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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Llueve

No sé si es que llueve o que he cambiado el chip y he intentado ver las noticias buenas o lo bueno de las noticias

Foto: El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (EFE)

Amanece como todos los días. Un día claro. Luego saldrá el sol. Tengo ganas de que llueva. Me animan los días grises, lluviosos. Cuando lo digo, la gente me mira extrañada de mis gustos.

Leo mis periódicos. "Lo de siempre", dice mi mujer. Hasta el Barça se ha despertado y le ha metido ocho goles al Depor. Lo de siempre.

Para evitar que me entre la tristeza, empiezo a leer la prensa, siguiendo el ejemplo de un chavalín gordo y sonriente del que hablé hace muchos Confidenciales.

El crío decía: "Esta mañana no sabía qué ponerme...¡y me puse contentísimo!".

Dejo de mirar por la ventana y releo los periódicos con un objetivo muy definido: ponerme contentísimo. Tarea que, como todo en la vida, supongo que me exigirá esfuerzo. Pero si consigo no amargarme la vida y que algún lector no se la amargue, fenomenal. Si en vez de un lector son dos, la locura.

Me pongo contentísimo.

1. Porque ya faltan menos días para que tengamos Gobierno. Vi ayer a un comentarista político muy bueno, que dijo que seguramente vamos a nuevas elecciones. Luego puso cara de duda y añadió lo que yo hubiera añadido: "Pero nunca se sabe".

2. Nunca se sabe. Algo parecido sucedió hace 100 días en Cataluña y, en el último momento, trajeron al alcalde de Girona y hala, ya tenemos presidente de la Generalitat. Animados por el éxito, nombraron alcalde de Girona a un señor que era el número no sé cuántos en la lista y que duró menos que el agua en un cesto.

3. O sea, sorpresa de ultimísima hora o a votar, que ya le estamos cogiendo gusto. Y si votamos y sale algo parecido, que es lo que creo que saldrá, a negociar otra vez, pero ahora, de verdad.

4. Y si, como dijo el comentarista al que me he referido antes, hay un problema de egos, pues que se vayan los egos y pongan a otros con ego más dominado. Igual Soraya-Susana-Albert formarían un trío que podría funcionar. No conozco a Soraya ni a Susana, pero me parece que son dos mandonas muy mandonas. No me importa nada. Hasta me gusta. Que se arregle Albert con ellas.

Me gustó que fueran educados y que pusiesen cara de que quieren llegar a acuerditos. No pretendo grandes acuerdos, porque me parece que tienen poca fuerza

5. Sigo contento. En Cataluña, Puigdemont ya lleva 100 días. Continúa con el independentismo, pero me parece que un poco más mitigado. El martes habló con Mariano, el ágil, que pasa de no presentarse para la sesión de control del Congreso a recibir a Carles para discutir cosas.

6. Me gustó que los dos fueran educados, que sonrieran y que pusiesen cara de que quieren llegar a acuerditos. No pretendo grandes acuerdos, porque me parece que los dos tienen poca fuerza. Acuerditos. Y, sobre todo, buena educación. Cuando Carles llegó a La Moncloa, no sé si Mariano bajó las escaleras para recibirle, que lo otro -esperar arriba a que el invitado suba- es una grosería que no le pega a Mariano, porque estoy seguro de que sus padres le educaron bien y no creo que en el colegio estropearan su labor.

7. Dentro del tema "educación de los políticos", me gusta que Carles diga lo que está diciendo: que "La Moncloa no ha puesto ningún veto" o que "el 'España nos roba' es un mantra falso", porque los diálogos se empiezan amablemente, sin insultar -¿te enteras, Pedro?-, sabiendo -las dos partes- morderse la lengua cuando dirían algo que rompería el buen ambiente. (Mi amigo Joaquín, una vez, me dio un consejo: "Cuando, en una discusión, te apetezca mucho mucho, pero que mucho, decir algo, cállate". Consejo que me ha ido muy bien, aunque bien sabe Dios lo que me ha costado seguirlo en alguna ocasión concreta).

8. Me ha gustado el tono de la entrevista, las sonrisas, el regalo del tomo del 'Quijote', que habla de Barcelona... y que Mariano haya dicho que, en cuanto a lo económico, se van a poner de acuerdo. Cosa que estoy seguro de que a Carles le ha sentado bien y a mí me ha tranquilizado, porque ya sabéis que, a veces, soy un poco retorcido. Una de las veces ha sido ahora, y mi retorcimiento me ha llevado a pensar que lo económico era el objetivo más importante que se había fijado Carles para esa reunión. (Cuando digo "el objetivo más importante" es por no decir "el único", porque alguno se podría molestar, aunque yo lo creo firmemente).

9. Sigo contento, porque vamos a resolver el problema de nuestro déficit. Vuelvo a considerar que nuestro PIB es un billón, o sea, un millón de millones de euros, y así hago las cuentas de memoria.

10. En 2011, hace cuatro días, gastábamos al año 91.000 millones más de los que ingresábamos. A base de pasarlo mal, hemos llegado a 50.000 en 2015, en lugar de 42.000, que era la cifra a la que nos habíamos comprometido, como paso previo a los 28.000 de 2016. Luis se ha ido a Europa y ha propuesto 36.000 este año y 29.000 en 2017. Si se lo aceptan, que lo aceptarán, un éxito de negociación. Sí, un éxito. (También aquí se puede molestar alguno, pero nunca se puede contentar a todos, y cuando se quiere contentar a todos, siempre se acaba mal).

11. Me voy (virtualmente) a Panamá. Se debe estar acabando la lista, porque, a este paso, España se va a dividir en dos: los clientes de Mossak Fonseca y los otros. Hablo con un amigo. En broma, le pregunto si sale en los papeles y, en broma, me contesta: "¡Ojalá!".

12. (Hace años, condenaron a unas señoras por adulterio. Hubo una manifestación de protesta de unas chicas que llevaban un letrero "¡Yo también soy adúltera!". Mary Santpere, una actriz buenísima, no muy agraciada, que explotaba su no belleza para hacernos reír, apareció en la tele, diciendo: "Yo también soy adúltera...", y, poniendo cara de pena, remató: "¡ojalá!". Pues con lo de Panamá puede pasar algo parecido).

13. Sigo intentando ponerme contentísimo.

14. En Estados Unidos, da la impresión de que tendrán que elegir entre Clinton y Trump. A mí, Trump no me acaba de convencer. Me parece un poco especial. Pero voy a esperar a las elecciones, a ver qué pasa. Porque lo importante no es lo que me parezca a mí. Lo fundamental es lo que les parezca a los americanos.

15. Sigo viendo cosas y me pongo contento porque pienso que, como siempre, aquí no se hunde nada. Siempre se sale a flote, aunque, a veces, cueste esfuerzo, sangre, sudor y lágrimas.

16. Contento porque pienso que el Brexit no se producirá.

17. Contento, porque empiezan a decir que la desaceleración de China no es para tanto.

18. No puedo estar contento ante la tragedia de los refugiados. Europa no sabe qué hacer con ellos. La dura Merkel ha acogido un millón. Igual es dura para unas cosas y normal para otras. Y me alegro por este gesto suyo y me quito presión de encima, cuando digo y repito tantas veces que en Europa manda desde hace tiempo Angela, y añado: gracias a Dios.

19. Más cosas que contribuyen a ponerme contento. Sigo trabajando la exhortación del Papa. Importante. Y como las cosas buenas hay que compartirlas, copio unas líneas que van dirigidas a las familias, pero que sirven para cualquier situación: "Cuando en una familia no se es entrometido y se pide 'permiso', cuando en una familia no se es egoísta y se aprende a decir 'gracias' y cuando en una familia uno se da cuenta de que hizo algo malo y sabe pedir 'perdón', en esa familia hay paz y alegría".

Llego hasta aquí, con el corazón esponjado.

Que sí, que muchas cosas van mal, que hay mucha gente mala, que los bancos lo están pasando regular, que el número de personas sin empleo es muy alto. Que las desigualdades son una vergüenza. Que sí. Que ya lo sé. Y si no lo sé, para eso está un vecino que, con cara de conmiseración, me lo recuerda cada vez que nos encontramos en el ascensor: "Abadía, me parece que usted no se entera de lo que pasa".

Pero me he puesto bastante contento, un poco menos que contentísimo, pero aceptablemente satisfecho.

Me encuentro mucho mejor que al empezar el artículo. Miro por la ventana. El cielo se ha encapotado. Está lloviendo.

No sé si es que llueve o que he cambiado el chip y he intentado ver las noticias buenas o lo bueno de las noticias.

Si consigo mantener el chip cuando vuelva a salir el sol, pensaré otra vez que todo depende de mí.

Aunque puede que, con tantas noticias malas, me pase lo del chavalín: que no sepa qué ponerme.

Amanece como todos los días. Un día claro. Luego saldrá el sol. Tengo ganas de que llueva. Me animan los días grises, lluviosos. Cuando lo digo, la gente me mira extrañada de mis gustos.

Carles Puigdemont Mariano Rajoy PIB