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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Si no nos ponemos metas importantes como personas, como barrios, como municipios, como comunidades autónomas, como naciones, seremos una España de tristones

Foto: Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones. (Reuters)
Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones. (Reuters)

Estos días de verano me dedico a actualizar mi archivo, labor enorme, porque a lo largo de la vida guardas cosas, unas útiles y otras inútiles, y cuando te pones a 'actualizar', hay que separar unas de otras, a veces con un cierto dolor de corazón, porque también en las inútiles ha habido muchas horas de trabajo y hay muchos recuerdos.

Pero como mi casa no es de goma, no me cabe todo y hay que seleccionar.

Aparecen las cartas del tío Baldomero. Era hermano de mi abuelo. Fue agustino recoleto. Ingresó en la orden en 1886, fue a Filipinas, se ordenó en Manila y lo mataron en 1897 en la ciudad de O'Donnell, en la revolución tagala.

Escribe todos los meses a sus padres, "para que las cartas puedan llegar puntuales a la salida del 'vapor' que va a España" y se preocupa mucho si no recibe noticias de ellos.

Lo estoy pasando muy bien, viendo cómo un chaval, con una vocación clara, y nacido en un pueblo aragonés, desarrolla una visión universal sin dejar de "ser de pueblo", y a mucha honra.

Y se sigue ocupando de sus padres y preocupando, porque sus padres tuvieron 17 hijos y si yo, con 12, he ido apurado toda la vida, me imagino a mi pobre bisabuelo Marcos, cuya foto también he encontrado. Fotografía de color sepia, en la que aparecen él y la abuela muy serios, porque en las fotos, antes, no se sonreía -la gente se ponía "para retratar"-, y porque el bisabuelo y la bisabuela debían estar pensando cómo iban a dar de comer a los 17.

Si los que vieron Europa se hubieran quedado con las dificultades que se presentarían en el camino, habrían dicho lo mismo: "No hay nada que hacer"


(Como nota curiosa, parece que el bisabuelo era partidario de Isabel II y decidieron poner a algunos hijos nombres de generales de esa reina. A Baldomero le tocó el nombre de Espartero y a mi abuelo -y a mi padre y a mí y a mi hijo y a mi nieto- le llamaron Leopoldo, por O'Donnell).

En una de las cartas se incluye un recorte de la 'Revista Católica' de Filipinas, que se publicaba en Manila.

La revista tiene un corresponsal en Madrid que, con fecha 1 de agosto de 1894, escribe:

"La situación de nuestro Gobierno es idéntica a la que comuniqué en mi anterior: todos tranquilos y cada uno por su lado, tanto que carecemos de ídem.
Bien es verdad que hemos carecido siempre; por eso no nos habíamos enterado".

Repaso la fecha y no, no es de ayer. Es de hace 122 años, también de agosto.

Voy al súper de San Quirico a comprobar lo que ya escribí en otro artículo hace mucho tiempo: en una postal de 1933 que tienen enmarcada en la pared junto con otras, una señora escribe que todo sigue igual y que habrá que esperar a ver qué pasa en las elecciones.

Ahora, prácticamente, no se escriben postales, con lo que no puedo contestar por escrito a los que me preguntan "cómo veo esto". Me doy cuenta de que la pregunta básica ha cambiado, porque hasta hace muy poco me preguntaban "cuándo se acabará esto". La gente ha cambiado de preocupación, como si a) nos hubiéramos acostumbrado, b) percibiéramos que las cosas andan un poco mejor, c) nos hubiéramos dado cuenta de que quejándonos no avanzamos y d) que trabajar en el "hoy, ahora" es mucho más práctico que no dormir pensando en el "mañana, después", que igual no llega.

(En este sentido, la decisión de Alemania de almacenar comida, agua y otras cosas, por si acaso, puede ser lógica, pero no sé por qué, no me gusta. Y si el Gobierno alemán decide que hay que hacerlo, que se calle, porque todo lo que sirva para intranquilizar al personal es malo).

Si no nos ponemos metas importantes como barrios, como personas, como municipios, como comunidades, como naciones, seremos una España de tristones


Me voy de las cartas de Fray Baldomero a las noticias de hoy, una vez que para mí ha quedado claro que 'nihil novum sub sole', como dijo el autor del Eclesiastés hace muchos, pero que muchos años.

Y encuentro que los chicos siguen negociando o así:

1. Parece que el PP y Ciudadanos se lo han tomado en serio y se han puesto a trabajar bien. En una mesa, unos cuantos señores que, además, se ríen y se sonríen.

2. De vez en cuando, sale uno y dice que, ante tamaña cerrazón (del otro), no se puede seguir. Y siguen negociando y haciendo algunas charranadas pintorescas, que no por pintorescas dejan de ser charranadas, pillerías, trampichuelas.

3. Como, por ejemplo, el cambio de la definición de corrupción, con lo que algunos miembros de algunos partidos ya no serán corruptos. Eso puede significar que el PP y el PSOE también están negociando y cambiando las definiciones.

4. En otros ambientes, el batiburrillo sigue. En Cataluña es difícil seguir el hilo de pensamiento de los que andan por el Palau de la Generalitat, los de la ex Convergèncja, los de Junts Pel Sí, que no sé si existe, los de la CUP y los del nuevo partido que quiere poner en marcha Ada, que, de entrada, tendrá como votantes a todos los manteros, con sus jefes a la cabeza, y como no votantes, a todos los comerciantes serios, que se sienten oprimidos e indefensos ante la señora Colau y su tropa.

5. Se reúnen en un portaviones Angela, François y Mateo y deciden que lo que se necesita es más Europa, decisión que me entusiasma y que me entusiasmaría más si la frase se completara: "Más Europa, más rápidamente".

6. El pobre Mariano no ha podido ir, porque no es nadie. Tiene que ser triste pasar de ser algo a no ser. Pero es que los que están 'en serio' tienen más categoría que los 'en funciones' y se reúnen entre ellos.

7. Theresa, la nueva primera ministra del Reino Unido, no tiene ninguna prisa por poner en marcha el Brexit, como si pensase: "¡En qué lío nos metió el tonto de David con lo del referéndum!". Y, en consecuencia, lo primero que hace es irse de vacaciones y no invocar el famoso artículo 50, que sería el pistoletazo de salida.

8. Los Juegos Olímpicos se han acabado y nos ha ido muy bien. Los nadadores se empiezan a preparar para Budapest 2017 y los no nadadores, para otros eventos, que seguro que habrá.

'Nihil novum sub sole'. Todo se ha dicho ya. Esto tiene un problema para los mayores: que nos quite la ilusión. Que cuando venga Pablo con sus cosas o Pedro con las suyas, tengamos la sensación del 'déjà vu'. "¡Esto ya lo he visto! ¡No me vengas con monsergas!". Y lo malo no es que se lo digamos a estos chicos que intentan irse a vivir a La Moncloa, sino que se lo digamos a nuestros hijos y a nuestros nietos y les quitemos toda la ilusión por salir adelante con garbo.

Como aún me queda tiempo para bastantes cosas, hojeo 'Utopía', de Tomás Moro. Trata de una república en la que todos son felices. El DRAE dice que 'utopía' es "un lugar que no existe" o un "plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación".

Baldomero, desde Jarque, un pueblín de Zaragoza, hasta Manila.

Desde naciones sueltas, cada una a lo suyo, hasta "más Europa".

Desde unos partidos sueltos, cada uno a lo suyo, hasta "más España".

Desde "un fracaso en los Juegos Olímpicos" hasta los segundos mejores Juegos para España.

Utopías. Optimismos exagerados. Como la Gran Muralla Verde, que conectará Dakar con Yibuti, plantando árboles en una barrera de 15 kilómetros de ancho y 7.000 de longitud. Y deteniendo el avance del desierto. En Senegal ya han empezado.

En Cataluña es difícil seguir el hilo de pensamiento de los que andan por la Generalitat, los de la ex CDC, los de Junts Pel Sí, que no sé si existe, los de la CUP...


Si no nos ponemos metas importantes como personas, como barrios, como municipios, como comunidades autónomas, como naciones, seremos una España de tristones -lo estamos empezando a ser-, incapaces de volar a más de tres metros y medio del suelo, quejándonos de que, a esa altura, chocamos con todo, y echándole siempre la culpa a ese todo y no pensando nunca que quizá la culpa es nuestra.

A Fray Baldomero le mataron. Dicen que los tagalos acechaban a un destacamento de españoles, que él se echó a correr para avisarles, que se tropezó, se cayó y le mataron de una lanzada.

A veces, salir de tu pueblo y enfrentarte con el mundo tiene sus riesgos.

Si los de Senegal, Burkina Faso, Eritrea, Etiopía y así hasta 11 países se dedican a ver quién manda, mientras se van reuniendo, alguien dirá que ese proyecto es una utopía, que fue muy bonito, pero que no hay nada que hacer. Mientras, el Sáhara invadiendo países.

Y si los que vieron Europa se hubieran quedado con las dificultades que se presentarían en el camino, habrían dicho lo mismo: "No hay nada que hacer; ya se sabe cómo son los europeos".

Y si, al morir Franco, los que se reunieron se hubieran puesto como objetivo el Valle de los Caídos y la eliminación de las placas llamadas franquistas de las calles de Madrid, por ejemplo, la de Manolete, y en Barcelona la escultura de agradecimiento a Samaranch, seguiríamos en las luchas tribales que, por lo que parece, a algunos les encantan, porque son incapaces de ver, y odiar, más allá de sus narices.

Estoy orgulloso de mi tío abuelo Baldomero. Un chaval de Jarque. Si se hubiera quedado en Jarque, criticando a los de Sestrica, Oseja y Trasobares, nadie sabría quién fue y nadie le agradecería la cantidad de cosas buenas que estoy leyendo que hizo al otro lado del mundo.

Estos días de verano me dedico a actualizar mi archivo, labor enorme, porque a lo largo de la vida guardas cosas, unas útiles y otras inútiles, y cuando te pones a 'actualizar', hay que separar unas de otras, a veces con un cierto dolor de corazón, porque también en las inútiles ha habido muchas horas de trabajo y hay muchos recuerdos.

Pero como mi casa no es de goma, no me cabe todo y hay que seleccionar.

Aparecen las cartas del tío Baldomero. Era hermano de mi abuelo. Fue agustino recoleto. Ingresó en la orden en 1886, fue a Filipinas, se ordenó en Manila y lo mataron en 1897 en la ciudad de O'Donnell, en la revolución tagala.

Escribe todos los meses a sus padres, "para que las cartas puedan llegar puntuales a la salida del 'vapor' que va a España" y se preocupa mucho si no recibe noticias de ellos.

Lo estoy pasando muy bien, viendo cómo un chaval, con una vocación clara, y nacido en un pueblo aragonés, desarrolla una visión universal sin dejar de "ser de pueblo", y a mucha honra.

Y se sigue ocupando de sus padres y preocupando, porque sus padres tuvieron 17 hijos y si yo, con 12, he ido apurado toda la vida, me imagino a mi pobre bisabuelo Marcos, cuya foto también he encontrado. Fotografía de color sepia, en la que aparecen él y la abuela muy serios, porque en las fotos, antes, no se sonreía -la gente se ponía "para retratar"-, y porque el bisabuelo y la bisabuela debían estar pensando cómo iban a dar de comer a los 17.

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