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Leopoldo Abadía

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Estoy convencido de que a estos chicos se les ha ido el asunto de las manos y no acabo de ver la solución

Foto: El presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas. (EFE)
El presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas. (EFE)

Sigo encontrándome con personas desconcertadas. Pongo cara profunda para que no se enteren de que estoy tan desconcertado como ellos.

Doy una conferencia de 17 minutos, porque los organizadores han montado un programa muy apretado. No hay tiempo para el coloquio. Así consigo que no me hagan preguntas sobre la independencia catalana. Me alegro, porque estoy convencido de que a estos chicos se les ha ido el asunto de las manos y no acabo de ver la solución. A otro conferenciante de 17 minutos que va detrás de mí le digo que, con tan poco tiempo, a él tampoco se las harán. Me confiesa que ahora, si se las hacen, contestará lo que dijo Jordi Pujol Sr. hace años: "Avui no toca".

Es verdad. 'Avui no toca', porque para los de fuera, los que no estamos metidos en el lío, lo que se ve es penoso.

El pobre Artur Mas ha pasado de ser un chuletilla majo a ser una figura patética. Un mendigo que va pidiendo las migajas de la presidencia. "¿No me quieres a mí? ¿Y a mí 'diluido', sentado en el sillón pero con tres que en el organigrama parezca que estén debajo de mí pero que en la realidad sean los que mandan y me ignoren?".

Empiezo a escribir esto el jueves por la mañana. Todavía no se ha realizado el segundo intento de investidura. Supongo que la CUP volverá a decir que no. Lo peor, a mi juicio, es que los de ese partido proponen a otra persona, la vicepresidenta Neus Munté, de Convergència, integrada electoralmente en una asociación o mezcolanza ("mezcla extraña y confusa, y algunas veces ridícula"), que se llama Junts Pel Sí, con lo que, cada vez que Artur se cruce con ella por los pasillos de la Generalitat, no podrá evitar pensar: "Esta me quiere quitar el puesto".

Desconcierto ante la cara de Antonio Baños, que parece que es el que manda en la CUP, y en Cataluña, y que, cuando sale de la Generalitat por la puerta de atrás, parece decir: "Nosotros ya lo hemos intentado, pero este hombre no quiere irse".

Desconcierto porque algunos ya empiezan a echarse para atrás vergonzosamente, como si, de repente, hubieran descubierto dos cosas: a) que Ítaca es un asco de isla y b) que no han empezado el viaje y ya se han mareado.

La prima ha bajado y no sube ni cuando Artur amenaza con la independencia, lo que debe querer indicar que nadie le hace caso. Eso sí que es ninguneo

Desconcierto al oír voces extrañas que dicen cosas extrañas. La inefable Carmena, resueltos todos los problemas de Madrid, se lanza a por Barcelona y dice que hacer votar a todos los españoles sobre si quieren que menos de la mitad de los catalanes se vayan de España llevándose un trozo, es como, en un divorcio, conseguir que las dos partes se pongan de acuerdo. Como parábola, es pintoresca, pero no tiene el más mínimo fundamento, porque aquí, la que se quiere divorciar quiere llevarse el comedor, el cuarto de estar y un trozo de jardín, incluida la piscina comunitaria.

Sigo a mediodía viendo y escuchando la votación. Los síes y los noes se suceden. Veo la tele con unos amigos que, cervezas por en medio, dicen que, en cualquier momento, puede aparecer Tejero. Como es natural y gracias a Dios, no aparece. Artur soporta con cara de palo la segunda humillación de la semana.

Como la votación se alarga, me voy un rato de bancos, que me preocupan, desde que leí la fenomenal entrevista que le hizo Alicia Crespo a Danièle Nouy en 'Expansión' y a la que hice referencia en un artículo hace unas semanas.

También les veo desconcertados. La antigua base de su negocio -el margen de intereses- ha sido sustituida por las comisiones y el ROF, resultado de operaciones financieras. Hace poco, el ROF consistía en tomar dinero prestado del BCE, muy barato, y prestárselo a los estados, por ejemplo a España, lo que era un buen negocio cuando la prima de riesgo, o sea, la diferencia entre los intereses que pagaba España y los que pagaba Alemania, era importante. Pero ahora no sé exactamente qué es, cuando la prima ha bajado y no sube ni cuando Artur amenaza con la independencia, lo que debe querer indicar que nadie le hace caso. Eso sí que es ninguneo. Este hombre no consigue ni que suba la prima.

Les veo desconcertados. Algunos tenían negocio en países boyantes, que están perdiendo la boyancia (¡perdón por el palabro!).

A los bancos más importantes, los sistémicos, que se llaman así porque si van mal se cargan el sistema, la señora Nouy les exige más capital sano, con lo que no están para atender a mi amigo de San Quirico cuando va a pedir un crédito.

Ahora han echado al BBVA de la lista de sistémicos. Pienso que Paco se habrá disgustado y habrá perdido prestigio en Bilbao, donde antes presumían del Banco de Bilbao y del Banco de Vizcaya y ahora dirán que la que tiene la culpa es Argentaria. Pero como ya no es importante, le exigirán menos capital.

Mario Draghi sigue animando a los bancos a que presten dinero para generar crecimiento. Y para eso habla de subirles la comisión de mantenimiento en la facilidad de depósito, la hucha del BCE donde las entidades financieras pueden guardar los excedentes de liquidez a un día. Yo pensaba que esto se había arreglado cuando se les empezó a cobrar el 0,20%, pero hay que cobrarles más para que echen dinero a las empresas y, de ese modo, la absolutamente necesaria austeridad vaya acompañada de crecimiento.

No sé cómo acabará esto. Por lo que he escrito hasta ahora, vislumbro cómo acabará Artur. Creo que ya ha acabado y que ha pasado al club de los árboles caídos

Se acaba la votación. Artur ha perdido por segunda vez. Ahora sonríe. No acabo de comprender por qué. Me da pena. No sé cómo enfocará su nueva vida. No sé qué pondrá en su currículo. Pero le va a costar encontrar trabajo en España, incluida esa región de España que se llama Cataluña. Alguien puede recordar el lío que ha montado con su olfato político y es muy probable que tenga que aprovechar la globalización y su dominio de idiomas para buscar trabajo fuera de España, porque aquí no le quieren ni sus amigos.

No sé cómo acabará esto. Por lo que he escrito hasta ahora en este artículo, vislumbro cómo acabará Artur. Creo que ya ha acabado y que ha pasado al club de los árboles caídos, de los que prometí no hacer leña cuando estalló el caso de Jordi Pujol Sr.

Club que, hasta ahora, estaba formado por la familia Pujol al completo, Iñaki Urdangarin y Rodrigo Rato, 11 personas en total. Ahora, con Artur, completo la docena: 12 personas de las que no hablaré en mis artículos. Todo por la promesa que hice.

P.S.

1. Sigue la gente hablando de la política como cosa buena y de la técnica -"la gestión", lo llaman-, como cosa mala.

2. Leo, además, que Rajoy se lamentará un día de haber intentado resolver la crisis económica, descuidando la crisis de valores.

3. Cada vez estoy más convencido de que todo va junto. Que el gobernante debe ocuparse

-de lo político (cómo quiero que sea la nación que me han encargado gobernar);

-de lo económico (cuánto cuesta eso; de dónde sacaré el dinero).

4. Hasta aquí, creo que Artur ha pensado en lo político, ha inventado unas cuantas metáforas marineras y ha emprendido el viaje a lo desconocido (palabras suyas), animando a mucha gente a seguirle... y perdiéndose en el camino. De lo económico, nada. Solo vaguedades y una cosa concreta: "Cristóbal, manda dinero, ¡ya!".

5. Lo del punto 3 debe ir 'empapado' de los valores del gobernante. Si es una persona de fiar, se notará en su actuar diario. Y si no, lo político y lo económico serán trucos que se inventará, poniendo cara seria, para ocultar sus verdaderas intenciones, cosa que últimamente estamos viendo con verdadera frecuencia.

6. En la próxima conferencia, intentaré que no haya coloquio.

Sigo encontrándome con personas desconcertadas. Pongo cara profunda para que no se enteren de que estoy tan desconcertado como ellos.

Artur Mas Mario Draghi