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Los principios de Goebbels
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Leopoldo Abadía

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Los principios de Goebbels

Tantos meses de propaganda electoral, en los que todos menos Mariano hablan todos los días, agotan la posible inteligencia de los políticos, que poco a poco van bajando el listón

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (Reuters)
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (Reuters)

Me envían frases de Goebbels, el ministro de Ilustración Pública y Propaganda de la Alemania nazi:

“Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida.

Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental que la masa deba realizar.

La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión, escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.”

El que me las manda me dice:

"¡Y yo que no acabo de saber a qué me suena…!".

Le comprendo. Tantos meses de propaganda electoral, en los que todos menos Mariano hablan todos los días, agotan la posible inteligencia de los políticos, que poco a poco van bajando el listón —por cierto, ya empezó muy bajo—, hasta dar la razón a Joseph, que en lo de la ilustración pública no sé si era bueno, pero en lo de la propaganda era un auténtico 'crack'.

Aunque a mí me suele caer bien la gente, este chico y su cuadrilla de amigos, incluido el jefe, no son santos de mi devoción.

Sí deben serlo de la devoción de algunos cuyas andanzas leo a diario. Por aquello de que les conoceremos por sus frutos. Sus frutos son crispación, falseamiento de la historia, mala memoria para recordar lo que pasó hace muy poco y decisiones estúpidas. ¡Mira que inaugurar un memorial a los años del franquismo con una estatua decapitada! Y venga a dar argumentos de la conveniencia de exhibir eso. Argumentos que no se sostienen ni con alfileres y que parece que están dirigidos "al menos inteligente", como recomendaba Joseph.

Por algo le suena a mi amigo, aunque no acabe de saber a qué.

A nivel nacional, las cosas no mejoran. Repito que todos hablan, excepto Mariano, que va a conseguir la investidura sin mover una ceja y, lo que es más de agradecer, sin abrir la boca.

Sin abrir la boca se ha cargado al pobre Pedro, que hablaba y hablaba. Y no contento con eso, ha convertido al PSOE en un solar, según ha dicho un socialista de pro.

Solar, porque después de haber oído tantas veces que con Mariano, no, se están planteando echar del partido al que no se abstenga, sabiendo que la abstención quiere decir que con Mariano, sí.

Franco tenía dos montones de papeles en su mesa: uno con el letrero "asuntos que el tiempo resolverá"; otro, con "asuntos que el tiempo ya ha resuelto"

Ya sé que no se puede hablar de Franco, pero a mi edad sí que puedo hacerlo. La gente es buena y me perdonará la frivolidad. Al ver actuar a Mariano, me acuerdo de lo que contaban del general, que tenía dos montones de papeles encima de su mesa, uno a la izquierda y otro a la derecha: uno con el letrero "asuntos que el tiempo se encargará de resolver". El otro, con otro letrero: "asuntos que el tiempo ya ha resuelto". Él examinaba a diario los montones y, de vez en cuando, pasaba un papel del montón a resolver al montón de lo resuelto.

Mariano se calla, cosa que no se puede decir de todos los de su partido, que, entre aplausos y aplausos a su líder en el Congreso, van haciendo declaraciones dignas del preboste alemán.

¡Qué curiosa es la vida!

Todos despotricando contra el nazismo y venga a copiar su propaganda.

Todos despotricando contra el franquismo y venga a copiar su modo de gobernar.

Todos despotricando contra el nazismo y venga a copiar su propaganda. Todos despotricando contra el franquismo y venga a copiar su modo de gobernar

Mientras tanto, para quedar bien, siguen fielmente los 11 principios de la propaganda de Goebbels, sin dejar uno. La simplificación, el contagio, la transposición, la exageración y desfiguración, la vulgarización, la orquestación, la renovación, la verosimilitud, la silenciación, la transfusión y la unanimidad, nos rodean y nos impregnan.

Los leo con detenimiento. Las frases que le han llamado la atención de mi amigo constituyen el principio de la vulgarización.

Y nos creemos cualquier cosa que, repetida mil veces, se convierte en "todo el mundo piensa así". Y no nos creemos lo que intentaron decir personas silenciadas porque aquello no les convenía a estos maestros de la manipulación.

Pienso que, en este punto, coinciden el nazismo, el comunismo y unos cuantos ismos que tengo cerca de mi casa de San Quirico. Las personas pueden pasar de personas a personas silenciadas y de ahí a no personas.

A otro nivel, eso mismo pasó en mi casa, con un dibujo que los hijos regalaron a mi mujer en un cumpleaños, en el que el autor reflejaba la situación de la familia en aquel momento, en lo que se refería a novios/as de los hijos/as. Una novia muy maja, que incluso firmó en el cuadro, riñó con el hijo correspondiente y fue borrada, con su firma, en el más puro estilo de la Gran Enciclopedia Soviética y del 9° principio de la propaganda de Joseph Goebbels. En cualquier momento, el artista dibujará el rostro de la chica que se casó con mi hijo; ella firmará y tema resuelto.

Eso, con una novia, no tiene importancia. La vida es así. El noviazgo sirve para ver si con aquella o con aquel, las vidas pueden ir normalmente bien. Que dos novios 'lo dejen' entra dentro de lo normal.

Veo elefantes importantes que han pasado al cementerio de los elefantes y chavalicos con potencial para dentro de unos años, pero que hoy no sirven

En la política, no sé. Veo elefantes importantes, que han pasado al cementerio de los elefantes y veo chavalicos jóvenes, Pedro por ejemplo, con potencial para dentro de unos años, si no se estropean, pero que hoy no sirven. Ya dije el otro día que a Pedro le faltaba un hervor. A muchos otros, también. En algunos casos, más de uno, aunque apunten buenas maneras.

En una empresa que monté, contraté a cuatro chavales. Majos, listos, trabajadores, competentes. Para animarles, un día les dije que, si seguían así, de aquí a cinco años serían unos buenos segundos. Consternación general, porque todos querían ser secretarios generales del PSOE, perdón, presidentes de General Motors en pocos años, y lo que les ofrecía yo era que, después de trabajar mucho, podrían ser personas de fiar, capaces de que los clientes tuvieran confianza en ellos.

En el batiburrillo de los políticos con los que me encuentro a diario en los medios de comunicación y con algunos que me encontré en la cena del premio Planeta, me parece que bastantes se han leído los 11 principios de Goebbels. Algunos de ellos los están intentando poner en práctica. Bastantes no aciertan.

Es que hasta para eso hay que tener nivel.

Me envían frases de Goebbels, el ministro de Ilustración Pública y Propaganda de la Alemania nazi: