino, católico y no católico, hereje y cismático, agnóstico, ateo y lo que se tercie, residente en el Vaticano o en Huesca, que la pederastia es una animalada


Hace cuatro años, más o menos, unos amigos míos me propusieron formar parte del patronato de la fundación Alia2, dedicada a la lucha contra la pornografía infantil en Internet. En una entrevista, el periodista me preguntó por esta fundación y dije que era la niña de mis ojos, por lo de la canallada, la repugnancia, el vómito y el asco. 

Seguramente, desde el punto de vista técnico –suponiendo que haya técnica en esta suciedad amarillenta y viscosa–, pederastia y pornografía infantil son cosas distintas. Pero como siempre he sido bastante simplón, p'al caso de Tauste, que dicen en mi tierra cuando quieren decir que prácticamente es lo mismo.

Vamos al informe, porque como siga hablando de mí, no hablaré de la demolición a la que se refería el titular.

Dice una cosa que me parece bien y que la traduzco muy elementalmente, porque así me resulta más fácil: que la Santa Sede manda en el Estado Vaticano como Rajoy manda en España. Comparación falaz de la que algún mal pensado podría deducir que la que manda en el Estado Vaticano es Angela Merkel. Ese mandar se concreta en las cosas en las que intenta mandar Mariano, con una ventaja importante para la Santa Sede: que allí no hay autonomías. En el Estado Vaticano, la Santa Sede gobierna: marca los tributos, se ocupa del tráfico, tiene sus embajadores (los nuncios), tiene su ejército, más majo que efectivo, etc.

En esas cosas, la Santa Sede no tiene ninguna potestad sobre mí, porque no vivo en el Estado Vaticano. El día que me nombren teniente de la Guardia Suiza será distinto.

La Santa Sede manda sobre mí en las cosas que se refieren a la fe y a la moral, porque yo he decidido ser católico. En el artículo de la semana pasada, alguien me hizo ver que me lo decidieron mis padres, pero, 80 años más tarde, puedo asegurar que lo soy porque lo he decidido yo.

La Santa Sede debe decir a todo hijo de vecino, católico y no católico, hereje y cismático, agnóstico, ateo y lo que se tercie, residente en el Estado Vaticano o en Huesca, que la pederastia es una animalada y que:

1. A los pederastas que vivan en el Estado Vaticano los procesará.

2. A los que no vivan allí y formen parte de la jerarquía (desde el Papa hasta el último estudiante de cura y hasta el último novicio o novicia de una orden religiosa que no sé si son jerarquía, pero por si acaso) les echará de eso que he llamado jerarquía y los dejará reducidos a gente como tú y como yo, para que, si quieren seguir haciendo daño, que nadie pueda decir que la Iglesia hace daño. Que hacen daño ellos.

3. A los demás, les dirá que están haciendo el bestia. Que, como son así de cernícalos, no les puede dar la Comunión si no se arrepienten y se confiesan. En este sentido, el Papa ha dicho que "el confesionario no puede ser una sala de torturas, sino el lugar de la misericordia del Señor".

El informe le dice, más o menos, eso a la Santa Sede. Y a mí me parece muy bien. La Santa Sede podía contestar "ya lo sé", pero prefiero que conteste como lo está haciendo: echando a los corruptos, entregándolos a la justicia, ayudando a las víctimas, pidiendo perdón.

Y enseñándonos a todos a que seamos decentes, y animándonos a serlo.

Y nosotros, volviendo a descubrir que no todo vale y que, como nos ha dado por no distinguir lo que está bien de lo que está mal, algunos han hecho auténticas burradas, burradas que son más burradas cuanto más alta es la responsabilidad del burro.

El Papa tiene por delante un tarea preciosa, y difícil, y dura. Alguien me dijo que defraudará a muchos, y es natural, porque algunos podemos ver solamente lo simpático y lo majo y divertido que es y sorprendernos el día que pegue un puñetazo en la mesa recordando que lo blanco es blanco y lo negro es negro. (Hace poco excomulgó a un sacerdote, que reaccionó diciendo algo así como "¿pero no habíamos quedado en que este Papa era liberal?").

El informe de la Convention me parece que le va a ayudar. 

En la presentación de uno de sus libros, Risto Mejide habló de que hay que ayudar a los demás señalándoles con cariño, en conversación tú a tú, sus defectos, en lugar de criticarles a sus espaldas. Muy a lo Risto, dijo que si a uno le huele mal el aliento, hay que decirle: "Cuidado, que tienes halitosis", en lugar de ir por detrás riéndose de su problema.

Tengo la sensación de que este informe le señala al Papa puntos concretos de halitosis en los que pertenecemos a la Iglesia católica. Y estoy seguro de que el Papa lo habrá tomado como una ayuda.

P.S.

1. Me parece que el informe aprovecha "que el Pisuerga pasa por Valladolid" para meterse en otros huertos, aconsejando a la Iglesia que revise su posición en algunos temas relacionados con el aborto, los embarazos no deseados, los anticonceptivos, etc.

2. No sé cuál ha sido la intención de los que han elaborado este informe. No sé por qué aparece ahora.

3. Cuando lo he leído, me ha dejado mal sabor de boca. Pero si alguien, amigo o enemigo, oportuna o inoportunamente, me dice que tengo halitosis y yo tengo el remedio contra la halitosis, utilizaré ese remedio y pensaré que, una vez más, Dios ha escrito derecho con renglones torcidos.

La noticia me impacta: "La ONU condena al Vaticano". Y como subtítulo: "Demoledor informe sobre la responsabilidad de la Iglesia en la pederastia".

Cuando me encuentro con noticias tan serias como esta, procuro ir a las fuentes. Es decir, si hay un informe, prefiero leer el informe y después, si tengo tiempo, los comentarios. Por aquella manía de que prefiero discurrir para formar mi criterio en lugar de dejar a otros que discurran por mí.

Descargo el informe, producido por la Convention on the Rights of the Child. Tiene 16 páginas y se lee fácil. Además, las recomendaciones vienen en negrita, lo cual hace más sencilla la lectura.

Antes de empezar a leerlo, pienso en la pederastia. Me parece una canallada repugnante. El pederasta es un bicho con aspecto humano que, en el mejor de los casos, me produce un asco vomitivo. 

En este informe se habla del pederasta sacerdote o monja. En los sacerdotes incluyo a los obispos que, o bien han sido pederastas o no han tomado las decisiones oportunas.

Digo esto porque entre los católicos, que somos muchos, hay pederastas no sacerdotes, no monjas, no obispos, no abadesas de órdenes religiosas. Y en ese totum revolutum se encuentran con otros pederastas no católicos, que también deberían leerse el informe de la Convention.

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