Poniéndome al día

Hay gente buena por ahí. Me invitan a dar una conferencia y me dicen que compare lo que escribí en 'El economista esperanzado', en 2012, con la situación actual.

Aunque esto me da un poco de trabajo, agradezco mucho que alguien se haya leído el libro y, sobre todo, que tres años despuésse sigan acordando de él.

Luego piden consejos "para afrontar 2016 con optimismo". Eso me asegura otra conferencia dentro de tres años cuando quieran que vuelva a comparar lo que dije con lo que realmente pasó.

Cojo el libro para ver qué puse en 2012. Aunque no venga a cuento, os tengo que confesar que a mí, mis libros me gustan mucho. Los releo y voy diciendo: "¡Sí, señor! ¡Muy bien! ¡Fenomenal!". Luego me acuerdo de mi amigo José Joaquín, que ya se fue al Cielo y que me decía, preocupado: "Leopoldo, humildad". Y dejo de releer mi libro y me paso a uno de los dos que tengo encima de la mesa, uno de 792 páginas y otro de 2.156, y avanzo un poco en cualquiera de los dos. Y vuelve la humildad, porque si comparo mis libricos de chicha y nabo con esas dos obras que han exigido a sus autores cientos de horas de trabajo, me doy cuenta inmediatamente de que mis libros me entusiasman porque le tengo cariño al autor desde hace 82 años.

Me fijo en un capítulo que titulé "Manifiesto de la Revolución Civil". Decía que esa revolución tenía ochometas a conseguir, que resumo:

1. Conseguir que en España todos tengamos criterio, distinguiendo lo serio de lo pintoresco, lo bueno de lo malo y preguntando siempre ante cualquier propuesta cuánto costará esto y de dónde sacaremos el dinero.

2. Que el Gobierno central, los gobiernos autonómicos 'necesarios', los ayuntamientos 'necesarios'y los organismos 'necesarios'-ni uno más niuno menos-, formados por personas honradas y competentes -las 'necesarias'-, trabajen muy bien, fijando prioridades con la cabeza y poniendo en dos montoncitos muy separados lo fundamental y lo no fundamental.

3. Que las entidades financieras, dirigidas por personas honradas y competentes, hagan las cosas bien, para que las empresas normales, dirigidas por personas normales, con planes de negocio normales, puedan acceder a una financiación normal.

4. Que las empresas, dirigidas -a todos los niveles- por personas honradas y competentes, luchen con uñas y dientes para salir adelante. (Nueva definición de 'optimismo', que -perdón, José Joaquín- se me ha ocurrido a mí, cansado de tanto cenizo que hay por la calle y que, cuando les hablo de optimismo, me dicen: "¿Pero no has leído el periódico o qué?").

5. Que los sindicatos, dirigidos por personas honradas y competentes, convenzan a las personas honradas y competentes que trabajan en las empresasde que les conviene que sus empresas -y todas- vayan muy bien.

6. Que los sindicatos, las patronales, los partidos políticos y organizaciones similares se financien con las cuotas de sus afiliados y no toquen los Presupuestos Generales del Estado, que no están para muchas alegrías.

7. Que luchemos por tener unas leyes justas, haciendo hincapié en que lo legal no coincide necesariamente con lo justo. Aquí citaba tres autoridades en la materia: Montesquieu, pensador político; Stiglitz, Premio Nobel de Economía, y yo, príncipe del Colegio del Salvador, de los Padres Jesuitas en Zaragoza. (Lo de la humildad me rodea por todas partes).

8. Y todo ello, con una actitud apasionante, ilusionante, desbordante, porque estamos en el muy buen camino, que conduce a donde, desde hace 53 años, queremos llegar: EUROPA.

“Nosotros (el MUS) hacemos recomendaciones, pero esperamos que los bancos las cumplan. Si no lo hacen, convertiremos las recomendaciones en obligaciones“

Leo en 'Expansión' una entrevista muy buena con Danièle Nouy, presidenta del MUS, Mecanismo (europeo) Único de Supervisión, a quien la entrevistadora, Alicia Crespo, califica como "la jefa de los vigilantes de 123 bancos".

Todo lo que cuenta esa señora indica que la unión bancaria avanza. Dice que hay representantes del MUS en los bancos "vigilados" y, dentro de pocos años, esto "se verá normal". (Un amigo mío, financiero, me dijo: "¡Pero eso es intervencionismo!". Le contesté que, por supuesto, la Unión Europea es intervencionista. No hay más que ver la cantidad de directivas que aceptamos gozosamente).

Danièle dice: "Tenemos el poder de decidir sobre la idoneidad de los altos cargos en los bancos y podemos rechazar candidatos por falta de la experiencia adecuada o por haber tenido problemas en el pasado". Y luego añade que "lo que hace falta es más ética... pero seguramente es una tarea muy difícil". (Buscan "honrados y competentes").

No sé qué me pasa, pero me encantan estas señoras maduras, que mandan mucho y hablan claro: Angela, Danièle, Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal americana... Y si, además, piensan como yo, me quedo muy contento.

Europa. ¡Que vamos hacia Europa! ¡Que cada día se da un paso adelante!

Es posible que, liados con que la Liga BBVA cambiará de nombre, con el triunfo de Albert Ramos sobre Federer y con el 3-1 que le metió el Zaragoza al Albacete el domingo pasado, pasemos por alto (Danièle 'dixit') que:

1. "En realidad, no hemos salido aún de la crisis".

2. "Nosotros (el MUS) hacemos recomendaciones, pero obviamente esperamos que los bancos las cumplan. Si no lo hacen, convertiremos las recomendaciones en obligaciones".

Prepararé la conferencia, pero sigo con mi manía de que vamos hacia Europa y de que faltan tres años menos para contestar a la pregunta que me hacía en mi libro: "¿Cuándo se firmará la Constitución de los Estados Unidos de Europa?".

Porque a eso vamos.