La veleta

"Que la veleta,

que la veleta

si el aire no la mueve

se queda quieta"

Oí esta canción en Asturias, en un chigre, y me gustó. La guardé en mi cabeza, como se guardan las cosas importantes. Y pensé que para que mi cabeza —mi veleta— siga funcionando, le tengo que echar aire de vez en cuando. Lo que pasa es que, a veces, le echo aire desde el este y va hacia el oeste, y al revés. Y si eso me pasa varias veces al día, cambiando la procedencia del viento, me canso y me desconcierto.

Ahora estoy recibiendo aires, vientos, ventarrones desde Washington. Donald se ha puesto a trabajar y me lleva como un dominguillo.

Mi amigo Juan me dice: "Cada vez me cae mejor Trump". Otro amigo me asegura que "este tipo nos lleva a la ruina, Leopoldo, y, como siempre, tú no te enteras, fijándote en su chaqueta, siempre desabrochada, y en su corbata, larga, porque se hace el nudo 'de memoria', sin espejo, y así le sale. Y en otras cosas, como sus detalles de no demasiada buena educación. Pero no te fijas en lo esencial".

Aunque a mí me parece que todo lo relacionado con la buena educación, incluida la buena pinta, es esencial, porque refleja una actitud de respeto hacia los demás, me lo salto y empiezo a ver lo que ha hecho este señor después de bailar 'My way' con su mujer. Detalle, por cierto, con el que se ha ganado un punto a favor, porque 'My way' es la canción que yo bailaría con mi mujer si me hicieran presidente de los Estados Unidos.

Hace poco, dije que Donald no me gustaba. Inmediatamente, alguien me preguntó por qué.

Desde ese día, el viento ha soplado y la veleta no se ha quedado quieta, con lo que he recordado —también lo tenía en la cabeza— otros versos de la canción:

"Me llamaste veleta

por lo variable,

por lo variable.

Si yo soy la veleta, tú eres el aire..."

Y como la canción sigue diciendo "que la veleta, que la veleta..." y ya lo he puesto al principio, no lo repito.

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P. G.

Muchos aires:

1. Cientos —miles— de banderas americanas en la Inauguración. Me entusiasma.

2. Himno nacional con la mano en el pecho. Me requete-entusiasma.

3. Bajada de impuestos. Me gusta, como es natural, pero no sé si eso aumentará el déficit, la deuda, los intereses...

4. Realización de grandes infraestructuras. Me gusta, pero habrá que fabricar dinero, pagar intereses, aumentar la deuda...

5. Entre estas infraestructuras, dos oleoductos que les fastidian a los indios sioux (buenas personas, aunque eran los malos en las películas que ponían en mi colegio los domingos a dos pesetas la entrada). No me gusta.

6. Otra infraestructura. Quiere hacer 550 kilómetros de muro entre Estados Unidos y México, que, empalmados con los 1.050 ya construidos, harán más difícil la entrada para inmigrantes sin papeles. Supongo que hay maneras más finas de hacer las cosas. No me gusta.

7. Quiere que lo paguen los mexicanos. No me gusta.

8. Abandono del acuerdo comercial Asia-Pacífico (TPP), cuyo objetivo era frenar a China. (Obama no pudo pasarlo por el Congreso y Clinton también lo quería eliminar). No me gusta, porque les hubiera venido bien a 11 países.

9. Los ministros. Todos millonarios. Me gusta. Tendrán menos tentaciones de meter la mano en la caja o de llevar contabilidades extracontables.

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Argemino Barro. Nueva York

10. Uno es muy amigo de Putin. Me gusta. No sé si Vladímir tiene muchos amigos, porque es muy especial, pero será muy conveniente poderle llamar a su móvil y, sobre todo, que se ponga y te diga: "¡Hola, Rex!".

11. A otros ministros no les importa nada el medio ambiente. No me gusta. Me parece que lo de los oleoductos va por ahí.

12. Dos o tres trabajaron en Goldman Sachs. No me gusta, porque yo también soy muy mío y el que no me gusta, no me gusta. Y GS no me gusta nada.

13. Varios son pro-vida. Me gusta.

14. Quiere que los coches se fabriquen en Estados Unidos. Menos mal que Donald no sabe dónde está Figueruelas, al lado de Zaragoza, con una fábrica importante de General Motors, cuyo director, hace muy poco, hablaba muy ilusionado de su futuro y del futuro de las personas que trabajan allí, y a mí me daban escalofríos.

15. Quiere cargarse el Obamacare, y no me gusta.

No sé qué opinará Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal Americana, en un momento en el que pretende subir los intereses para frenar el posible calentamiento de la economía, mientras Donald quiere calentarla a tope.

No me gusta nada la posverdad y los hechos alternativos, instrumentos que Donald y su equipo utilizan cuando mienten con toda tranquilidad

Leo que uno de los riesgos para este año es 'Unpredictable America'. Es verdad que este mozo es un poco impredecible. O demasiado predecible.

Mi amigo Juan, al que cada día le gusta más Donald, añade: "No olvides que no es presidente porque sí. ¡Que le han votado 62 millones de americanos!".

(Me parece que son más, pero no estoy aquí para precisar demasiado).

PERO NO ME GUSTAN NADA la posverdad y los hechos alternativos, instrumentos que Donald y su equipo utilizan cuando mienten con toda tranquilidad.

Y yo seré veleta, y me moveré según me dé el aire, pero eso de mentir está muy feo. Y la tranquilidad para mentir se convierte en desfachatez sin que te des cuenta.

Y no puede ser, Donald, que hables y yo, automáticamente, piense que has vuelto a mentir y que no se te puede creer nunca, porque te mueves y, peor, hablas según te dé el aire.

Como la veleta.