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Leopoldo Abadía

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Catexit (XVII): no me gusta

Faltan pocos días para el 1 de octubre. Veo a la gente preocupada. Incluido yo, porque a mí no me gusta nada esto de yo me quiero ir, tú no te vas, pues ya veremos

Foto: Centenares de personas, convocadas por ANC y Òmnium, se concentran ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. (EFE)
Centenares de personas, convocadas por ANC y Òmnium, se concentran ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. (EFE)

Las cosas se están calentando. Se suceden las chuladas y las contrachuladas. Mucha gente el 11-S. Muchos alcaldes citados a declarar. Todos ellos, manifestándose. Todos sonrientes, aunque el asunto no tenga mucha gracia.

Mucha gente en L'Hospitalet, con Pedro Sánchez, que ha venido a arropar a los alcaldes del PSC, a quienes algunos insultan, después de reproducir su cara en los carteles, poniendo 'assenyalem-los', señalémosles, como en el salvaje Oeste, cuando ponían 'Wanted'.

El Gobierno central empieza a apretar en lo económico. Y en lo judicial. Aquí está imputado medio mundo. Se incautan planchas de carteles, no se sabe si hay urnas... Lío ante la sede de Unipost. Dos señores, a la cárcel.

Foto: Registros en la 'conselleria' de Economía (EFE)

Estos no sonríen, porque el asunto no tiene mucha gracia. Ya se ve que unos sonríen, otros no. Distintas reacciones ante el mismo tema. Depende de lo cerca que te pase el toro. Y de lo acompañado que estés, porque si hay muchos que gritan lo mismo que tú, eres más valiente.

Faltan pocos días para el 1 de octubre. Veo a la gente preocupada. Incluido yo, porque a mí no me gusta nada esto de yo me quiero ir, tú no te vas, pues ya veremos, te suelto toda la artillería, ya puedes soltarla que no te haré ningún caso, llevo el asunto al TC, ya puedes llevarlo, majo, que no me importa nada lo que digan el TC ni el TS ni el juzgado de guardia de San Quirico.

(San Quirico, que, por cierto, nadie quiere creerse que sea un pueblo imaginario. Debe ser que conocen al alcalde, que el otro día me planteaba su dimisión "porque uno, a los 60, ya no está para que le imputen", y al presidente de la Caja de Ahorros de San Quirico, que es de las pocas cajas que quedan vivas, lo que le permite a este señor tener un sueldo apañadico, como dicen en mi tierra).

Foto: Mossos d'Esquadra escoltan a los vehículos de la Guardia Civil que participaban en el registro de la sede de la Conselleria de Exteriores. (EFE)

Rayos de esperanza. Los voy reuniendo.

Empiezo por un exministro, a quien no hice caso hace unos meses, cuando le preguntaron por el 'tema catalán' y contestó: "Ya está todo pactado", y se quedó tan tranquilo, pasando a otra pregunta.

La CEOE reclama una salida política.

Rajoy dice que no pasará nada.

El lendakari Urkullu pide a Rajoy abrir un diálogo para buscar una solución.

"Hay margen para la reconstrucción del encaje de Cataluña en el conjunto de España", dicen Borrell, Piqué, De Carreras y López-Burniol en la presentación de un libro serio, no como el último mío, que saldrá a final de mes, que ni habla de encaje ni de Cataluña ni creo que me lo presenten esos señores. (Estas dos líneas son publicidad).

Foto: Una familia con dos niños, en la pasada Diada. (Reuters)
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Ángel Villarino. Barcelona Pablo Gabilondo

Puigdemont reclama diálogo y dice que estamos a tiempo hasta unos minutos antes del 1-O.

Almuerzo en Madrid con personas bien enteradas. Preocupadas, excepto uno, el mayor de todos, más joven que yo, pero mayor, que, en un momento determinado, sonríe y dice: "Me gustaría saber lo que están hablando en estos momentos Rajoy y Jordi Pujol".

Desconcierto general, porque no desarrolla el tema y nos deja así.

Como es vecino mío, me cruzo con Jordi Pujol al día siguiente. Le digo "buenas noches", me contesta "bona nit"... y me quedo con unas ganas tremendas de saber si es verdad que ha hablado con Mariano y, si lo es, qué se han dicho.

Foto:

Seguramente, a mi amigo el de la reunión Rajoy-Pujol se le ha escapado una 'boutade', pero yo estoy convencido de que se está negociando, como se negocia, en dos líneas paralelas: por un lado, una serie de declaraciones calenturientas para enardecer al personal y, por otro, un trabajo en serio, que incluye la suspensión del 1-O presentada como un triunfo de las dos partes.

Hace mucho tiempo, escribí que el problema catalán se resolvía en una semana y tres meses, por ese orden.

Una semana para hacer cuentas, lo que te he robado y lo que me has robado. Tres meses —ahora añado: "O los que hagan falta"— para revisar y actualizar la Constitución, manteniendo lo que haya que mantener y renovando lo que haya que renovar.

Me parecen ridículas, repito, esas prisas para hacer una Constitución exprés, como si fuese de confección y no a la medida

Pongo tres meses o los que hagan falta, para indicar que me parecen ridículas, o sea, cosas o actitudes que "por su rareza o extravagancia mueven o pueden mover a risa", me parecen ridículas, repito, esas prisas para hacer una Constitución exprés, como si fuese de confección y no a la medida. Si hemos vivido —nada mal, por cierto— durante 39 años con esta Constitución, podemos aguantar unos meses mientras fabricamos la otra, con competencia, paz y serenidad. Cuando hablo de 'competencia', quiero decir que no me sirve ningún mindundi que se haya leído las aventuras del Capitán Trueno y crea que, por eso, ya está preparado, ni el mismo mindundi al que, por alguna razón desconocida, le haya entrado la prisa constitucional y quiera tenerla redactada como regalo de Navidad a su mujer, que, por cierto, no sabía que ya teníamos una Constitución y agradecerá mucho la nueva, porque pensará que la ha escrito entera su marido. "Es que es más listo...".

Almuerzo con un amigo, de los 'enterados'. Le cuento lo de que ya está todo pactado, que Puigdemont habla de la posibilidad de negociar hasta el último minuto. Me mira con cara de 'enterado', o sea, en este caso, de desprecio, y me dice: "Ya es tarde". Y añade: "Habrá violencia".

No me hace ninguna gracia que, para resolver temas opinables, OPINABLES, acabemos a tortas. No me hace ninguna gracia que, según me dicen, haya que elegir cuidadosamente los temas de conversación en las cenas de amigos, porque no se puede hablar de todo.

Foto: El secretario de Hacienda de la Generalitat, Lluís Salvadó. (EFE)

Que esto es un golpe de Estado, lo sabe cualquiera. Tengo amigos exaltados que me mandan todo tipo de mensajes. Recibo uno, atribuido a Tejero, el del intento de golpe de 1981, que compara este golpe con el suyo y se queja de la mano blanda que percibe ahora en la actuación del Gobierno.

Voy avanzando en la redacción de este artículo y, como es natural, las cosas no se quedan quietas. En este caso, van a peor. Son las cinco y media de la tarde del miércoles y ya hay 14 detenidos. Registros en Presidència y en varias 'conselleries'. Las Fuerzas de Seguridad, en dos barcos en Barcelona y uno en Tarragona.

Ufff.

No me gusta nada. Quiero suponer que hay alguien negociando. Y que ese alguien —esos alguienes (¡?)— tiene sentido común, ganas de arreglar las cosas, no va de chulo, no va a arrollar al contrario, en primer lugar porque no hay contrario, y se va a callar mientras negocia, porque, señores, hay que rebajar el suflé, cursilada que nunca había dicho, pero que refleja lo que hay que hacer.

Quiero suponer que hay alguien negociando y ese alguien tiene sentido común, ganas de arreglar las cosas, no va a arrollar al contrario

Quiero suponer que mi amigo, el que me ha dicho que no hay tiempo, se ha equivocado. Y que, cuando ha hablado de violencia, se ha vuelto a equivocar. Es un hombre listo y con fama de listo. Pero los listos también se equivocan.

Lo del suflé es responsabilidad de los políticos, de los periodistas, de toda persona a la que se le ponga un micrófono delante, de la gente de la calle.

De la gente de la calle, porque tampoco me gusta oír que se produce una "fractura social". Yo, que he vivido otra fractura social, aquella de verdad, grito: ¡¡PERO SOIS MEMOS O QUÉ!!

Fracturas sociales, las menos. O sea, ninguna. Y no me vale que llegue un politiquillo de Madrid o de Barcelona y me diga que tiene la culpa 'el otro'. Que ya lo sé. Que 'el otro' es muy malo. Y repito lo que he dicho muchas veces: cuidado con el muerto. Porque en estos líos, como pase alguno a 500 metros de la manifestación mientras iba a comprar el 'Sport' y le dé un infarto, alguien, de un lado o de otro, le puede convertir en el mártir que necesitamos. Y ayer, ya vi en la tele cómo recogían a un señor del suelo y pensé: "Que no se nos muera, por Dios".

Responsabilidad de los gobernantes, muchísima. Es el momento de demostrar que son estadistas y no simples empleados del Gobierno o del Govern

Responsabilidad de los gobernantes, mucha, muchísima. Es el momento de demostrar que son estadistas y no simples empleados del Gobierno o del Govern. Y si uno se queja de que sufre muchas presiones internas, que se queje, pero que haga lo que tiene que hacer, que es hablar y negociar y sugerir y no reblar. Y si el otro, en su viaje a Ítaca, ha perdido el norte, que se deje de tontadas y que haga lo que tiene que hacer, que es hablar y negociar y sugerir y no reblar.

Me encantaría que fuera verdad lo de la reunión Mariano Rajoy-Jordi Pujol. Ya sé todo lo que me vais a insultar por decir eso, pero lo repito. Y me encantaría leer el acta de la reunión, porque estoy seguro de que saldrían cosas muy positivas.

Foto: Oriol Junqueras sale de la Consejería de Economía. (Reuters)

De paso, me gustaría leer el acta de la cena de Pablo Iglesias, Oriol Junqueras y el portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech, en casa de Jaume Roures. No vaya a ser que, aprovechando el lío catalán, otros pretendan sacar tajada.

Como veis, ahora me ha dado por las actas. Si, de paso, alguien me hiciera llegar el informe de Deloitte que hizo que el Banco Popular se vendiera (¿?) por un euro al Santander, me iba a pasar una semana leyendo y firmaría los artículos:

"Leopoldo Abadía, el hombre más informado de España".

Las cosas se están calentando. Se suceden las chuladas y las contrachuladas. Mucha gente el 11-S. Muchos alcaldes citados a declarar. Todos ellos, manifestándose. Todos sonrientes, aunque el asunto no tenga mucha gracia.